Capítulo 10 "Sentimental"

19 3 1
                                    

Mientras estábamos amasando los dos junto, nos habíamos olvidado, lo mal que habíamos terminado aquel día.

Parecía como si nunca hubiera pasado nada, capaz luego saldría ese tema, pero preferimos hablar un poco sobre nosotros.

¿Quienes eran Leo y Iris?

El me pregunto si yo vivía sola en esta inmensa casa llena de cuarto, aparte no habían fotos colgadas, para suponer que si yo tenia hermano o padres.

La verdad, yo vivía completamente sola, aunque a veces venían mis hermanos y mis padre de visita.

No tenia tanta relación con todos ellos, por que nuestro pasado, no era el más lindo de recordar.

En mi familia siempre fueron de discutir muchísimo, para no decir que discutían por cualquier boludez que se les ocurría.

Con mis padres tenia una relación muy poco estable, ya que ellos siempre esperaban mucho de mi. Esperaban mucho de todos y querían que yo siguiera el ejemplo de mis hermano.

Mi hermana Lud, era una persona bastante dotada, siempre le iba bien en todo y era una de las personas que fue mas veces a la bandera que todo el colegio. Envidiaba su capacidad para aprender rápido y la voluntad que ponía, para destacarse de los demás.

Ella tuvo un apoyo incondicional de mi abuela, ya que ella no se crio con nosotros, por que desde chiquita ya vivía con ella, por que mi viejo no la podía cuidar.

Luego, le seguía mi hermano Zequi, que el tenia un grandioso intelecto y como mi hermana, no se tenían que preocupar en destacar con las notas, por que a el ni le hacia falta estudiar, para aprobar todo, aunque debo decir que el tuvo las peores de las suertes en su vida.

Lud y Zequi, eran hermanos del mismo papa que yo, pero no de la misma madre, ya que sus padre se separaron al poco tiempo de nacer mi hermano, así que el no tuvo a una figura materna que lo pudiera consolar cuando lo necesitara.

En cambio, ese rol lo hacia mi abuela Vala, ya que ellos fueron los primero nietos que mi padre le había encargado, para que cuide mientras el trabajaba.

Y sin olvidarnos de mi querido hermano Uri, que era el que mas se tenia que esforzar en las cosas, por que no tenia la misma capacidad de aprobar todo tan fácil, como mis otros hermanos.

Era mucho de mandarse cagadas y como era hijo de otro padre, y mi madre se junto con mi padre Robert. Habían grandes diferencias entre nosotros, lo cuales nos llevaron a situación, que niños pequeños no tenían que por que ver.

Ya se que es todo un lio de entender, pero en resumen, mi padre habia adoptado al hijo de mi madre que tuvo con otro individuo y depues d eesa situacion, naci yo.

A mi no me iba para nada bien en la escuela, las cosas de mi casa me afectaban mucho, tenia comentarios ofensivos hacia mi cuerpo todo el tiempo de parte de todos ellos, justificándose con un "Te lo digo por tu bien, pero a vos no se te puede decir nada", tenia constantes peleas con todos, por ser como soy o por supuestas mente "No hacer nada".

A lo que me llevo tener muchos problemas tratando de complacer a todo el mundo, con miedo al abandono y encariñiandome con personas que capaz no me hacían bien psicológicamente.

Mi vida era una mierda, hasta que encontré en donde podía refugiarme y encontré el arte.

Pintaba, dibujaba, escribía de todo, hasta poemas, canciones e incluso historias.

Pero mis padres una aceptaron cien por ciento eso, decían que no hacia nada, que perdía mi tiempo, a lo que nunca negué esas cosas que decían de mi, por que sabia que ellos no lo iban a entender.

Cuando me decían cosas así, mi corazón quería dejar de latir, me decía a mi misma "Estoy haciendo algo, pero ellos no lo ven, encima me exigen mas y se contradicen", de en serio nunca los pude entender.

Toda mi infancia fue una verdadera tortura, y no solo para mi, si no para todos lo que vivíamos en esa casa. Puedo confirmar que si teníamos días lindos, pero era una felicidad momentánea, nunca se quería quedar mas de cinco minutos en mi casa.

