Capítulo 16 "Reencuentros"

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Las alarmas suenas todos los días, pero no hay quien se quiera levantar de la cama, para a pagarlas.

Hace ocho meses que no hago otra cosa más que caminar por los pasillos de mi casa llorando, preguntándome que sentido tiene todo y ocultándome de las miradas de todos.

Las primeras semanas quise hacer como si nada me hubiese pasado y todo iba bien, pero la gente no paraba de mirarme ni de susurrar cosas, odio que me miren, odio lo que suponen de mi,odio no poder sacar mi corazón y mostrarles que tan roto esta, para que tengan un poco de empatía hacia mi. Pero ni queriendo podre hacer eso, así que decidí encerrarme en mi casa. El director entendió más o menos mi situación, y me dejo entregar mi tarea por email a mis profesores, pero ellos no lo entendían. También se la pasaban hablando y diciendo cosas de mi.

Nadie te enseña a perder a alguien, a superar una perdida y mucho menos, a no pensar las cosas que pudiste hacer y no hiciste.

Desde que mi madre dio su ultimo aliento, no he podido hablar con nadie como me siento, solo se que me estoy volviendo loca, por que me encierro en mi cuarto y hablo por horas conmigo misma, y aunque no parezca, eso me hace sentir un poco mejor.

No he podido lidiar con nadie, me siguen llegando mensajes de personas, pero no he podido contestarles.

Admito que a los únicas personas que extraño son a Desi y a Leo. A él hace mucho que no veo y no hablamos desde la ultima vez que estuvimos solos entre los arboles inmensos que tiene el colegio y le dije que no lo podía seguir viendo, por que estaba completamente inestable, y no quería ser una carga emocional para él, quiero que él disfrute estos últimos años, que conozca a nuevas personas, que disfrute de la vida, aunque me encantaría ser parte de su felicidad, siento que este último momento no pude ser ni siquiera ser feliz yo.

Él no se ha cansado de mandarme cartas, he leído cada una de ellas con fascinación y melancolía, una y otra vez. No se cuando la gente dejo de mandar cartas, pero que estúpida idea fue esa, es la cosa mas cursi y romántica que ha existido jamás.
Yo se le respondí cada una de ellas, pero claro que no se las he enviado, por que me da miedo, que el día en el cual nuestras miradas se vuelvan a encontrar, solo sean miradas desconocidas, sin sentimiento alguno, ya que la distancia y el tiempo, te hace dejar de sentir cosas, pero en el mejor de los casos, el amor y las ansias de ver a alguien se dupliquen, ese es el pensamiento que pasa cada noche por mi mente. Anhelo siempre soñar con él y duermo mucho solo para reencontrarme con el en mis sueños.

Si salgo de esta casa, es por que siento que su compañía me haría más que bien, ver sus ojos y sentir de nuevo su piel junto a la mia, es algo que deseo más que nada en este mundo.

Mire hacia mi ventana y disfrutaba como amanecía lentamente, en mi mente se venían algunos recuerdos junto a Leo. Pienso que cada vez me estoy convenciendo más de salir corriendo de esta casa e ir a buscarlo bajo la lluvia y plantarle un beso que se congele por millones de años, hasta que nuestros labios se desintegren como cenizas por el viento.

Me levanté de mi cama, abrí las puertas de de mi balcón y dije al cielo “Pase lo que pase, sin importar como me miren o lo que digan de mi, hoy voy a salir de casa, por mi y por ustedes”

Ya estaba lista pasa irme al colegio, salude a Uriel, que estaba desayunando en la cocina y me fui.

Me olvide ese pequeño detalle, mi viejo tenia miedo de que haga alguna incoherencia, así que creo que pensó “Mejor prevenir que curar”, y le rogó a Uri que me cuide, hasta que yo mejore. Obviamente el no estaba encantado por la idea, ya era bastante con su sufrimiento personal, como para hacerse cargo también del mío, pero bueno, aunque me negué rotundamente, no pude cambiar el pensamiento de mi viejo.

No se por que salí tan temprano de casa, literalmente solo somos la portera y yo en el colegio. Pero bueno, me voy a sentar atrás de todo y espero que nadie se sorprenda, aunque se que va a pasar quiera o no.

Ya finalizaba el horario de entrada y mis compañeros iban apareciendo de amontones, muchos se sorprendían y me decían “Que bueno que volviste”, hasta la gente que no conocía, se acercaba a mi y me felicitaba por venir. Eso me hizo sentir bienvenida y me despreocupe en absoluto.

Faltaban quince minutos para que toque el timbre y Desi no llegaba más, yo estaba con demasiadas ganas de ir al baño, así que no la voy a poder sorprender como quiero, pero esto es claramente urgente.

Fui más o menos corriendo al baño, cuando sin querer me tropecé con un muchacho que estaba saliendo de un aula y los dos nos caímos, cuando lo miré para pedirle perdón era él. Se veía tan perfecto como siempre, sus ojos tenían un brillo demasiado extraordinario, me miraba con cara de orgullo y felicidad. Enseguida se levantó y me ofreció su ayuda, a ambos no nos salía ninguna palabra.
Si antes me estaba haciendo pis, ahora me temblaban las piernas por aquel suceso y por qué ya mi vejiga no daba más.

Le dije que me tenia que ir urgente al baño y corrí derechito al baño, pero escuche que después me iba a buscar en el recreo.

Me lave las manos y sonó la campana, me miré al espejo y mi mirada triste había cambiado por completo, hace mucho no me sentía tan bien, y aunque se que todo el dolor sigue estando, por lo menos se quienes me hacen feliz y eso es lo importante.

Volví a mi salón y apenas la vi a Desi, salte a abrazarla. A ella tampoco la vi mucho, aunque los fines de semanas hacíamos llamadas sin falta, no hablamos de mucho, solo de cosas que nos hacia despejarnos de la realidad.

La clase empezó y yo no dejaba de pensar de mi encuentro con Leo, hasta que en un momento golpearon la puerta del salón.
Era Teo q había llegado tarde, no pude mirarlo ni por dos segundos, pero el parecía muy feliz de verme. Se sentó en la mesa de al lado y me dijo "Estoy muy feliz de verte de nuevo Iris". Le sonríe, por que no debía que decir, sentía como me miraba, pero me dispuse a solo prestar atención al profe de filosofía, aunque mis pensamientos se dedicaban a traer a mi mente a Leo.

Faltaban cinco minutos para que finalice la clase y de la nada, siento como una bolita de papel aterriza en mi escritorio, abro el papel y decía "Podemos hablar?" att Teo. Gire mi cabeza y quise decir que no, pero me puso puchero, al cual no le pude decir que no.

Toco la campana y Teo me agarro de su brazo, y me llevó hasta donde estaban los arboles enormes y nos encontrábamos solos nosotros dos.

El me dijo que todo este tiempo que paso me extraño más que a nada, yo en ningún momento dije ni hice nada y cuando estaba por decirle que yo claramente no sentía lo mismo, el me agarro desprevenida y me beso, yo lo saque enseguida. Luego, atrás mio escuché una voz que decía mi nombre...

Intensamente Iris| 𝓘𝓻𝓲𝓼 𝓛𝓮𝔀𝓼𝓴𝓲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora