Emily Forbes llevaba una vida común y aburrida, hasta que a su hermana la mordió un vampiro. Desde entonces, Emily deberá enfrentarse a todo tipo de obstáculos que este nuevo mundo propone, pero todos sus planes cambian cuando los Mikaelson llegan a...
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—No hay manera de que haga eso, Niklaus. —Se quejó la chica. Hacía unas pocas horas había despertado en una furgoneta con Stefan y Klaus, y estos le habían contado el plan.
—Por favor, amor. Te prometo que no dudará más de un minuto.
La chica se miró en el espejo que Stefan le tendía. Llevaba un precioso y corto vestido blanco que Caroline le había comprado, junto con unos tacones del mismo color. Se había recogido el pelo en una coleta alta que hacía sus facciones resaltar más. Miró insegura su aspecto.
—Estas preciosa, Ems. —Stefan la interrumpió al ver la inseguridad de la morena.
La chica suspiró antes de entrar al bar y buscar al sujeto. Ray Sutton no paraba de mirarla desde la barra, y se acercó a ella cuando esta se sentó en uno de los taburetes, haciendo como si no hubiera visto al hombre.
—Soy Ray. —Se presentó.
La chica fingió una sonrisa mientras veía como Stefan entraba al bar y la hacía una seña con el pulgar hacia arriba antes de irse a hipnotizar a los clientes.
—Un placer conocerte, Ray. Me llamo Emily. ¿Vienes mucho por aquí?
El hombre asintió, aún maravillado por la belleza de la chica. Su cabello moreno con algunas mechas rubias caía de la coleta que ella se había hecho de forma elegante. Sus ojos fueron lo que más le llamaron la atención. Eran tan azules como el mar, y se podía ver una pizca de maldad en ellos, algo que le divirtió mucho, pues la chica en sí parecía inofensiva.
—Bastante. Es un lugar para relajarme.
Antes de que la chica pudiera asentir, el híbrido llegó, agarrando con fuerza la mano que el hombre trataba de acercar a la morena.
—No la toques. —Advirtió.
El hombre lobo rápidamente se alejó de él.
—¿Quiénes sois?
—Mi amigo Stefan, aquel de allí, es un vampiro. Mi chica, con la que ya has hablado, es una bruja muy poderosa. Y yo... bueno yo soy algo distinto. Un hombre lobo y un vampiro a la vez.
—El Híbrido Original. —Aclaró la morena poniéndose al lado del rubio con una sonrisa.
El hombre lobo pareció entender todo. Intentó salir corriendo cuando el vampiro le cogió de los brazos fuertemente, llevándolo a una silla y atándolo.
—Esto será fácil, Ray. Si nos dices dónde está tu manada, no sufrirás. —Stefan aclaró.
—No lo haré.
La morena sintió pena por el hombre al escuchar el grito de dolor que dio cuando Stefan le clavó un dardo con matalobos. Emily se sentó al lado del híbrido mientras este pasaba su brazo por encima de los hombros de la chica.
—Nik.
—¿Si, amor?
—¿Dónde está Elijah?
La chica Forbes notó como el híbrido se tensó ligeramente al oír la pregunta, y suspiró cansada sabiendo lo que eso significaba: le había puesto la daga otra vez.
Molesta, se levantó de la silla y caminó hacia Stefan y Ray, dejando al híbrido atrás.
—Ray, por favor. Haznos el favor y di dónde está tu manada. —Pidió.
Stefan vió con pena a la chica, antes de volver su mirada al hombre lobo, que parecía no querer decir nada. Suspirando, volvió a mojar otro dardo en matalobos.
Veinte minutos más tarde, iban en la camioneta de camino a la localización que el hombre lobo les había dado. Stefan iba hablando con Emily, mientras Klaus conducía y miraba mal al vampiro de vez en cuando. Sabía que al ponerle la daga a Elijah, Emily se enfadaría con él, pero su hermano jamás le hubiera dejado llevarse a la chica con él. Y lo que el híbrido quería era pasar todo el verano con ella. Pero ahora, ella estaba enfadada con él y no paraba de hablar con Stefan.
<<Es el karma, Klaus.>> Oía las palabras que Stefan le había dicho al salir del bar, cuando Emily le contó sobre Elijah.
Cuando llegaron, Stefan bajó primero, seguido por la morena, que bajó ignorando al híbrido que le tendía la mano para ayudarla.
—¿Todavía no te habla? —preguntó el vampiro, aprovechando la única oportunidad que tendría de burlarse de Klaus.