M.I.A [5]

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El sonido del cuchillo siendo afilado reinaba en esa habitación iluminada por lámparas de baliza, era tenue su luz, por lo cual se podía ver únicamente a los cuatro atados y un radio de corto alcance

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El sonido del cuchillo siendo afilado reinaba en esa habitación iluminada por lámparas de baliza, era tenue su luz, por lo cual se podía ver únicamente a los cuatro atados y un radio de corto alcance.

Como usualmente hacía, tarareaba tranquilamente al son de "The New Twister", terminando de asear los utensilios de tortura. Palmeo sus manos dando a entender que había terminado y estaba listo para empezar.

Comenzaron a despertar de a poco, el primero en despavilarse fue el joven de anteojos, sus párpados eran pesados, se sentían cansados y ni siquiera habían hecho algo lo suficientemente agotador. Recordaban estar peleando por la joven de ojos oro, luego apareció un tipo sonriente, acabando todo de forma borrosa. Lograron salir de su trance dándose cuenta que sus extremidades estaban atadas, el pánico les subió a la cara al ver al joven sonriente de frente.

—¡Loco de mierda, sueltanos ahora!

—¿Por qué debería? Son un regalo de mi lindura de ojos brillantes, me dio completa libertad de hacer lo quiera, es una oferta increíble, me ahorré muchas cosas.

—Créeme, en cuanto me suelte de aquí, te dejaré irreconocible ese rostro maldito hijo de puta —era increíble las agallas para hablar así estando completamente sumiso en esta situación.

Alastor comenzó a carcajear en un intento de soltar toda la gracia e ingenuidad que llevaba consigo esas palabras susodichas. Su risa no era normal, al principio era como una cualquiera, luego su voz comenzó a distorcionarse. Los otros estaban atentos escuchando la conversación, cuando este empezó a reír, entraron en shock al escuchar esa risa tan disfuncional.

Luego de un gran número cómico se acercó al valiente con las manos en su espalda, paró unos centímetros frente suyo, se agachó para estar cara a cara y sonreír diciendo.

—Valientes de palabra como tú, me dan satisfacción a la hora de comer —un alarido lleno la habitación, su rodilla fue destruida por un cuchillo mondador de 9 cm. Alastor comenzó a girarlo contrario al reloj abriendo la piel y cortando los músculos dejando sin movimiento la pierna izquierda del hombre—. Veamos que hacer con tu lengua.

Las lágrimas eran un río corriendo, creía que sería algo más suave, un simple hombre cuidando a la chica que quiere. Nunca creyó que terminaría desangrándose, con un cuchillo incrustado en su rodilla e incluso perdida sin movilidad alguna. Si sale de esta, juraría que por más mujer bonita que se encuentre, nunca volverá a ser tan imprudente.

—Bueno debería ser agradecido y comenzar antes de que la carne se vuelva dura e incomestible. Recuerden que cuando esta tensa, es fea a la hora de cocinar, luego degustarla podría ser insatisfactorio.

—¿Acaso nos vas a cocinar?

—Claro, planeó jugar un rato y luego acomodar mis ingredientes cada uno en su sitio —sus ojos eran resplandecientes, ese rojo carmesí los adornaba a la perfección. Tomó la lengua del sujeto en frente suyo, la estiró y la cortó con el filo hirviendo, no se hicieron esperar los gritos desgarrados junto a la sangre manchando todo.

Comenzó poco a poco con las torturas físicas, de pequeñas amputaciones, quemaduras, arranque de hebras, entre otras cosas.

Colocó los ojos arrancados en salmuera junto con las lenguas, el cabello lo tiró a un rincón de la habitación, no servía para nada más que problemas. Los interfectos estaban completamente desastrosos, se acercó al de anteojos para sacar de su frente el cuchillo de 13 cm incrustado, la cara estaba dura, su expresión era un deleite. Con una sierra, comenzó a cortar las extremidades para hacer más fácil el trabajo que sería luego el abrir el torso y vaciarlo por completo. Tardo al rededor de media madrugada, fue algo complicado, pero como alguien con experiencia no fue tan malo.

Estómago, hígado, páncreas, intestinos tanto grueso como delgado, riñones, pulmones, todo fue puesto en bandejas para ser refrigerados y cuidados a la espera del almuerzo o cena. A base de martillazos, abrió los cráneos para romper los huesos, conseguir los cerebros, aunque quería uno como recuerdo, la emoción le ganó destrozandolos al instante.

Tomó bolsas de basura y colocó los restos innecesarios en ella dejando lo demás al mandado de refrigeración para luego comer como rey por unos días. Quemó la ropa de los hombres junto con las pertenencias que llevaban consigo, limpio el desastre, acomodó las cosas en su lugar y bebió de la sangre que extrajo de los cuerpos para dar por acabado el duro día de diversión.

—Gracias por la diversión, Astarté, espero volver a vernos rata escurridiza.

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M.I.A - Alastor [Hazbin Hotel][+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora