Soy su ex-novia. Oliver Custer siempre fue un hombre tan interesante...uno no ve de lo que es capaz si su mente no es tan vívida como la de él o la de sus amistades, me costó notarlo. Yo soy la causa por la que el probablemente no pueda terminar Hudsonville, Nashville y Bellville.La última vez que lo vi tenía un cigarrillo entre los dedos, su cabello estaba despeinado como siempre, alborotado como él mismo, pero sin demostrarlo, había tranquilidad en sus ojos pero mucha violencia también, no hacia mí, era todo general. Una chica colgaba de su mano, sostenía un cigarro también, al principio me alegré por él, luego sentí que me había superado fácilmente, para terminar preguntándome por qué lo veía tan despreocupado y suelto con esa pelirroja. Estaba escuchándolo, tocaba su cabeza y le decía "bien hecho", estaba siendo lo que Oliver necesitó, lo que necesitaba y lo que siempre necesitará de algún modo, porque él es un hombre hermosamente triste.
¿Por qué lo nuestro había terminado? ¿Por qué no era yo la que le decía todo eso? ¿Por qué no era yo quien besaba esos labios? Me había asustado lo que había visto, un mal bache de su vida me terminó alejando. Esa no era la respuesta, él estaba pendiente de mis heridas mucho más que de las suyas. No le importaba reírse porque era lo que sentía, felicidad, el brillo en sus ojos era cierto, sonreía porque quería, me quería muchísimo, por eso le dolió cuando me alejé. Yo no era la mejor persona para estar con él en esa época, mucho menos ahora, no lo sé, siento que son demasiadas cosas para mí. Sus manos eran tan cálidas que parecía el mismísimo sol, sus besos eran tan reconfortantes, sus palabras tan penetrantes, él era un hombre brillante...sólo veía eso, eso me gustó mucho de él. Cambió, no fue el mismo progresivamente porque todos estaban enfermos, todo su entorno estaba dañino, su abuelo estaba delicado de la salud. ¿Es egoísmo?
Cuando hablábamos y cuando me llevaba a la universidad era todo calor y amor, pero cuando lo veía triste, caído y tan deprimente...ya había tenido algo con alguien de esas características, me alejé por eso en parte. Dejó de fumar porque aceptó definitivamente que quería mejorar, nunca más llegué a oler aquella porquería, cuando se recostaba de mí sólo diferenciaba su perfume y aquel aroma masculino sin nombre que él debe seguir teniendo. Me miraba con esa chica de la mano, caminó hacia mí y me saludó con los ojos rojos, seguía con esa mala maña de acostarse tardísimo. Estaba tan hermoso como siempre, más delgado y más blanco, en su brazo había un tatuaje que decía "cuerpo astral", libro que llegué a leer de él. Hablamos por unos minutos hasta que la chica llegó a sus espaldas y lo abrazó, ella estaba perdida, su mirada lo decía, no sabía qué clase de cosas había consumido, él no olía a nada más que cigarro, me ofreció uno y cuando lo toqué él lo rompió.
- Es un vicio asqueroso y terrible, lo sabes. Eso no lo había dicho a quien yo quise, eso lo había dicho el hombre que podía ser.
Su risa seguía siendo hermosa pero malévola, temía eso, temía que se volviera eso y quedar atrapada.
- Tú sabes bien que esto que ves no hubiera pasado de no haber tenido miedo.Leyó mi mente, o quizás yo le dije eso en voz alta.
- Sabes por lo que había pasado, estaba débil.Tomó a aquella chica y le dijo algo al oído, a los segundos se fue. Oliver tomó un cigarrillo y lo encendió, el que tenía anteriormente lo lanzó al suelo cuando yo terminé mi frase.
- ¡Débil! ¡Débil estaba yo maldición! ¿Acaso no me viste sangrando? ¡Por supuesto que no! ¡Tu simplicidad no te dejó ver más allá de mis besos, carajo!
- ¡Tú tampoco eres una persona fácil de llevar Julio! Te deprimías constantemente y yo me volvía loca con eso...
- ¡Porque todas las noches sentía que todos morirían simultáneamente! ¡Al día siguiente casi confirmaba mis sentimientos! ¡Yo sé que no soy un tipo fácil porque esta cabeza no me deja en paz! Sólo quería apoyo, maldición.
- Te di todo mi apoyo pero no pude más - repliqué tocando su cabello despacio.
- ¡No me toques! - me gritó, causando más conmoción entre el público - Estás llena de esa porquería llamada egoísmo.
Sacó una pequeña botella y bebió un gran sorbo.
-Jamás podré odiarte porque fuiste uno de los momentos más estables de mi vida y eso es mucho, Virginia - sonrió - Pero no me toques, porque no importa dónde, cuándo o cómo, te mataré, no literalmente, sino de mi mente, y por más que no quiera decírtelo, te guardo con cariño.
No eran las palabras de un hombre herido, eran las palabras de un hombre que me estaba avisando que no quería herirme fatalmente. Se inclinó y me alabó riéndose, iba a correr para irse pero se detuvo. Regresó despacio mientras yo me encogía de brazos. Allí estaba, de quien yo me había fijado, a quien yo había querido, a quien yo quería para algo duradero: Julio Carvajal. Estaba a la mitad, en su rostro veía a Julio Carvajal, igualmente a Oliver Custer, había aceptado la droga que él me había dado y lo había olvidado, también estaba la posibilidad de que no fuera una alucinación, yo sé lo que vi. Su rostro raspaba, la gente no se acercaba a él ni a mí. Sus manos eran lanzas y me encontraba herida, sus ojos eran espadas. Me cortó una y otra vez hasta volver a escuchar el sonido de nuestros besos y de nuestras caricias. La venganza de Oliver Custer estaba teniendo lugar despiadadamente en mi estado dopado. Jamás experimenté tal dolor. No era broma. Oliver Custer me había matado.
Cuando regresamos al mundo 'real' él ya no me conocía, se esfumó despacio con el resto de las personas que ni nos miraban, era como si yo no existiera más...era eso, me había borrado de su mundo. Se estaba terminando de ir cuando vi en sus dedos el mismo collar que me había regalado, me fijé y estaba sangrando en el pecho, con unas marcas similares a la de la forma del collar. Colgó su mirada en mí y sonrió.Al día siguiente me enteré de que Oliver Custer había publicado un nuevo libro llamado "Hudsonville", en donde él mismo asegura haberlo escrito en un día. Lo compré, el libro de romance que solía ser cuando éramos novios se volvió una narración fría y medida de cómo mataba a Virginia Madsen por ser una egoísta que lo había abandonado. Julio no existía más. En un año supe que se había mudado a otro país y que había sido detenido por moler a golpes a un fanático que no supo cuándo dejar de hostigarlo.
Ese era Oliver Custer ascendiendo.
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El gran Custer
Non-FictionOliver Custer no es un hombre común, estudiando electrónica y escribiendo un sinfín de cosas en su mente y en físico es común que caiga en la psicopatía, puesto que su estado mental es tan delicado como su estado económico.