Onceavo murciélago navideño

353 49 22
                                    

Johnny cargó a Ten hasta su habitación, estaba tan preocupado, Ten había permanecido callado durante el trayecto hacia el hotel. Tenía una respiración agitada y al parecer el efecto de la pastilla que había tomado ya había disminuido.

Cuando entraron, Ten solo observó a Johnny sin saber exactamente qué decir.

Y una parte de Johnny tampoco quería salir de allí, quería tomar a Ten entre sus brazos, sería lo coherente y lo que todos querían, era lo que hacían los alfas y los omegas.

—Si te lo pidiera ¿Lo harías? —El silencio fue roto por un Ten sonrojado.

—Escuchaste lo que dijo el doctor. —Johnny dijo. —Aunque te ayudará hoy, tu cuerpo sufrirá porque...

—¡Tú sabes que lo eres! —Ten gritó. —Yo no te lo pediría si no fueras tú.

Johnny bajó la mirada, es que se sentía real de una forma que no le gustaba, nunca pensó que el mito de que los "destinados" era real, de hecho nunca pensó en que encontraría un omega puro como lo era Ten y que su cuerpo reaccionara solo a un simple olor.

Ten siempre era más fácil ubicar por su olor, más que Taeyong o Jungwoo.

—Lo siento, Ten. —Johnny dijo con una mueca de disgusto mientras se sentía ansioso.

La cara de Ten cambió. Empezó a quitarse su ropa y a sudar, sentía tanto calor a pesar de que estuviera nevando afuera.

—Tienes razón, sí, sí yo fuera tu destinado, reaccionarías como yo ¿No? —Ten dijo. —El celo del omega y el rut del alfa se sincronizan para hacer una primera vez memorable. —Subió a su cama.

—Es por mi medicamento. —Johnny dijo sin querer en voz alta.

—¿De qué hablas? —Ten mencionó. —¿Tomas medicamento?

—Los inhibidores son para omegas, pero hay supresores para alfas, los que permiten que el monstruo que vive dentro de nosotros jamás se atreva a salir. —Johnny murmuró. —Tu olor siempre ha sido más fuerte y mi alfa interno lo nota, pero no creo que sea el mejor momento, lugar, o... No sé si me vas a odiar después.

—¿Por qué te odiaría? —Ten mencionó levantándose de la cama y caminando a Suh.

La lentitud fue tortuosa, la desnudez que mostraba Ten era exquisita para Johnny, definitivamente era un regalo que estaba ansiando recibir.

El calor que sintió Johnny cuando su piel tocó la del omega, era demasiado. Cuando Johnny se inclinó hasta quedar a la altura de los labios de Ten y el omega los tomó, supo que no podía seguir reprimiendo lo que deseaba, que aunque no quería ser lo que juró destruir, terminaba con serlo, con un omega en celo, con... Con lo que parecía ser su destinado.

Ten lo fue guiando a la cama en silencio y con lentitud, mientras se deshacía del abrigo de su guardaespaldas, la ropa empezaba a estorbarle.

Ambos tenían tatuajes, cicatrices que marcaban una vida que querían vivir, pero que al mismo tiempo les llenaba de pesar. Ten besó los labios de John con calidez y John besó cada uno de esos tatuajes en la piel del omega.

El olor a masa recién horneada era dulce, calaba en la nariz de Johnny y solo podía recordar lo feliz que era oliendo ese aroma en casa, cuando su madre hacía las mejores galletas de jengibre.

Y Ten se sentía protegido, Johnny no olía a nada, supuso que era por las medicinas que ingería, pero aun así era caliente, era un sueño que jamás pensó que se podría materializar, era lo que siempre deseó y nunca creyó merecer.

El sueño de un amor, de un destinado, de un romance con un alfa era algo que no podía permitirse.

El aroma de las pieles en esa fría habitación, el sonido de los beso, el sabor de la saliva. Todo era perfecto.

The Bat Christmas (JohnTen/ NoMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora