Nuestro hogar se había convertido en un campo de batalla. Fuimos en busca de personas como Mercy, queríamos iniciar una rebelión. En nuestro viaje conseguimos a varios refugiados y se asustaron al verme pero el aura azul de Mercy logró calmarlos, le contamos nuestro plan y una niña me dio una cruz. No creía en Dios pero ahorita era lo más cercano que podía tener en mi oscuro corazón. No teníamos ningún recurso para iniciar el alzamiento pero conseguimos un carro para trasladar a estos seres a un lugar donde no puedan ser tocados y protegidos hasta que llegue la Batalla Final.
-¡Cuidado!-Gritó alguien y entonces lo sentí: Los drones, esas pequeñas naves que no tienen un piloto adentro y que pueden ser dirigidas por control remoto, nos estaban disparando.
Tuve que soltar el volante para poder dispararles al Fuego del Infierno que intentaba acabar con nosotros. Con mi M4A1 logré derribarlos y volví a tomar el mando, un poco más aliviado de que no volvería a ver esas máquinas por un tiempo.
Cuando finalmente llegamos al que sería nuestro refugio, ubicado en las afueras de la ciudad, Mercy comenzó a motivarlos.
-Ellos gobiernan con mentiras y engaños, tienen el mundo a su lado. ¡Hasta la CIA! Todo lo que Ellos hacen es brutalizar, asesinar por diversión. La guerra se está moviendo a una velocidad superior y necesitamos acabar con esto, hay que recuperarnos y levantarnos.
A pesar de que ella tenía razón, yo no podía soportar la verdad: La parte que Ellos me habían implantado, el Psicópata, me decía que eran mentiras lo que ella acababa de decir. Yo solo era un peón pero todos éramos prescindibles, éramos incidentalmente y electrónicamente eliminados por drones. El Titiritero mandaba a sus infernales máquinas con control remoto y el mundo estaba de su lado, tenían cosechadores y halcones mientras que nosotros estábamos radicalizados.
-¿Estás bien?-Me preguntó de repente, sacándome del hilo de mis pensamientos.
-Sí, creo estarlo.-Ella sonrió y eso aligeró mi carga de líder.
Mercy era perfecta.
!��ފqa{�O