Estrella maldita.

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En una mansión alejada de todo, en medio del bosque con la luna llena a sus espaldas, una joven con vestido de estudiante estaría tocando repetidas veces las puertas de aquel lugar, gritando a su vez que la dejaran entrar para poder ver a quien se encontraba dentro de la mansión. Lo necesitaba tanto como si su vida dependiera de ello.

Agacharía la cabeza unos momentos, pensando que tal vez la persona a quien buscaba no estaba interesada en ella; no obstante, sentiría como una luz la deslumbraba. La chica levantaría la cabeza viendo cómo las puertas de la mansión se abrían, provocando una sonrisa de felicidad por parte de la joven. Ella entraría sin pensárselo dos veces, para que después las puertas del sitio se cerraran apenas entró.

En la ciudad, un grupo de amigos estaría teniendo una pequeña plática sobre una posible reunión que tendrían.

-Entonces, ¿nos vemos en el parque como a las 6:30? - Preguntó a los otros dos.

-Sí, claro. Solo déjame arreglar una que otra cosa en casa y dejarle la cena lista a mi mamá - Respondió.

-¿Cocinas para tu mamá? Yo solo pido comida a domicilio cuando llega tarde - Expresó.

-Bueno, necesitas eso para cuando te mudes de casa y además es como una forma de agradecerle por todo lo que hace por mí.

-Bro, tú conoces a mi mamá, ella es un ogro y...!

Su comentario sería interrumpido al escuchar quejidos a sus espaldas. El joven se voltearía viendo a una chica con un aspecto pálido, con sus huesos resaltando en ciertas partes del cuerpo, y con un caminar similar al de una persona drogada.

Los jóvenes retrocederían asustados por ello. Uno de ellos le preguntaría a la chica si se encontraba bien, pero esta solamente pasaría de largo de él para luego de unos pasos caer al suelo completamente agotada.

(Colocar intro aquí)

El Señor Smoothie, ese lugar que para Ben era sagrado tanto como su habitación o su cuenta de Sumo Slammers Legends en su teléfono. Él había rogado a su abuelo Max después de un día entero de carretera detenerse a comprar uno de esos batidos, ya que recientemente se había lanzado un nuevo sabor y Ben quería ser de los primeros en probarlo. El Tennyson mayor decidió complacer a su sobrino y también para descansar un rato de estar todo el día conduciendo.

Gwen, por otra parte, era indiferente al respecto. Solo accedió a venir al lugar más que nada porque estaba bloqueada con respecto a su novela y este tiempo le sería de utilidad para distraerse un rato.

Ben estaría mirando tanto la mesa de pedidos como el aparato que uno de los empleados les había dado para saber cuándo su pedido estuviese listo.

- Ben, hijo, relájate. No creo que demoren tanto en las papas con chile los smoothies - dijo Max, jugando Candy Crush en su teléfono.

- Tu abuelo tiene razón. Cálmate por un momento, ¿quieres? Vine aquí a despejarme y por el aire acondicionado, no para estar pendiente de un niñito con las hormonas alborotadas por un estúpido jugo - expresó Gwen, dibujando en una libreta.

- No lo entiendes, además no es un jugo, es un batido. El mejor batido de todo el mundo, no del universo.

En ese momento, Ben oiría el sonido del aparato que les dieron y, tal como si fuera una señal divina, el Tennyson menor tomaría el objeto y, casi cayéndose de la silla en la que estaba sentado, iría a toda velocidad por su pedido. Gwen lo único que pudo hacer fue taparse con su cuaderno, mientras que Max estaba concentrado en su videojuego.

Al rato, el equipo regresaría al camper para continuar con su viaje, con un Ben completamente satisfecho tomando un smoothie, para después sentarse en el pequeño sofá al lado de la mesa, mientras Gwen se sentaba en el otro mini sofá.

Ben 10: ReduxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora