Capítulo 19: El perdón

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Este último mes había estado lleno de reuniones y llamadas. Desde que salió la noticia muchos eran los proyectos en los que nos pedían participar y tuvimos varias entrevistas. La popularidad de ambas creció bastante y eso se reflejaba en nuestras redes sociales. Además, muchos diseñadores habían contactado con nosotras para hacernos los vestidos para la gala. Estaba siendo un verdadero huracán que nos estaba cambiando la vida.

A esto se le sumaba que yo había recuperado la relación con mis padres. Después de la reunión, acercamos posturas. Se comprometieron a cambiar y por ahora ahora parecían estar cumpliendo con su palabra. Me llamaban todos los días para hablar conmigo, e incluso habían venido algún que otro fin de semana a visitarme a Vera.

Mañana era la gala y Silvia nos había dado el día de descanso, así que hoy aprovecharía para hacer un poco de deporte. Por otra parte, Luz se iba a quedar con Emma después de la guardería. Marta y Rita se iban a Madrid a asistir a una última prueba de vestuario y Julio tenía que trabajar, así que Luz podría pasar más tiempo con su prima. Parecía un día tranquilo, pero eso en Vera nunca era posible.

Cuando ya venía de vuelta de mi paseo matutino, escuché cómo alguien gritaba mi nombre. Me giré levemente, pero no distinguí a nadie. Quizás eran imaginaciones mías, así que proseguí como si nada. 

- ¡Ainhoa! -volví a escuchar esa voz aún más cerca.

Me volví a girar y esta vez sí reconocí de quién se trataba. Era Sara que venía corriendo hacia mí. No la veía desde la pillada en casa de los Lasierra y precisamente no tenía muy buenos recuerdos de ese día. 

- Hola -me saludó cuando logró alcanzarme.

- Hola -le respondí con timidez. 

Entre que me faltaba el aire porque llevaba toda la mañana corriendo y que no sabía qué decirle, nos quedamos las dos en silencio. Se me estaba haciendo algo incómodo, hasta que por fin Sara rompió el hielo. 

- Lo siento. Fui una gilipollas, Luz tiene toda la razón. Te juzgué sin conocerte y yo nunca he sido así, pero la situación me sobrepasó -me espetó. 

Me quedé sorprendida. El tono conciliador que ahora tenía conmigo distaba mucho de la ira que había recibido la última vez que nos vimos. 

- Es que nunca la he visto tan feliz ni tan ilusionada con alguien, ni siquiera con el compromiso con Paolo. Por eso me daba miedo que volviera a sufrir y la pagué contigo. Perdón -se volvió a disculpar mientras miraba al suelo. 

Su sinceridad me hizo empatizar más con ella. La comprendía perfectamente y seguramente yo en la misma situación hubiera hecho lo mismo. Tanto a Luz como a mí, nos costó un tiempo asumir lo que sentíamos la una por la otra, así que no me tenía que imaginar la sensación que tuvieron que vivir ellas al encontrarse con esa realidad de repente. 

- En todo caso, la que te tiene que pedir perdón soy yo a ti -le confesé con franqueza. 

- ¿Qué? -fue entonces cuando me miró directamente.

- Os tocó sanar cosas que yo había roto. Luz no hubiera salido de ese agujero en el que la metí si  no fuera por vosotras. La que os tiene que pedir perdón y dar las gracias por cuidarla, soy yo. 

Vi cómo Sara hacía una mueca y me fije en sus ojos. Estaban totalmente vidriosos.

- Contéstame con sinceridad -yo asentí con algo de duda- ¿Estás enamorada? Porque mi prima está hasta las trancas. 

- Yo creo que enamorada es poco. Nunca he querido a alguien más en mi vida -me pausé y la miré- Sé que no soy la mejor persona del mundo y sé que te da miedo que le haga daño, pero no se lo voy a hacer. Si en algún momento me doy cuenta de que le estoy perjudicando, voy a ser la primera persona que me separe de ella. Porque yo solo quiero que sea feliz, esté conmigo o no -le expresé con franqueza. 

Querida enemigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora