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Eran las 9 de la noche, y Gemma aún peleaba internamente sobre que ponerse para la salida con blas.
Lo había interrogado toda la tarde, pero este solo le dijo que era sopresa, y que se pusiera algo cómodo, la unica pista que le dió, fue que sería como una pijama, algo simple, pero el estabas seguro que le encantaria.
Por lo que decidió ponerse solamente una pijama, un mono rosa, junto con un suéter rosa, y sus pantuflas de osito.
Está peino su largo cabello, mientras era observa por Amelia, quien leía una carta en su cama
— ¿Que tanto lees ame? No pareces una persona muy lectora que digamos — Soltó una pequeña risa y su amiga solo la miro haciendo un pequeño puchero.
— Es una carta, me la dejaron en mi escritorio junto con unos chocolates blancos, y el girasol y está en la mesa — Está sonrió y se lanzó a la cama — Quien quiera que sea ya lo amo.
Solo le sonreí y seguí con lo mío.
Ya estaba completamente lista, eran las 9:58, solo quedaba esperar a Blas.
Por lo que decidí sentarme a un lado de Amelia, para traes de leer lo que la carta decía, pero está la aparto rápidamene.
— Cuando vengas de al cita con blas te enseñaré lo que dice, siempre y cuando me digas lo que pasó haya — Soltó con tono firme, y yo solo la mire extrañada.
— Che, no es justo, ni siquiera es una cita, solo es una salida de "Amigos" — Dije haciendo unas comillas imaginarias con mis manos en el aire.
— No me importa, igual quiero saber.
Fuimos interrumpidas por dos toques suaves en la puerta, por lo que decidí ir a vef, y como me lo imaginaba, era blas.
Este vestía una camisa, algo grande para el, de color gris, junto con un mono de cuadros azules.
Y sus rulos despeinados como siempre. Este me analizo de arriba hacia abajo, y al terminar en regaló una sonrisa, de esas que hacen que tú corazón de mil vuelcos
— Te ves linda hoy emi — Sonrió, y yo le correspondí la sonrisa igualmente — Incluso más que ayer.
— ¡Tortolitos ya vayanse y déjenme dormir! — Grito Amelia desde adentro, y los dos solo nos reímos de ello.
Salí de la habitación y cerré la puerta.
Blas me extendió la mano para que se la tomara, lo pensé un momento pero accedí.
— ¿A dónde vamos? — Pregunté, observando el lugar a mi al rededor, el cual era totalmente desconocido para mí.
— Es una sopresa emi.
Deje de preguntar y solo espere, luego de un par de minutos caminando llegamos a un lugar, lejos de las cabañas, y Blas paro en seco.
— ¿Confías en mi? — Pregunto de repente, y solo lo mire confundida.
