Capítulo 4

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-¡Suéltame, bruja!- Grité mientras intentaba con todas mis fuerzas escapar. Había sentido como me elevaban por el aire justo después de escuchar a Melinda gritarme "hada hibrida". Sus ojos se inyectaban de negro raro mientras me elevaba y colocaba de manera nada delicada en la mesa del estrado superior.

-Dime ahora, ¿cómo lo lograron? – me dijo con furia mientras me presionaba con fuerza contra la mesa.

-¿De qué está hablando?

-No finjas, ¿acaso eres un Changeling longevo o algo así?- Me dijo mientras, con una mano, me agarraba de la oreja y miraba dentro de mi oído -Nada inusual aquí- Luego me abrió la boca y me revisó de igual manera. -No hay más que un inicio de caries. – Dijo molesta, le lancé una mordida a su mano, pero esquivó.

-¡De que habla, vieja loca!-

Entonces acercó su rostro hasta casi pegar su pupila con la mía, desde allí me observó un momento, luego dijo:

-Sal de allí, Changeling...-

-¡Que no soy un Changeling!

Sinceramente no sabía bien que quería de mí, pero su intensidad me estaba asustando. Debo decir que desde antes ya me causaban algo de aversión "las tres grandes brujas", con sus ínfulas de gran cosa. Pero Melinda ya me estaba comenzando a enterrar las uñas en los hombros.

-¡Suéltame, bruja!-

-Si no eres un niño intercambiado, niña, entonces debes estar muriendo...- Dijo alejándose un poco y mirándome de arriba abajo, eso sin soltarme los hombros nunca.

-¿Muriendo?

-¡Dime! ¿Cuento tiempo te queda de vida, engendro?

-Y yo que sé, como puedo saberlo.

-¿Estas enferma? ¿Débil? ¿Has escupido sangre o tenido sudores y dolor?

-¿Si le digo que sí me dejará ir?

-Solo si es verdad, engendro.

-Pues sí, hoy en la mañana escupí 2 litros de sangre en el lavabo, me duele la cabeza y tengo tos.- Luego fingí toser dos veces.

Se me quedo viendo dudosa, frunció la boca y yo le fruncí el ceño en respuesta.

-Mientes...

-¡Pues claro!- Y hasta allí fue que aguanté. Melinda ya sabía que era hada y yo ya sabía, con lo que había dicho, qué era lo que deseaba escuchar de mí.

-Si lo que quieres saber es si soy media hada, pues si, ¡lo soy!, y no, no estoy muriendo porque mi familia logró quitarnos de encima esa maldición horrible que...-

Allí fue donde Melinda me soltó. Su mirada cambió y su expresión era atónita. Se llevó la mano al mentón y dio media vuelta dándome la espalda. Escuché que balbuceaba incoherencias mientras se alejaba de mi paso a paso. Agitó la mano donde tenía su varita de flor y una cuerda brillante me amarró a la mesa apenas intenté ponerme de pie.

-¿Cómo es simplemente posible...?- Se preguntaba Melinda. Luego sacudió a cabeza; tronó los dedos y delante de ella se abrió un portal de donde salió disparada Kaisa.

-¡Estas loca, Melinda! ¡¿Por qué me encerraste?!

-Porque ibas a intentar ayudar al híbrido.

-¡Kaisa, ayúdame! ¡Esta mujer me sacó sangre y se la comió!

-¡Fue solo una mísera gota! ¡Cuando lo dices así me haces parecer el maldito Drácula!

-¿Por qué está amarrada? ¿Qué es lo que estás haciendo? ¿¿Comiste su sangre??

Diario de un HadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora