Capitulo 23: Me Dieron Ganas de Gritarle que el Amor lo era Todo

713 86 16
                                    

Charles.

Desde que Carlos y yo estábamos juntos, o por lo menos esa era mi esperanza, habíamos descubierto un montón de lugares interesantes por todo el palacio en los que podemos besarnos cuando no aguantábamos más los escasos metros que nos separaban.

Después de haber dado rienda suelta a lo que sentíamos el uno por el otro, me notaba en una nube de felicidad.

A veces tenía la sensación de que era la persona más importante del mundo para Carlos. Me hacía sentir como alguien precioso y valioso para él; como una persona a la que admiraba y sin la que no podía estar. Pero, por otro lado, a esa sensación siempre le acompañaba una sombra de duda en sus ojos. Una falta de convicción de que estábamos haciendo lo correcto.

En ocasiones, sentía que estaba conmigo porque parecía que no se podía resistir y, que de haber podido controlarse, no lo haría.

Eso me daba pánico.

No quería hablarlo con él porque mi lado cobarde pensaba que, si no decía las palabras en alto, quizás no fueran verdad. Tenía la esperanza de que con el tiempo se quitara de encima esa preocupación.

Quizás fuera por esos pensamientos atormentando mi corazón que lo arrastré a la primera habitación abierta que vi.

Carlos no se resistió.

"¿Esta noche te quedarás conmigo?" le pregunté en un tono sugerente, cuando la puerta se cerró tras nosotros, mientras me ponía de puntillas para besarlo. "Recuerda que tenemos mucho trabajo por delante para que puedas hacerme el amor."

Carlos gimió dolorido antes de bajar la cara y morderme la boca.

"Eres muy malo Ángel" me acusó, agarrándome del trasero para pegarme contra su cuerpo y que notara su gran erección. "¿Quieres que vaya todo el día con una tienda de campaña en los pantalones? Es eso lo que quieres, ¿verdad?"

Sus ojos brillaron con la promesa de muchas caricias duras y dominantes.

Me encantaba cuando era dulce y suave conmigo, pero nada me excitaba más que cuando se ponía al mando.

"Joder..., se acerca alguien" dijo separándose de mi boca para agarrarme la mano.

Nos dio el tiempo justo para escondernos detrás de una estantería antes de que la puerta se abriera.

"Detrás de ti" dijo una voz masculina conocida en la entrada de la habitación y sentí cómo la columna de Carlos se ponía recta al instante.

Me quedé muy quieto, preocupado de que nos fueran a descubrir.

El Padre de Carlos era el hombre de confianza de mi padre y un hombre extremadamente rígido que no trataba nada bien a Carlos. Era la última persona en el mundo a la que me gustaría darle municiones para meterse con él.

"Carlos..." se escuchó decir a la reina segundos después de que se cerrara la puerta.

Algo en la forma en la que dijo su nombre hizo que me pusiera alerta.

Había sonado... ¿excitada?

Mi Carlos debió de pensar lo mismo, ya que giró la cabeza para mirarme.

Tenía los ojos abiertos como platos.

"Te eché mucho de menos anoche, cariño. Siento no haber podido ir." Nos llegó la voz del padre de Carlos. Usaba un tono suave, que jamás le había oído emplear.

"Sabes que no me gusta dormir sin ti" contestó la reina de la misma forma que se le hablaría a una pareja, antes de que en la habitación comenzasen a escucharse unos ruidos, que, sin lugar a duda, se trataban de dos personas besándose.

Aprendiz de PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora