-Yeonjun debes de creerme lo que te digo... yo realmente te...
-¡No! ¡No lo digas! -Mis ojos se llenan de lágrimas y siento mi corazón romperse. -No está bien decir te amo cuando amas a otra persona ¡No es correcto decir palabras que no sientes! .
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Changbin se encontraba de nuevo en la habitación del hospital, lo habían traído aquí después de que pudo darle unos cuantos golpes a Han Jun pero ¿quién podría culparlo? Ese degenerado no paraba de provocarlo con sus estúpidas palabras y amenazas.
Su manager estaba molesto, todos parecían juzgar la manera en la que se portaba pero... ¿Acaso no había hecho lo correcto? Si una persona pide ayuda lo correcto es ir y ayudarla. Sin embargo, la vida del espectáculo le estaba demostrando que el ser humano no era tan necesario, lo que más importaba aquí era el cómo tus acciones afectarían tu imagen. A nadie le importaba lo que sentías.
Changbin se sintió como un muñeco, uno que debía acatar órdenes sin cuestionar. Los minutos pasaron y todo parecía estar más silencioso de lo normal. Sus dedos se movían con ansiedad con cada minuto que pasaba. En todo este tiempo no había visto a YeonJun. La preocupación lo carcomía junto con los pensamientos negativos que llegaban a su mente.
¿Y si estaba asustado? ¿Y si lo obligaban a firmar esos horribles papeles que le presentaron a él también?
Esa última pregunta hizo que el cerebro de Changbin analiza mejor la situación. YeonJun era la víctima en este caso, si él firmaba los papeles se acabaría todo. Su corazón comenzó a ir más rápido y la adrenalina lo volvió a invadir.
—No... —Con pasos decididos avanza a la puerta queriendo abrirla pero esta estaba con ella. —¡Déjenme salir! —Grita mientras intenta abrir la puerta utilizando más fuerza.
—¡No puedo creerlo! ¡¡Son unos malditos!! ¡¡No se atrevan a obligarlo a nada!! —La voz de Changbin suena más fuerte y desesperada. Estaba perdiendo la cordura, tal vez era la falta de sueño combinada con el estrés lo que le estaba provocando una actitud tan agresiva —¡¡Han Jun!! ¡¡Maldito bastardo!! —O tal vez era la ira y la desesperación de no poder ayudar a un ser querido.
Los gritos se volvieron en golpes en la puerta. Changbin golpeaba con fuerza la puerta provocando que esta se estremeciera y la madera crujiera. La desesperación era igual de alta que aquella noche que YeonJun lo llamó.
—Changbin, por favor debes de venir...
Aún recuerda la desesperación y el miedo que refleja la voz de de YeonJun...
—Me va a matar, ese maldito va a destrozarme al igual que las mariposas que tiene en su cuarto...
Los sollozos...
—Yo no quiero eso, por favor ven...
Y sin embargo él no pudo llegar a tiempo. A pesar de que corrió, a pesar de que llamó a la policía estos no hicieron nada, realmente lo había intentado, realmente había dado lo mejor de sí y no fue suficiente.
—Desgraciados —Las vendas antes blancas que rodeaban los nudillos de Changbin ahora estaban de un color carmín, sus ojos estaban llenos de lágrimas y su corazón dolía. No importaba que tanto luchara, no podía hacer nada.
