♡ : IX - VAINILLA

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Hyunjin subió sus manos para acunar el rostro de Jeongin hasta quedar a escasos centímetros de un beso. Sí, deseaba con todas sus fuerzas besarlo, y hubiera querido ser más paciente para escuchar las réplicas del rubio, pero era imposible. Su carácter era ser impulsivo y pasional con lo que deseaba; y sin lugar a dudas, su mayor deseo era hacerle el amor al otro.

Por su parte, Jeongin trataba de aclimatarse a toda la situación.

—Si es una broma, no te perdonaré nunca —expresó con sus ojos clavados en el rostro del castaño, recibiendo una sonrisa condenadamente atractiva.

—No me arriesgaré a que me ignores otra vez

—Ehehe, admito que eres muy persuasivo

—Dioses, me encanta cómo te ríes —confiesa, tomando las manos del menor para dirigirlas a su cuello, para él tomarlo de la cintura con comodidad. —Entonces, ¿me perdonas?

Jeongin ladeó el rostro, suspirando. Hyunjin podía ser un bruto, animal, acosador, sin vergüenza, torpe, buscapleitos, contradictorio, orgulloso, cabezota, poco delicado con un sinfín más de malas cualidades, pero también lo compensaba con esos detalles tan quita alientos que no entendía del todo. Que vamos, no estaba seguro de querer pasar al siguiente nivel esa misma noche, pero se arremolinaba con más fervor en su pecho una incipiente necesidad de ser tocado, deseado, querido, amado... No sería del todo malo quedar a su merced una vez más.

—Sólo si así terminas lo que empezaste —se aventuró a decir esta vez con una sonrisa genuina. —Queda usted perdonado, señor Hwang.

Hyunjin soltó una risa leve, pegando su frente a la de Jeongin, con el corazón repiqueteando más rápido.

Había sido un malentendido diminuto, pero con la fuerza suficiente para lastimar a Jeongin, y juró por la tumba de sus abuelos que no ocurriría de nuevo.

Tomó iniciativa para mirar una vez más al rubio, acercar su rostro y por fin besarlo. Habían pasado horas desde su último beso, pero el miedo de no poder hacerlo de nuevo carcomía su mente. Aprovechó el contacto para llenarse del sabor dulce que se impregnaba conforme pasaba sus labios y desfogaba sus ansias de poseer esos besos el resto de sus días.

Las rodillas de Jeongin temblaban ante un beso fuerte y distinto de los demás: un beso de reconciliación. Negarse a esas alturas sería presunción, o negación sin sentido. Abrió sus labios, dándole acceso al castaño para deleitarse y que jugara con su lengua. Dioses, era un perfecto momento para perder la cordura y permitirle acceso a todo.

—Por cierto, volviste a llamarme "Señor Hwang" —pronunció Hyunjin contra la boca ajena, desinhibido —Me temo que tendré que castigarte Jeongin.

Jeongin rodó los ojos. Seguía poseyendo ese agridulce sentido del humor, aunque no supo si hablaba en serio o solo por romper el hielo.

—Eres un torpe. ¿Qué está pensado tu altanera mente? —lo retó.

—En sexo vainilla

—Ja, ¿Qué?

—Sí, tu castigo será que no puedas olvidar esta noche —acercó su boca al oído de Jeongin para morder su lóbulo y agregar —Porque no voy a dejarte dormir

Antes de que Jeongin pudiera replicar, los labios de Hyunjin volvieron a su asalto para robarle el aliento. No supo a qué hora las manos del mayor comenzaron a acariciar sus glúteos, sacando suspiros entre los besos hasta derretir sus sentidos, como si cada caricia fuera un boleto al paraíso.

Hyunjin lo acorraló contra la mesa principal de la sala y con un movimiento rápido, lo tomó de los muslos para sentarlo en la madera y situarse en medio de sus piernas para continuar el beso. Desabrochó cada botón del pijama para dejar al descubierto el cuello y succionar con fuerza, pretendiendo marcar ese espacio.

Buen chico, Jeongin ❁ HyunInWhere stories live. Discover now