Charles.
Me pasé la semana siguiente saliendo de mi habitación solo para lo estrictamente necesario.
El resto del tiempo, que no era mucho, ya que estuve en interminables reuniones sobre todos los asuntos de la Corona, lo pasé dibujando.
No dejé de pensar un solo minuto en Carlos.
Durante ese tiempo, pasé por un millón de estados de ánimo.
Había días en los que me sentía la peor persona del mundo, días en los que estaba triste y otros en los que lo único que deseaba era salir al pasillo y pedirle a Carlos que me abrazara muy fuerte. Cosa que por supuesto no hice.
Quería que todo estuviera lo más tranquilo posible durante la votación y, sobre todo, yo mismo quería estar relajado.
El Consejo se reunía una vez por semana.
En la última ocasión, mi tío había solicitado que se valorara si yo era la persona más adecuada o no para ser el sucesor.
Hoy era el día.
No tardé mucho en darme cuenta de que había sido mi tío el que divulgó las fotos, pero cuando lo hice, no sentí rabia, sino que había sido lo mejor que podía pasarme.
Necesitaba sacar de mi interior todo ese dolor que tenía dentro porque, aunque una parte de mí culpaba a mi madre por no haberle dicho nada a mi padre, otra parte lo culpaba a él, por no haber sido lo suficiente valiente como para luchar por su amor.
Sabía que no habría sido fácil, a lo mejor incluso imposible, pero desde luego no lo había intentado, y eso era lo más triste de todo.
Si Carlos quisiera estar a mi lado, haría cualquier cosa.
En nuestro caso todo era diferente.
Una parte de mí quería odiar a Carlos por no permitirnos estar juntos, pero otra sentía pena por él, porque había crecido en un ambiente en el que le habían dicho constantemente lo que tenía que ser, cómo debía comportarse e incluso con quién tenía que relacionarse.
Era horrible e injusto.
Lo era para él, lo era para mi padre, que quizás también había sido una víctima de esa educación, pero la cuestión es que yo no pensaba quedarme callado por eso y, si creían oportuno que dejara de ser el heredero, debería aceptarlo. Aunque seguiría luchando por conseguir ganarme mi posición para poder cambiar las cosas desde el puesto de rey.
Me había dado cuenta de que había mucho que cambiar y modernizar en el Reino, y quería ser parte de ello.
Después de la votación, hablaría con mi padre.
Había estado demasiado enfadado durante la semana siguiente a la discusión como para poder ponerme frente a él y mantener una conversación civilizada.
Sabía que tenía que disculparme, que había sido malo, y que no debería haberle echado en cara todas esas cosas horribles.
No de esa manera.
Se podía decir lo mismo sin hacerle daño.
Ahora lo veía claro, una vez que estaba más calmado.
Me sentía avergonzado por mi forma de comportarme, cuando mi padre solo había tenido buenos gestos y preocupación hacia mí.
También tenía pensado hablar con Carlos.
Iba a pedirle que me perdonara por cerrarme tanto sobre mí mismo y alejarlo. Por no querer ser su amigo.

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Aprendiz de Príncipe
Teen FictionCarlos x Charles ¿Y si te dijeran que eres un príncipe de la noche a la mañana y que vas a heredar un reino? Un príncipe, un guardaespaldas, un palacio y una historia que te enamorará. Hey! Esto es una adaptación de una historia de: Arianne Martín. ...