9

351 26 28
                                        

Satoru y _____ estaban acostados en su cama, viendo a la nada

Satoru: te gusta Yuta?

______: podría decirse que si, es un chico realmente dulce y atento... Aún así, no sé nada del amor

Satoru: no creo que le intereses

______: ¿Que? ¿Ahora vas tu a darme consejos de amor? Eso sí sería ridículo

Satoru: no es eso... Presta atención a como se tratan el y Maki, la trata diferente a ti

Era cierto, Yuta trataba a Maki con más confianza e incluso pasaba más tiempo con ella, a decir verdad era algo que la afectaba, ni siquiera tenía amigos.

______: ¿Y tú cómo te diste cuenta?

Satoru: es demasiado fácil para mí, mis seis ojos me permiten ver todo, sin excepción.

______: ¿Y tú te enamoraste de alguien?

Satoru: incondicionalmente, es una chica extraordinaria ¿Sabes?

Mitsuya los miraba a ambos, el sabía todo de todos, era una maldición chismosa ya que no había ni un solo secreto que el no supiera.

______: ¿Cómo te enamoraste de ella?

Satoru: la salve y...

El albino se puso a recordar, como se había enamorado de la pelinegra...

_______________________________________

Una niña de 8 años estaba encadenada en una habitación obscura y llena de maldiciones, ¿Lo raro? No la atacaban. La misión se catálogo de nivel 2 así que mandaron a Satoru debido a la falta de hechiceros. El albino iba maldiciendo a la nada, no estaba bien para hacer misiones. Recientemente había ocurrido la tragedia de Riko y la traición de su mejor amigo... Suguru Geto.

Según los informes de la misión su propio clan pedía que acabarán con ella, era un monstruo, Yaga le había informado a Satoru que no importará quien era la niña, la debía asesinar.

Camino hasta aquella sala, bastaría con golpearla y lanzarle algo de su ritual maldito. Pero su sorpresa fue grande cuando la chica levanto su mirada y miró esos ojos, esos ojos eran iguales a los de Akanje y el lo sabía, era la chica que había salvado. ¿Que hacía ahí?

______: ayúdame...

Rogó con unas lágrimas en sus ojos, tenía miedo inmenso y maldiciones la rodeaban, por alguna extraña razón no la atacaban.

Satoru: ¿Quien te trajo aquí?

______: el... El hombre que ganó mi juicio... Sácame de aquí por favor...

Satoru cayó en cuenta, los peces gordos como el los llamaba, eran responsables de eso.

Satoru: ven conmigo, prometo que no va a pasar de nuevo.



Nanami: ¿Por qué la tendría que cuidar?

El rubio con peinado de lado lo miraba enojado, tener que cuidar a una mocosa, no era lo suyo.

Satoru: piénsalo, contigo los peces gordos no harán nada, solo tienes que cuidarla en lo que entre a la prepa, prometo que yo pago todos sus gastos.

Nanami: estaba pensando en retirarme... No es lo mío.

Recordó a su compañero, Haibara. De cierta forma la pelinegra que yacía dormida, le recordaba a el, incluso su sonrisa era parecida.

Amor CorrespondidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora