♡ : XI - CAMISA

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Tres semanas después. Un día previo al Fashion Week...

Hyunjin había acorralado a Jeongin contra la puerta de su oficina en cuanto el último contratista terminó de firmar la solicitud y confirmar asistencia en el evento. La ventaja de poseer oficinas interconectadas era que podía entrar a su gana y besar al pelinegro sin falta cada veinte minutos durante el horario laboral.

Esas tres semanas habían sido gloriosas, encendidas, placenteras y llenas de sexo. Jeongin seguía sin acostumbrarse al ritmo de intromisión de Hyunjin, especialmente después de hacerlo encima de la mesa de su casa; o en el sofá; o en la ducha; o el sexo oral debajo de su escritorio mientras Hyunjin hablaba con un director de diseño; o por el encuentro en la sala de juntas de la semana pasada; o por provocar una fisura en la cabecera de la cama en el apartamento del australiano... Vale, Hyunjin era de verdad una bestia.

—Dioses, quiero hacértelo —decía contra su boca, apretando sus nalgas.

—Hyunjin, no podemos. Recuerda que hicimos un pacto —respondió tratando de controlarse con cada beso.

A pesar de llevar una vida sexual sumamente activa, el único lugar donde Hyunjin no lo tocaba más allá de la masturbación o felaciones, era su oficina; la razón especial era porque Jeongin no podía bajar su voz cuando Hyunjin lo penetraba. Y aunque Hyunjin fuera el dueño de Hwang's Company, tenía que preservar la etiqueta laboral con rigurosidad, al menos para seguridad de Jeongin, porque si traspasa el límite de empezar a tener relaciones en su trabajo, adiós compañía; no por la preocupación de que alguien los oyera, sino por el irrefrenable instinto de Hyunjin de follar cinco horas seguidas.

Así que no. Ambos acordaron no tener relaciones en ese lapso del día. No avanzarían los proyectos si Hyunjin (en específico) sucumbía a sus instintos en la oficina.

—Lo sé, joder, lo sé —dijo, conformándose con poder tocar superficialmente al pelinegro.

—Ehehe, hoy saldremos temprano, no te angusties —literalmente Jeongin era el ancla perfecta a la realidad. —Me dijiste que el plan era irnos a tu apartamento

—Sí, es cierto —sonrió con lascivia, ahora paseando sus manos en la espalda. —Deberíamos probar algo nuevo esta noche

—Te recuerdo que debemos dormir temprano porque mañana comienza el Fashion Week

—Agh, honestamente no quiero ir

—Hyunjin, somos los host oficiales para las bebidas de todo el evento. Tenemos que estar ahí —respondió sonriendo de lado.

Al menos lograba calmar a la bestia rubia frente a él únicamente con una mirada derrite-corazones. A pesar de que esas tres semanas hubieran pasado volando, él sentía que había sido el tiempo perfecto para conocerlo, adentrándose de a poco en el mundo que significa la verdadera esencia de Hyunjin, facetas que no demostraba ante ninguna persona, manías, modismos, etc. Incluso había convivido con el señor Lee de una manera informal, ya que Hyunjin insistía que solo a los amigos de confianza les hablaría sobre su relación.

Por otro lado, la conversación con Ryujin debió esperar un poco en tanto Hyunjin ordenaba sus ideas. Le habló sobre su cita con el psiquiatra Cumberbatch, antes de referirse al mismo doctor como "soberano hijo de puta", darle un beso, voltearlo sobre la cocineta y darle la tercera ronda de sexo de ese jueves de confesiones.

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[FLASHBACK.]

La reunión del jueves se llevó a cabo como se previa. Hyunjin entró en el despacho de aquel psiquiatra a quien le guardaba rencor infantil, todo por una riña durante una de las exuberantes fiestas que Minho solía organizar. Por aquel tiempo, Hyunjin seguía enganchado al recuerdo de Ryujin, y como era de esperarse no tardó en quedar borracho, tomando al primer infortunado como interlocutor para contarle detalle a detalle su historia con la mujer. En esa noche, Beomgyu fue el elegido. Se había limitado a mirarlo de reojo y seguirle el hilo de la plática con respecto a su ascenso con Hwang's Company y su frustración con Ryujin. Fuera de sus horarios laborales, Beomgyu no era fanático de escuchar los problemas ajenos, mucho menos si pedían consejos gratis, así que decidió cortar tajantemente la inspiración del gorila rubio.

Buen chico, Jeongin ❁ HyunInWhere stories live. Discover now