Esas noches de películas me llenaban de felicidad...
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Pero en esta no fue en caso.
Los días pasaron en el dojo, e de admitir que la presencia de Satoru no era tan mala, si era molesto a veces con sus bromas pero era lo que haría cualquier adolescente.
-Oye Gojo, que te parece esta falda?-le mostré unas faldas en mi celular que tenía pensado comprar. Él apartó la vista de su teléfono y miró el mío.
-Muy feas, pero si las llevas tú..-puso su mano en su mentón pensando ligeramente.-No puedo esperar a quitártela.-
-Ay si, pues cuando quieras.-nos miramos mutuamente y comenzamos a reír, era nuestra forma de bromear.
-Ahora en serio, no me gustan, pero si las usarás con tu Jersey morado con rayas negras no estaría mal.-me parecía divertida la imagen de Satoru como un estilista, realmente lo parecía.
-Está bien, seguiré buscando algunas.-dije volviendo mi vista al teléfono, pronto sentí un pensó en mis piernas haciéndome bajar la mirada, encontrandome a Satoru, tenía la cabeza apoyada en mis piernas, mientras seguía jugando en su teléfono.
A pesar de que nos conocíamos de muy poco tiempo, él era el tipo de persona que gana confianza rápido y que mantiene contacto físico constante con quien quiera, no me molestaba, pero no estaba acostumbrada a eso.
Sin saber que hacer, deslice mi mano hacia abajo comenzando a acariciar su cabello, él se tenso, pude notarlo, pero no se quejo y se dejó hacer caricias. En un silencio cómodo ambos continuamos con nuestras cosas.
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Más tarde escuche unos gritos, venían de otra habitación, entonces me di cuenta de que Satoru estaba discutiendo con sus padres.
-Satoru debes dejar de comportarte como un crío! Con esa actitud nadie va a quererte nunca!-era la voz de su madre.
-Crees que me importa?! Prefiero ser yo mismo antes que gustarle a la gente!-gritó de vuelta Satoru, me sorprendí al escuchar un golpe en seco.
-Estúpido niño malcriado, obedece de una maldita vez.-la voz de su padre se hizo presente, luego de eso no se escuchó nada más.
Para luego escuchar el chirrido que provocaba la madera al ser pisada, Satoru había salido. Algo preocupada salí para buscarlo, lo pude encontrar frente al estanque.
Me agaché a su lado viendo de reojo su mejilla enrojecida, su padre lo había abofeteado.
-Estas bien?-pregunté con voz suave.
-Eh? Obvio idiota.-habló evitando mi mirada.
-Escuché su pelea.-hablé directa.
Él suspiró, ocultando sus ojos bajo sus gafas, sentándose en el césped e inclinando su cuerpo hacia atrás apoyado sobre sus manos.
-Está bien si no quieres decirme, pero me quedaré para que no estés solo.-sonreí sentandome junto a él.
-Gracias.-en silencio me mantuve observando los peces del estanque. Había una carpa negra junto a una blanca, a su alrededor una de un rojo suave con manchas blancas. Y por último una de un amarillo suave.
--Sabes, conseguí un juego nuevo, quieres jugarlo más tarde? O tal vez ver una película?--pregunté tratando de animarlo ligeramente.
--Una película no estaría mal, en el futón.--dijo sonriendo ligeramente.
--Muy bien, iré a prepararlo todo.--asentí y me levante caminando dentro del dojo.
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Después de un rato Satoru entró a la habitación una vez le dije que estaba todo listo. Él escogería la película.
Una vez se puso a mi lado nos cubrimos con las sábanas, y como de costumbre el albino estaba comiendo sus kikufuku favoritos.
-Pusiste una de terror?-pregunté tomando la almohada.
-Si.-giró su mirada al ver como cubría mi rostro con la almohada.-Ni si quiera da miedo.-
-Lo sé pero no puedo evitarlo.-solté la almohada y sujete el brazo del peliblanco.
-Que miedosa.-se burló, pasando mi mano por mi cintura.-No te preocupes, el gran y poderoso Gojo Satoru está aquí para protegerte.-
-Oh en serio? No lo puedo creer, eres tan grandioso.-dije en un tono sarcástico, tomé un dulce y comencé a comerlo viendo de nuevo la película.
Estaba tan concentrada que apenas noté que Satoru se había ido de la habitación, una vez me di cuenta comencé a llamarlo.
-Gojo? Donde fuiste?-no hubo respuesta, de forma brusca las luces se apagaron junto a la televisión.-No tiene gracia, sal ya.-
Comencé a ponerme nerviosa, mi pulso era cada vez más acelerado. En ese momento sentí una mano fría en mi hombro, me di la vuelta lanzando un puño, no golpeé nada.
De nuevo esa sensación por toda mi espalda. Por instinto corrí hacia la esquina de la habitación, para no darle espalda a esa cosa que estuviera ahí.
-Vamos Satoru no es nada gracioso.-volví a decir con algo de miedo.
Entre la oscuridad podía distinguir una figura, era de una mujer, era alta y su cara cubría su rostro, lo más extraño eran las vendas alrededor de todo su cuerpo, mis ojos se llenaron de lágrimas mientras me hacía una bola en la habitación, definitivamente Satoru no me estaba gastando una broma de mal gusto.
___________________________________________ Ya tenía unos cuantos capítulos hecho, y para esta historia me falta imaginación así que no sé cuando habrá nuevo capítulo pero espero este les guste.