𝐄𝐍𝐃 𝐆𝐀𝐌𝐄 || The Walter Boys

Capítulo 07. Mis respuestas

Las mañanas siempre han sido mis favoritas. Ver el sol salir y las nubes pintarse de colores, la brisa fresca y los pájaros cantando, no hay nada más relajante que eso.

Me he tomado el tiempo de conectar con mi mente y corazón. He conectado con el miedo y la razón, y puedo decir que he llegado a una conclusión. He tomado la decisión de escuchar a Elizabeth, quiero hacerle preguntas para agarrar lo que me sirve y lo que no botarlo a la basura. Quiero saber si se merece continuar en mi vida o seguir fingiendo que está muerta. Quisiera decir que hago esto por mi yo actual, pero no, lo hago por la niña pequeña que fui en algún momento, ella necesita sanar más que mi yo adolescente.

—¿Tú qué dices, Moonlight? —preguntó al caballo que acarició.

Los caballos son uno de mis animales favoritos. Cuando vivía en Los Ángeles solía hacer equitación, eso fue lo que provocó que amara tanto a estos animales. Y Moonlight desde que llegué aquí capturó mi atención, creo que creé una conexión con él, pero no puedo culparme, Moonlight es un caballo tan amable y dulce.

Moonlight relincha ante mi pregunta.

—Está bien, creo que hablaré con la no desaparecida si tú lo dices.

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Pedí a Katherine que llamara a Elizabeth y le contará que la esperaba. No tardó en responder que venía en camino. Al parecer se ha estado hospedando no muy lejos del pueblo porque tenía la esperanza de que me decidiera a hablar con ella y aunque no me agrade admitirlo le atinó.

No quiero incomodar o invadir el espacio de los chicos para atender mis dramas familiares así que pensé que sería mejor y aún más privado recorrer el rancho. La esperaba afuera, sentada en las graditas del pórtico y no voy a mentir, tengo ganas de vomitar de los nervios. Odio que mi estómago canalice mis emociones.

—¿Te encuentras bien?

Es Alex.

Mis nervios aumentaron. Se que dije que ya no me interesaba tanto como antes, pero no puedo dejar de sentir de la noche a la mañana. Si fuera así, no estaría en esta posición con mi progenitora.

—Si, solo ansiosa.

—Eso me alegra —se sienta a mi lado —. Te he notado tan ausente estos días que me he preocupado.

—¿De verdad? —digo con sorpresa.

—Si, solo que no me había acercado a preguntar porque no tenía incomodarte —sincera —. Pero ahora que veo que te encuentras mejor puedo tener más tranquilidad.

El sonido de un carro negro entrando me distrae. De el se bajá Elizabeth y sus ojos caen en mí. Alex se levanta dispuesto a irse.

—Oye Alex, gracias por preocuparte por mí.