Amor Correspondido

12

Había llegado el 24 de diciembre, día tan esperado. La pelinegra se encontraba caminando por los pasillos de la escuela, era la única junto con dos de sus compañeros los cuales no encontraba, se sentía mal, muy mal. No le gustaba estar sola, no quería recordar esa soledad que la atormentaba una y otra vez, quería ver a Yuta o su salvador como mitsuya lo llamaba.

Le dolía todo el cuerpo, Nanami le había asegurado que volvería, lo haría como todas y cada una de sus misiones, siempre le prometía qué volvería y siempre lo hacía, sabía que Nanami jamás moriría y el día que eso pasara... ¿Qué haría?. No lo sabía y no quería saberlo.

Su mente empezó a divagar por diversos pensamientos, ¿Qué haría sin Mitsuya? Era una maldición, pero sin duda, la mejor de las maldiciones.

Era aquel chico inolvidable que siempre estará en su mente, y su amor. O al menos eso creía.

Sabía que Mitsuya estaba en peligro, era el más probable de que se fuera de su lado, era un terco y ella lo sabía. Lastimosamente ella se lo había enseñado.

De una u otra forma este mismo la hacía sentirse tranquila, le había prometido que siempre estaría con ella. Confiaba en el y ese era el problema.

Sabía que no hablaba con Satoru debido a los problemas que habían tenido, lo extrañaba, extrañaba esos momentos en donde el albino se dedicaba a hacerle pura burla pero no podía olvidar que había estado ocultando a su enemigo durante mucho tiempo. Había confiado en el, su venganza siempre estuvo frente a ella, Satoru era la respuesta, pero le mintió.

Sabía que Geto tenía que ser alguien muy importante para el por haberlo ocultado todo ese tiempo, saber que todos en la escuela sabían sobre el paradero y pasado de Geto menos ella, le dolía pero como siempre no lo demostraría. Solo se alejaría de esa escuela porque ahora no se sentía parte de ella. ¿Que será de Gojo?