Y no juzgo a la felicidad, por no quedarse en mi casa, ni yo quería hacerlo, aunque me encerraba en mi pieza y en una esquina que estaba rodeada por mi escritorio y un caballete que tenia un lienzo pintado a mano de "La noche estrellada", ponía enfrente de mi una silla llena de ropa, para hacer como un bunker donde podía llorar tranquila.

Ahí nadie me podía juzgar, burlarse de mi, ni decirme "Maricona", por llorar por absolutamente todo.

Y es que lo admito, siempre fui de sentimientos intensos y fuerte, aunque me quería demostrar fuerte y fría delante de todos. Yo me conocía, y sabia que no era así, sabia que todo lo que escuchaba me dolía y me hacia mierda en segundo.

Y aunque siempre trataba de defenderme y no llorar, siempre se me cerraba la garganta y no podía hablar y si hablaba tartamudeaba.

Esas situaciones eran rutinas en casa, así que cuando mis padres se separaron, se fue cada uno hacer su vida y a mi me dejaron a cargo de mis hermanos.

Los años pasaron y cada uno iba haciendo su vida lejos de esos muros llenos de traumas, tristeza y dolor. Hasta por fin quedarme sola, sin nadie, extrañando a todos, pero no extrañando nada a la vez.

Era una angustia constante en pensar en ellos y dormirme llorando, preguntándome "¿Por que tuvimos que vivir cosas así?"

En fin y al cabo, la vida te presenta situaciones no tan agradable, para enseñarte cosas, aunque vos no quieras

Ya estaba siendo todo muy triste, así que decidí preguntarle a Leo sobre su vida.

El me dijo, que cuando era niño no tuvo tantos problemas, pero ya de grande los padres se habían superado, un año después de eso su padre sufrió de un choque que acabo con su vida y Leo jamas pudo superar la ausencia de su padre.

Su madre se lamenta todos los días, por dejar al hombre que la acompaño tanto tiempo, ya que no se odiaban, pero sentían que la relación no era lo mismo.

El se enfocaba en escribir, leer y perderse en una imaginación que lo sacaba de la cruel realidad en la que estaba viviendo.

Después de la muerte de su padre, el se encerró por meses en su pieza, no veía la luz del sol y si salí de casa, solo era de noche para ir alguna fiesta y ahogar penas con alcohol, mujeres y felicidad momentánea.

Hasta que un día se canso de todo eso y se propuso cambiar, se dijo a el mismo que iba a empezar a vivir bien su vida, que lo iba a hacer por su padre y su madre, que estaba entrando en una gran depresión.

Logro ser constante con la rutina que se propuso hacer, se levantaba a las cinco de la mañana, salia a correr, volvía, hacia sus cosas, se iba al colegio, volvía, hacia un poco mas de ejercicio, leía, escribía y por ultimo dormía. Al otro día todo lo mismo y así hasta ahora, que sigue manteniendo esa constancia, esa voluntad que nos muchos tienen y tratando de curar su corazón por tanto dolor.

Ambos habíamos pasados por cosas horribles en nuestras vida, nos merecíamos toda la felicidad del mundo, por mi cabeza pasaba la idea de la posibilidad de hacernos feliz mutuamente, darnos el amor que merecemos y tratar de vivir una vida sin preocupaciones, sin nada de las cosas que anteriormente habíamos vivido.

Nos dimos un abrazo, llenando nuestra ropa de harina, estuvimos así un largo tiempo hasta que escuchamos que alguien estaba abriendo la puerta de mi casa.

Era mi madre, que al ver que estaba con un chico se sorprendió, pero la que se iba a sorprender mas era yo, por que ella no había entrado sola a casa, estaba acompañada de un joven.

-Hola, hija! Que sorpresa que estés con alguien,yo me encontré a un compañero tuyo a punto de tocar la puerta de casa, así que lo invite a que pase.

Extrañada la mire, pensando que compañero conocía mi casa como para venir, hasta que mi madre hace dos pasos, para entrar a la cocina, agarrando por el brazo a un joven, no podía creer quien era cuando lo vi.

Intensamente Iris| 𝓘𝓻𝓲𝓼 𝓛𝓮𝔀𝓼𝓴𝓲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora