Capítulo 34

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Ted.

Asumir. Aceptar. Avanzar.

Tres palabras que se repitieron en mi cabeza en el camino a mi tribu junto a Rosaline.

Asumir que el bebé murió.

Aceptar que no pude protegerlo como el padre que iba a ser.

Avanzar sin él, avanzar sabiendo lo que perdí.

Ese bebé iba a ser todo para mí, iba a ser la razón por la que avanzara. Hasta planeaba ser mejor padre de lo que fue mi padre, pero el bebé ya no está. Y no volverá.

Rosaline ha llorado desde que se enteró de la noticia, he intentado estar con ella para todo, no dejarla sola en lo que está sintiendo. No quiero que se sienta culpable y ni crea que yo la culpo por la muerte del bebé. Ninguno de los dos tuvo la culpa, esa culpa la tiene la persona misteriosa que apareció de la nada y nos atacó no solo mentalmente, si no que también mató a nuestro bebé. Y yo me vengaré de eso, no importa cuánto me cueste, yo mataré a ese sujeto.

Y esa idea no me dejará en paz hasta que logre mi cometido contra él.

Addy nos recomendó que descansaramos, especialmente Rosaline. Dice que ella debe descansar del estrés y la ansiedad para que pueda recuperarse pronto. Me dió toda una charla para que pudiera sobrellevar mi dolor y ayudar a Rosaline a sobrellevarlo.

Me dijo esas tres palabras:

Asumir. Aceptar. Avanzar.

Las tres palabras que no van a parar de repetirse en mi mente hasta mi muerte. Jamás podré dejar de amar a ese bebé, jamás olvidaré que existió. Siempre estará en mi corazón, no me siento capaz de olvidarlo.

Rosaline ha estado deprimida y no es para menos, perdió a su bebé. Ella ya lo amaba desde antes de saber de su existencia, esto fue un golpe muy duro para ambos.

En cuanto llegamos a Bajo Tierra, no he dado dos pasos cuando me dicen que mi padre me llama a su oficina. Ahí vienen reclamos que no tengo humor de escuchar, no quiero que me diga que no sé hacer ni hijos, no quiero que me diga absolutamente nada; pero tengo que ir, porque si no me va a buscar personalmente hasta en lo más profundo de las minas.

Camino a paso lento a su oficina, dejé que Rosaline se adelantara a mi cuarto, necesita descansar. Al llegar toco la puerta y de inmediato escucho la voz de mi padre diciendo que pase.

Entro y de inmediato no sé qué pensar. Jamás había visto a mi padre de esa manera, está llorando como nunca lo había visto llorar.

—¿Padre? –Estoy confundido y a la vez preocupado.

—Hijo... –Llora más. Me acerco hasta él para intentar calmarlo para que me cuente lo que le preocupa.

—Padre, ¿Qué ocurrió? ¿Qué lo tiene así? –Se estremece por un momento y luego pasa a mirarme, me mira como si fuera lo único más preciado de él.

—Ocurrió un accidente... –Trago saliva, no me gusta por dónde va esto.

—¿Todo está bien? ¿Hay heridos? –Siento el corazón en mi garganta, tengo el presentimiento de que nada está bien.

—Otro pedazo del suelo cayó, no pudimos salvar a los que estaban en esa parte de la mina. –Y ahí cae, como una flecha directa a mi pecho.

Las lágrimas se agolpan en mis ojos, pero no caen. Debo mostrarme fuerte ante mi padre, él necesita a alguien que lo apoye en estos momentos difíciles.

—Ella estaba ahí.

Lo miro con atención.

¿Ella?

—¿Quién, Padre? –Siento todos los vellos de punta.

—Tatia... –Empieza a llorar de nuevo, pero más fuerte esta vez –. No la pude salvar.

Siento como si todo el peso de las construcciones de Bajo Tierra cayeran sobre mí en el momento en el que mencionó su nombre.

Mi hermana.

He perdido a mi hermana.

Mis lágrimas empiezan a caer, me aferro a mi padre con todas mis fuerzas. Esto no puede estar pasando en nuestra familia, primero mi hijo y ahora Tatiana.

—Y tu bebé... Un espía me informó hace poco. Lo lamento, hijo. –Abrazo más fuerte a mi padre.

Duramos lo que parecen horas ahí aferrados el uno del otro. Este año no puede ir a peor, definitivamente no puede ir a peor.

Triría está muriendo, Triría está llegando a su límite. Vamos a morir pronto y no hay nadie que pueda evitarlo. Pensamos ingenuamente al creer que todos los herederos unidos íbamos a lograr hallar la solución, que íbamos a ser la salvación de Triría; bueno, hemos fallado.

Triría agoniza, queda muy poco espacio. Lo mejor que podemos hacer es mudar a todas las personas a un solo lugar, dejar la división de tribus y unirnos para al menos morir juntos.

No somos la salvación de nadie, somos el fracaso de las tribus. Ojalá ellos pudieran algún día perdonarnos este gran fracaso, lo intentamos con todas nuestras fuerzas, pero no fue suficiente.

Al final todos vamos a morir y ninguno va a poder evitarlo. Todos caeremos por las grietas que se abren en el suelo y jamás volveremos a vivir. La raza humana morirá y nadie podrá evitarlo.

Es momento de asumir, aceptar y avanzar.

Y morir. 

Tierra [Saga Lapis Omnia #1] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora