Izayoi En High School DxD

Capitulo 3: El Juego de las Atrapadas de Izayoi.

¡Saludos de nuevo! Estoy encantado de presentarles otro capítulo de esta historia. Me alegra ver que están disfrutando, especialmente porque Izayoi es uno de mis personajes favoritos. Antes de adentrarnos en la trama, quiero compartir algunas consideraciones importantes. En primer lugar, quiero dejar claro que no me limitaré al 100% a la novela ligera de High School DxD. En segundo lugar, realizaré ciertos cambios en este fanfic, como ajustar las habilidades de algunos personajes. Esto lo hago con el objetivo de ofrecer una perspectiva única; subrayo que es mi versión personal. Por último, quiero mencionar que este fanfic no se centrará principalmente en el harem ni en el romance. Aunque puede haber algún toque de esos elementos, no serán el tema central de la historia. Agradezco a los lectores que han estado siguiendo este fanfic y doy la bienvenida a los nuevos lectores que se unan a nosotros. Para no extenderme más, apreciaría mucho si votaran y comentaran este capítulo. Sin más preámbulos, ¡comencemos con la capitulo!

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Bajo la suave caricia de los primeros rayos del sol, Izayoi despertó en un nuevo día que se resistía a aceptar. Los destellos dorados se filtraban a través de su ventana, iluminando la habitación con una calidez que no encajaba con su deseo de prolongar el sueño.

A su lado, Draig, el pequeño dragón, yacía cómodamente entre las mantas, ajeno al conflicto matutino de su compañero humano. La complicidad entre ambos era palpable, como si compartieran un secreto que solo ellos entendían.

El recuerdo de los eventos que siguieron a su aceptación del desafío de Azazel bailó en la memoria de Izayoi, pintando una sonrisa traviesa en sus labios. Había desafiado al destino, se había sumergido en la intriga y ahora se regocijaba en el despertar de una nueva etapa de su vida.

La puerta de la habitación se abrió, interrumpiendo sus pensamientos, y la sonrisa de Izayoi se amplió al descubrir quién era la intrusa matutina. Kalawarner, con un atuendo de sirvienta que desafiaba cualquier norma de modestia, irrumpió en la escena. La sensualidad de su vestimenta rivalizaba con la incomodidad que reflejaba en su ceño fruncido.

"Ten tu comida", expresó ella con un gesto de fastidio, como si estuviera entregando algo más que un simple desayuno. Izayoi recibió la bandeja con una mirada pícara, consciente de que las interacciones con Kalawarner siempre estaban cargadas de una tensión peculiar.

El día se extendía ante ellos como un lienzo en blanco, listo para ser llenado con las extravagancias y desafíos que solo el destino podía ofrecer. Entre sonrisas, dragones adormilados y sirvientas provocativas, la vida de Izayoi tomaba forma como un capítulo emocionante de una novela ligera.

"Oh, así no es la manera de complacer a tu amo", se burló Izayoi, guiando a Kalawarner con una expresión maliciosa. "Deberías decir algo como 'Aquí está su desayuno, amo. ¿Desea algo más o me prefiere a mí?'", agregó, revelando su sentido del humor particular mientras simulaba la etiqueta apropiada para servir.

La respuesta de Kalawarner no se hizo esperar. "¿Te gusta burlarte de mí o qué?", espetó, mostrando un atisbo de molestia en su tono.

"Puede ser", respondió Izayoi con una sonrisa pícara, disfrutando cada intercambio de palabras que tenía con la sirvienta de atributos notables.

"Eres un estúpido", lanzó ella, pero Izayoi, sin perder la compostura, replicó con confianza, "No, Kala, soy genial".

"Ya come tu desayuno y déjame en paz", exigió Kalawarner, intentando retomar el control de la situación.

Fue en ese momento que la trama tomó un giro inesperado. Kalawarner entregó una carta que había llegado esa mañana, rompiendo la rutina de la mansión. Izayoi, intrigado, recibió el sobre con sorpresa.