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"𝐄𝐥 𝐚𝐜𝐜𝐢𝐝𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐲 𝐥𝐚 𝐭𝐫𝐚𝐧𝐬𝐟𝐨𝐫𝐦𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧: 𝐃𝐞 𝐆𝐫𝐲𝐟𝐟𝐢𝐧𝐝𝐨𝐫 𝐚 𝐒𝐥𝐲𝐭𝐡𝐞𝐫𝐢𝐧"

Los cuatro años siguientes tuvieron momentos buenos, pero también malos.

Antes de comenzar el segundo año, por fin pude presentarles a Harry a mis padres.

Creí que sería difícil para mamá al comienzo cuando se enteró de que era sobrino de Petunia Dursley, la mujer que siempre la criticaba por cualquier cosa insignificante. Pero en su lugar, se mostró tranquila y fue muy amable con Harry.

También fue reconfortante que conociera y se llevara bien con los padres de Herms y Ron. De vez en cuando solíamos invitar a los Weasley, a los Granger y a Harry a nuestra casa para pasar tardes juntos.

He vivido las experiencias más lindas en Hogwarts, incluso corriendo peligro de vez en cuando.

Durante mi segundo año, en el viaje en tren hacia Hogwarts, conocí a una niña un año menor: Luna Lovegood. Me hubiese sentado con Hermione, pero al ver a Luna sola y triste en un compartimento, decidí hacerle compañía. Ella era un poco extraña, pero muy amable.

En ese viaje, hablamos de todo, incluso de su madre. Me explicó cómo falleció, cómo afrontó su pérdida y algunas teorías que tiene sobre la muerte.

Fue agradable conocer a Luna.

Ella es diferente a los demás y eso la llevó a ser el centro de burla, especialmente por sus propios compañeros de casa. A menudo, solía ser golpeada "accidentalmente" por otros estudiantes. No pude quedarme observando los malos tratos hacia ella y ver que no reaccionaba ante los abusos, así que decidí defenderla yo.

Aún recuerdo el día que casi me expulsan del colegio por batirme en una pelea con quienes la molestaban. Pero valió la pena.

A partir de ese año, ya no íbamos en botes hacia Hogwarts, sino en unos carruajes tirados por unos caballos negros y esqueléticos con alas grandes.

Ese año, nuestras vidas también corrieron peligro. La cámara de los secretos fue abierta y, junto con mis amigos, decidimos transformarnos en los miembros de la pandilla de Malfoy para poder entrar a la sala común de Slytherin.

Tener que transformarme en Pansy Parkinson fue una de las peores experiencias de mi vida, sobre todo si tenía que fingir ser ella también.

Volví a tener otra pelea con Malfoy por haber insultado a Hermione. Y, delante de todo su grupo de amigos, Draco me llamó pobre sanguijuela sangre sucia.

No era la primera vez que Draco Malfoy me llamaba así. Y de nuevo, yo no sabía lo que significaba ese término, pero pensé que debía haber sido algo muy ofensivo.

Al tiempo me enteré lo que significaba y durante meses me sentí inferior a todos los demás.

De regreso a casa, tras finalizar el segundo año, Malfoy me confesó que deseaba que el basilisco acabara con los sangre sucia como Hermione y yo. Mencionó también que prefería que no volviese el próximo año para no tener que ver mis horribles ojos de distinto color.

Me llamó "fenómeno", y ese apodo duró hasta el cuarto año.

Esa vez bajé llorando del tren y mis padres cruzaron miradas con el señor Malfoy, quien nos miró de manera muy despreciativa y con aires de superioridad.

Mamá y papá duraron semanas intentando subir mi estado de ánimo. Y lo lograron.

"No permitas que los prejuicios de alguien más te hagan dudar de tu valía. Además, recuerda lo que llevas en tu corazón. Eres amada y muy valiosa, y eso es mucho más importante que las absurdas opiniones de alguien como ese tonto niño..."

Immortals | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora