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Todos estaban listos para asistir a la pelea, esa guerra dejaría desastres y todos lo sabían. Aunque Yuta sabía todo decidió quedarse en la habitación de la pelinegra, cuidaba de ella hasta que cayera en el sueño y Mitsuya hiciera presencia. El ya nombrado había estado entrenando en esos días, sabía que tenía que estar listo y su favor también lo estaba, Mitsuya moriría ese mismo 24 de Diciembre.

Era un sentimiento muy grande, quería estar con ella para siempre, lo prometió y quería lograrlo, pero a veces no hay solución a todos los problemas, al menos no a los de el.

Cada que pensaba que por fin seria feliz algo ocurría, cuando intento declararse ante la chica lo asesinaron. El sentimiento de cobardía no se iba, siempre que recordaba ese momento su cuerpo perdía la fuerza, recordar todo el dolor qué sufrió lo hacía estremecerse.

El sabía que por no declararse antes ahora no tenía oportunidad ¿Verdad?.

Estaba decorando el patio trasero, para el era un día muy especial, aquella niña que amaba cumpliría un año más de vida y aunque a ella no le gustaran las fiestas el le haría una

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Estaba decorando el patio trasero, para el era un día muy especial, aquella niña que amaba cumpliría un año más de vida y aunque a ella no le gustaran las fiestas el le haría una.

Mitsuya: Akanje-san...

La pelinegra lo miro con duda sin dejar de hacer lo que estaba decorando.

Mitsuya: quería... Tu permiso...

Akanje: ¿Permiso? ¿Quieres comprar algo? Puedo darte dinero si quieres.

Mitsuya: no... Nada eso... Quería pedirte tu permiso porque... Quería que _____ fuera mi... Novia.

Su rostro se torno rojo mientras que con su mano se tapaba para ocultar la vergüenza.

Akanje: ¿Qué? ¿No se supone que ya lo eran? Esa niña...

Mitsuya: ¿Eh?

Le había sorprendido, sabía que Akanje era una persona sobreprotectora, esperaba algún regaño o algo por el estilo.

Akanje: puedes estar con ella, claro, solo si ella quiere. Pero eres un niño muy digno de su amor, anda cuéntame, que te atrapó de ella.

Tomo dos sillas e hizo que el chico se sentará, tal cual como viejas chismosas. Costumbre que tiempo después Mitsuya agarro.

Mitsuya: veras... No lo se... Cuando me di cuenta ya estaba enamorado, me encanta que es alguien fuerte, inteligente... Y además, su pelo... Y... Y sus ojos son muy... También sus manos, como camina... Cuando se enoja... Cuando muestra esa sonrisa que casi no lo hace.

Akanje lo miraba con una ligera burla en su cara, pues inconscientemente el chico estaba sonriendo mientras miraba el suelo. El la amaba, la amaba como ningún otro chico lo haría, ¿En donde se conseguían de esos?.

Amor CorrespondidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora