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  Ese fin de semana se estaba tornando ya no extraño, sino retorcido. Desde el clima inusualmente violento, pasando por la infidelidad de mi mujer, hasta el manoseo que sufrí saliendo de la sala de luces. En efecto, Daniela había abusado de mí, cosa que estaba muy lejos de hacerme sentir indignado, sino más bien intrigado.

               Sin embargo, la enorme sorpresa que me produjo el hecho de que Daniela me había magreado la verga, que además en ese momento se encontraba casualmente erecta, había tenido como efecto el hecho de que no pude reaccionar con la suficiente rapidez ni vehemencia como para detenerla. Cuando por fin me recuperé de mi estupefacción, me acomodé el miembro nuevamente, para ocultar todo lo que podía su dureza, y me dirigí, tanteando, hasta la sala de estar. Maldije mi suerte. La culpable se había movido con rapidez y agilidad y ya ni si quiera escuchaba sus pasos. Si tan solo la hubiera agarrado más fuerte, podría concretar mi venganza contra Mariel. Me cogería sin dudarlo un segundo a esa estúpida atrevida que me había provocado y se había arrepentido en el último momento. ¿Por qué mierda no la arrastré hasta la sala de luces cuando tuve oportunidad de hacerlo? Por el momento debía quedarme con las ganas—.

               Cuando llegué al living, estaba todo oscuro. La única iluminación que había era la pantalla del  celular de Daniela, que me mostraban sus localizacion.

Entonces volvió la luz.

—No nos confiemos —dijo Calle, volviendo al centro de la sala de estar—. Con este clima es probable que vuelva a cortarse la luz. Va a ser mejor que ahorremos la batería de los celulares.

               —Mierda, a mí me queda solo el cinco por ciento —me queje.

               —¿Te vas a quedar ahí parado toda la tarde? —me preguntó Calle, la muy estúpida actuaba como si nada.

Rogando que mi erección no se notara, me fui a sentar al lado de ella no sabía ni que decir osea podía sentarme y hacer como si nada pasara o saltaría hacia ella y comenzaría a besarla y hacerla mía pero si no quiere me pueden acusar de violadora pero ella lo hizo primero o no??

Prendimos el televisor, para terminar de ver la película, aunque a ninguna le había gustado pero mi mente comenzó a vagar, ella me había acariciado la verga hacía apenas unos minutos. ella sentía una atracción hacia mí lo suficientemente fuerte como para realizar tal acción. ella se estaba haciendo la tonta, actuando con total normalidad frente a mi.

Ahora bien, ¿Por qué lo había hecho? ¿Para molestarme? Se me ocurrió que quizás pretendía contarle a su mamá lo que había sucedido, y si yo no le dijera nada antes que ella, quedaría expuesta. Pero no, no podía ser eso. Ese no era el estilo de Daniela, además, de esa manera ella misma quedaría mal parada ante su madre. Otra idea que se me cruzó por la cabeza fue que lo hizo simplemente porque se vio tentada a hacerlo. Siempre había aceptado la atracción sexual que me generaba esa maleducada, pero nunca había pensado que ella podría sentir algo parecido por mí. Pero ahora no podía descartar esa posibilidad. La miré de reojo. Estaba viendo la película sin prestarle mucha atención, y a pesar de haberse quejado de que le quedaba poca batería al celular, no dejaba de mirarlo a cada rato, y eso que ni siquiera se había tomado la molestia de ponerlo a cargar mientras había electricidad, error que yo misma había cometido, y que más adelante me recriminaría. Pero en ese momento mi cabeza concentrada en la pose de emperatriz egipcia, y el gesto de desdén que había en su semblante le otorgaba un extraño atractivo extra. La calza ceñida que llevaba puesta era demasiado tentadora —su sexo se marcaba de manera desvergonzada—, por lo que tuve que desviar la vista enseguida. Justo había logrado que comenzara a ablandarse mi verga, pero con solo observar a mi hijastra más díscola había bastado para que comenzara a empinarse de nuevo.

Mi odiosa hijastra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora