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Y lo ví, sentí como mi mundo dejaba de girar por algunos segundos, solo éramos el y yo viéndonos, en medio de todos, el contacto visual fue inevitable.
Y especialmente se sintió como una ráfaga de viento que casi hace que me dé un paro cardíaco.
El estaba igual que siempre, su típico cabello crespo, sedoso, que antes amaba enrollar entre mis dedos y acariciar suavemente.
Sus ojos marrones, que en algún momento de mi vida lo fueron absolutamente todo para mí, sus labios, rosas y finos, no pude evitar no mirarlos por algunos segundos, estaba igual que siempre, solo que está vez estaba un poco más elegante.
En cuanto note todo lo que estaba haciendo corte el contacto visual rápidamente, y note de reojo que igualmente el aún me seguía mirando. Mis mejillas ardían de la vergüenza, al igual que mi piel se erizaba al sentir sus ojos clavados en mi.
El estaba parado en frente de mí, y yo no era capaz ni de mirarlo a los ojos.
Me sentía extraña, y fuera de lugar en ese momento, todos conversaban, mientras que yo solo lo miraba.
Esa era un escenario que jamás paso por mi mente.
Y no sería capaz de decir que si hubiera sabido que el era parte del cast jamás hubiera aceptado el trabajo.
Pero era un vil mentira.
Aún así lo hubiera hecho.
Porque realmente me encantó verlo, sentí una paz en mi interior, apartando el nerviosismo lejos de mi, cosa que era prácticamente imposible.
De un momento a otro pude observar a una chica que venia corriendo rápidamente a mi dirección, con una sonrisa de oreja a oreja.
Al llegar la castaña se puso en frente de mi, tapando por completo a Blas, dejándose ver solo a ella.
— Holi, ¿Eres Gemma Sánchez? — preguntó la chica.
— Si, así es, soy yo — Contesté — ¿Y tú eres?.
— Amelia Martinez, soy fotógrafa y seré tu nueva compañera de cuarto — Espetó y estiró la mano para que yo la tomara, lo cual hice al instante.
— Oh, me re alegra Amelia — Te ves una persona muy encantadora — Sonreí.
— Che, muchas gracias gemma.
Luego de un rato decidí sentarme en el sofá, y Amelia hizo lo mismo al instante, no me molestaba, me gustaba hablar con las personas o más si era mi compañera de cuarto.
Necesitaba tener una conversación estable con ella, ya que nos veríamos todos los días.
— Gemma, ¿viste al guapetón de por allá? — Comento Amelia y señaló a un rincón, dónde casualmente se encontraba Blas.
