-No tiene que preocuparse, yo aceptaría morir por su mano

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POV: ALEXANDRE 

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POV: ALEXANDRE 

El eco que hacía la silla al reclinarse era mi único acompañante en una habitación fría y una noche vacía. Se suponía que el silencio era el acompañante perfecto, creía que esa frase era verdadera, pero la voz de un personaje interrumpió el monótono silencio.

El hombre que estaba enfrente tenía tez blanca y ojos azules que eran la definición del mismo cielo. Sus rasgos altos eran marcados y su cabellera negra estaba recién cortada. Tenía la misma ganas de molestar que cualquier maldito con apellido Blackburn.

— ¿Qué quieres, Donovan?— pregunte de la forma más cariñosa que conocía para dirigirme hacia mi hermano.

Mi hermano menor me sonreía con cariño y me daba una mirada minuciosa. Lo conocía, esa era una terrible señal. Donovan siempre había sido un hermano menor, siempre demasiado cuidado por los demás y dispuesto a joder cualquier paz que habitaba a mi alrededor.

— ¿Qué quieres, Donovan?—volví a cuestionar su presencia mientras sacaba un cigarrillo y lo colocaba en mis labios—¿Qué te pasa? ¿Por qué no hablas?

—Novedades— comentó, sentándose frente mío—Vengo a molestarte.

Que sorpresa, casi me tragaba el cigarrillo de la impresión.

— ¿Eso es una novedad?— sonaba asombrado cuando tome otra calada.

Entre la lista de sus labores favoritas estaba molestarme, él se sentó de medio lado y cruzó las piernas. Entrelazo sus dedos y los apoyó en su pierna. Listo para bombardear mi paz de preguntas.

— ¿Estás enamorado o tienes un amorío?

—No estoy enamorado y no tengo un amorío, pero hay alguien—admití, tomando un vaso de whisky que había cerca— ¿Por qué lo preguntas?

No me molestaba decir que me gustaba alguien. Siempre era sincero con lo que sentía. En ocasiones era molesto no poder disfrazar mis emociones positivas.

—Plena curiosidad— respondió, colocándose derecho en la silla—Entonces ¿Esa es la razón por la cual no has aceptado a ninguna de tus amigas?— hizo la pregunta, haciendo hincapié en la palabra amigas.

—Hay una posibilidad que, no quiera mirar a nadie más porque... ya sabes— mis palabras salieron sin pensarlo— Ella me gusta, sinceramente me parece la mujer más hermosa antes vista.

—Pero tú no le interesas ¿Por qué tener ese acto con alguien que no te mira?—en sus palabras había diversión y una actitud que no me gustaba— Además, eres predecible. Cada que piensas algo demasiado, fumas— señaló el cigarrillo.

—Tienes razón, Donovan. Ella no me presta atención, no le gusto y eso está bien. Nadie está obligado a corresponderme —conteste—Sin embargo, yo he decidido como actuar referente a mis sentimientos. Apartando el hecho que me gusta una mujer que solo he visto en dos oportunidades. Tus palabras son desagradables, el tiempo con Thomas te hace daño.

Monarquía de lágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora