Luna nueva

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Era hermoso y peligroso, un sentimiento en mí insiste en que lo he visto en otro lugar



Generalmente, la vida de los demás se basa en la socialización, ese sentimiento de pertenencia a un grupo social... El sentimiento de admiración, el querer ser amado, querido y porque no, deseado.

Quizás él en su vida busco eso mismo, la atención de la gente, los cumplidos... Veía lo mismo en los demás, en como interrumpían el caminar de las personas solo para decirles lo lindos que eran, pedir su número, pedir sus redes sociales, nombre, lo que sea. Ver cómo de esa forma todos conseguían relaciones y progresaban, quizá no, quien sabe... pero vivían experiencias que recordarían en el futuro.

Quizás deseó dentro de él todo eso, con fuerza... Pero simplemente al tener oportunidad de conseguirlo huía, decía que no, rechazaba, se apartaba, todo eso que tanto quería tenía un precio muy caro, su círculo de confort... Todo a lo que había estado acostumbrado de iría a la mierda de aceptar un trato como ese, quizá le aterraba bastante el hecho de sacrificar sus días libres por la tarde por estar con alguien, para después preguntarte a ti mismo "¿que demonios estoy haciendo aquí?" una forma bastante peculiar de pensar sin duda, pero era su realidad, de Dazai Osamu.

Era demasiado joven, un niño, con todas las letras de la palabra al apenas haber cumplido la mayoría de edad hace dos semanas, ¿se suponía que mágicamente pasaría a ser un adulto estable, proveedor de sí mismo e independiente? definitivamente no, aún le faltaba mucho por aprender para ser llamado como tal "adulto"

tomó el autobús habitual, estaba en silencio con los auriculares a un nivel algo alto pero no molesto, quería llegar a la escuela escuchando música, era lo que generalmente hacia. Justo entonces mientras miraba por la ventana un chico se sentó junto a él, ese hecho no tenía ninguna importancia para Dazai, el asiento estaba vacío, era obvio.

Paso un minuto, dos, tres, cuatro... Y sintió una mano tocar su hombro, fue cuidadoso debía reconocerlo, entonces lo miró, encontró a un chico delgado, con el rostro pálido, unas leves y estéticas (al menos en él) ojeras rojizas... Cabello negro, algo largo y ojos que parecían tener un toque violeta, quito sus auriculares, esperando a que hablará -Hola disculpa, ¿eres de aquí?- esa pregunta le pareció sumamente extraña ¿pediría una dirección? ¿cómo explicarle que no salía de casa generalmente? -si..- murmuró, con una voz apenas audible, tomó sus audífonos para volver a colocarlos pero entonces el chico insistió en ese llamado -¿conoces algún buen restaurante? ¿algún lugar de convivencia?- Dazai parpadeó unas cuantas veces, era extraño... y él solo pensaba en escuchar música

-Uhm... hay muchos en todas partes... sobre todo en el centro de la ciudad.- habló algo incómodo, buscando el mejor momento para ignorarlo y volver a oír música, probablemente el pelinegro se dió cuenta de ello -Ouh, ya veo... cómo imaginas, no soy de aquí, nací en Rusia y me mudé por trabajo así que... me gustaría ir a convivir con la gente, ya sabés- Dazai asintio, pero realmente ni siquiera estaba verdaderamente interesado en hablar con el ruso, este mismo miro al castaño, como llevaba una mochila -¿estudias?- él menor asintio con la cabeza y el otro imitó su acción, incomodando al castaño

-Oh, por cierto... soy Fyodor, un gusto- extendió su mano, provocando un escalofrío al menor por solo pensarlo, este suspiro y acercó su mano -Dazai... un gusto..- balbuceó, porque realmente ni siquiera se escuchaba del todo bien su voz

-¿me darías tu número?-

Esa frase... una frase que había estado ansiado oír en mucho tiempo, que sí bien ya la había escuchando antes había rechazado en múltiples ocasiones, pero en ese momento volvía a vivir algo así, con un chico ridículamente guapo, cabe aclarar -¿mi número...?- quizá no quería decirlo de forma tan seca o altanera, pero justo así sonó y el de cabellera negra ni siquiera se sintió un poco ofendido

-Si, ya sabés, para que podamos hablar ¿no creés? ¿te gustaría?-

Tragó saliva, un chico guapo, con una voz linda y elegante, uno que parecía estar interesado en él... -Ouh, es mi parada, lo siento- dijo sin mas yéndose rápidamente apenas se bajó del autobús, cuando sus pies tocaron el asfalto pudo volver a respirar nuevamente, ¿arrepentido? por supuesto, sobre todo ahora que veía el autobús irse sin más... nuevamente una oportunidad fuera de su alcance.









-Ah... Dazai, eres un tonto debiste haberle dado una oportunidad- hablo el pelicafe con aquella gorra sobre su cabeza, el menor rodó los ojos mientras negaba -Rampo.. te digo que era un chico que no conocía, ¿porque le daría mi número? es riesgoso ¿sabes?- después de decirlo comenzó a comer, el otro suspiro

-Bueno, después no te quejes como siempre porque nadie se te acerca- río un poco y Osamu le miro suspirando -¿que tan apuesto era?- agrego el mayor

-Muy apuesto.. completamente mi tipo, aunque parecía ser algo mayor- se encogió de hombros, Edogawa río ligeramente -Pues ahora lo has perdido por ser un tonto, en fin será mejor que nos vayamos a clase-







Cómo siempre, todo transcurrió como todos los días, nada nuevo, excepto por qué ese día pensó en múltiples ocasiones a ese chico pelinegro, quizá estaba algo arrepentido por lo que pudo haber sido, pero eso daba igual ahora.

Fue a una tienda de conveniencia, busco entre aquellos refrigeradores algún café frío para llevarse a casa en el camino, cuando lo tomó pago por el y salió sin más... El sonido del aire era notorio, el atardecer con todos sus colores violetas y anaranjados estaban a más no poder... la música en sus auriculares era agradable, todo era perfecto, entonces escucho unos pasos detrás suyo, nada nuevo, era tarde, había más personas en el mundo, era normal

menos la parte en la que lo jalan y lo meten a un callejón -hey..!- quizo gritar, pero el hombre silencioso (por qué sí, ese chico era un hombre) le tapo la boca, este mismo tomo su mochila -Andando, coopera y nadie saldrá herido, tu teléfono y billetera, ahora- Dazai tragó saliva, consumido por el sentimiento de miedo... Con las manos temblorosas saco su teléfono y billetera, demasiado fácil, sin duda, el hombre río y justo apenas lo hizo fue derribado al suelo, dejando al castaño demasiado desconcertado por lo que había ocurrido -¿Estas bien?- escuchó, había algo familiar en aquella voz, después este le entrego sus cosas (las cuales había levantado del suelo) y al verle el rostro sonrió

-oh! parece que volvemos a vernos, que coincidencia ¿no te parece Dazai?-

Y estaba sin poder creerlo, ¿un aviso del cielo? ¿el destino? sea lo que sea... volvía a tener frente a él a el chico ruso, del cual no recordaba su nombre -Sera mejor que nos alejemos de aquí, corre- y justo eso hicieron, alejándose estando ahora en la estación del autobús a dónde originalmente Dazai se dirigía

-¿que hacías en ese lugar?- pregunto Osamu con curiosidad, Fyodor (quien le recordó su nombre, sonrió) -la verdad es que... vivo por ahí, no es ese callejón claro pero.. En ese lugar hay un atajo, así que siempre paso y hoy no fue diferente- Explicó soltando un suspiro poco después -aun si no hubieras sido tú... hubiera ayudado, odio la violencia- el castaño asintio, de acuerdo con sus palabras, mirando como el autobús se iba acercando -Bueno... supongo que debes irte, nos vemos, Dazai, cuídate- Hablo extendiendo su mano en despedida, entonces el menor pensó y luego suspiro un poco sacando un papel con una pluma escribiendo su número

-Ese es mi número, hasta luego- hablo y subió al autobús bastante avergonzado e incluso nervioso por lo que había hecho.

quizás ese era el principio, el como sus almas y su camino se cruzaba entre sí.. como cuando los mares y ríos se juntan volviéndose uno solo.

𝑫𝒂𝒓𝒌 𝒔𝒖𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora