Capítulo 5

70 4 4
                                    


-Qué habrá sido de nuestra hija, Eleonor, ¿Qué es lo que le han hecho esos demonios?

-Yo que voy a saber...ojalá supiera dónde está mi pequeña. Pero "eso" que dejamos allí, no es mi niña.-

Fue la corta respuesta de una madre desconsolada entre el llanto y la furia. La carreta, en el constante ruido de sus ejes, dejaba atrás meses de dolor y de espanto.

De un infierno.

En medio de una zona inhóspita, cerca de un antiguo lago, una criatura de naturaleza imposible era abandonada. Volteó con trabajo su cuna de mimbre y se arrastró hacía el agua.

-Sé bien que "eso" no es hijo nuestro, Eleonor. No tenemos que llorar por él.-

-Si, lo sé...

...ese es un monstruo de esas malditas hadas. Mil veces malditas.

***

-¡Abuelo! ¡Necesito la verdad!- Exclamé con enojo pero sin gritar; no quería alertar a mi madre mientras, apoyada en mi tocador, miraba el espejo de mi cuarto con furia.

Pero solo estaba yo mirándome fijamente con el ceño fruncido.

-¡Contesta!- Insistí. Llevaba ya un rato intentando hablar con ellos, pero no daban señales de ningún tipo.

-Hace un día ni siquiera me dejaban sola para ir al baño y ahora resulta que no se quieren aparecer.- dije aún más enojada. -¡Salgan sombras cobardes!

Ante el silencio de la madrugada, solo bufé.

-¡Bien! Si no tienen nada que decir, entonces me pondré en manos de esas brujas perversas para que me hagan pruebas y me saque de encima esta duda de ser un monstruo, un niño intercambiado o ¡qué se yo! Ya que mi familia se queda callada.-

Me era imposible pensar con claridad después de todo lo que había sucedido ese día. Me quité del tocador, me dirigí a la cama y me dejé caer con fuerza.

Unas horas atrás, al llegar por la tarde de la biblioteca, mi mente era un torbellino de preguntas que me asustaban.

¿Soy un demonio realmente? ¿Qué significa serlo?

¿Somos los malos? ¿Soy un Changeling en realidad?

¿Mi mamá...lo és? ¿Y si intercambiaron a mamá?

¿Qué pecado cometieron las hadas como para ser castigados?

Ante esa bruma mental, al llegar nuevamente lo que hice fue abrazar a mi madre apenas crucé la puerta. Ella notó ese extraño aumento en el cariño demostrado.

-Bien, Hilda, esto ya es raro. Van dos días en que estás comportándote fuera de lo usual. ¿Puedes decirme que te sucede?

Ella me había tomado suavemente de los hombros. Yo le miré con tristeza.

-¿Mamá?

-Dime, cariño.- Y me acarició el rostro.

-¿Sabes lo que es un Changeling?

-¿Un qué?

-Un Changeling.

Ella lo pensó un poco llevándose una mano a la barbilla; creo que al estar preocupada por mi trató de hacer memoria. Pero no llegó a nada.

-No en realidad, Hilda. No se me viene nada a la mente. ¿Es importante? O dime que es, a lo mejor puedo ayudarte.

Inhalé con fuerza y luego sonreí. -No es nada, mamá, es solo una duda que me surgió de un juego tonto en la biblioteca.

Diario de un HadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora