En su despacho, sumido en la monótona tarea de clasificar el papeleo inherente a la gestión de la taberna, que en realidad fungía como el refugio de los mercenarios bajo su liderazgo, Renji se esforzaba por poner en orden las cuentas. El murmullo de las hojas y la rasgadura ocasional de un documento daban ritmo a su tediosa labor. La luz del día se filtraba tímidamente a través de las cortinas, pintando con tonos dorados la habitación.
Mientras continuaba con el trabajo, una lechuza se posó grácilmente en el alféizar de su ventana, iniciando un suave picoteo contra el cristal. Renji dejó la pluma en su mano derecha y se levantó, abandonando momentáneamente su tarea. Aquella lechuza era más que un simple mensajero; parecía ser portadora de noticias cruciales.
—Por fin —murmuró, con un destello de anticipación en sus ojos.
Dejó que la ventana cediera ante su mano, permitiendo que el ave se posara con elegancia en su brazo extendido.
—Ven aquí, querida —le dijo, acariciándola con suavidad—. A ver qué noticias traes.
Desenrolló el pequeño papel que estaba atado a la pata del ave y se dispuso a leerlo con una mezcla de expectación y preocupación.
"Lo siento, viejo amigo, no puedo ayudarte. -V"
Renji bajó la mirada con un suspiro, su semblante reflejando una tristeza profunda. Las cartas enviadas a viejos conocidos, la búsqueda de información sobre la pluma de Kairy y la necesidad de aliados ante la amenaza de Neerham parecían chocar contra un muro de rechazo.
—La cosa se complica —dijo para sí mismo, acariciando con ternura la cabeza de la lechuza.
Necesitaba un breve respiro, así que salió de su despacho con el animal posado en su hombro y se encaminó hacia el patio interior en busca de un momento de reflexión. El lugar estaba sumido en un silencio reconfortante, ya que los hombres de Renji se encontraban en plena misión. Algunos se aventuraban fuera de la ciudad en busca de recursos, pieles, alimentos, minerales y artefactos especiales, todo bajo las encomiendas directas del tabernero. Otro grupo de mercenarios se ocupaba de cumplir los contratos proporcionados por nobles que acudían a él en busca de ayuda. Estos contratos variaban desde escoltar carruajes hasta asesinar monstruos o realizar asaltos a bandidos, dependiendo de las necesidades específicas de cada noble.
Se apoyó en la barandilla del segundo piso, contemplando la apacible escena del patio. Rara vez se permitía disfrutar del melodioso trinar de los pájaros que se posaban en los elementos de entrenamiento. Sin embargo, la calma fue interrumpida por la llegada de Kiren y Kairy, quienes regresaban de los recados encargados en la mañana. Al parecer, Kairy ya había dejado a Shiro en la entrada.
El tabernero sonrió, por lo menos ellos dos no le fallaban.
—¿Por qué habéis tardado tanto? —preguntó desde el segundo piso.
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Sarumy
Fantasía'El caos y la tormenta' Eso fue lo que Kairy vio en los ojos de su supuesto salvador, que la contemplaba impasible mientras su bufanda roja bailaba al son de las llamas. En un mundo donde los mapas mienten y las sombras avanzan sin cesar, su salvad...