DC: El Bar Sin Salida de Gotham

Capitulo 1: Reencarnador en serie

He vivido muchas vidas distintas. Cuando digo eso, lo digo literalmente. Vida tras vida. Todos diferentes y, sin embargo, iguales. Circunstancias distintas, misma persona. Una y otra vez. Yo era Sean Caine, una reencarnación en serie.

A veces reencarnaba como un bebé. A veces como un adulto completamente maduro. Casi lo único que se mantuvo igual fue mi nombre. Era como si se me hubiera grabado a fuego en el alma. Tal vez toda esa charla sobre 'Nombres verdaderos' tenía algo de credibilidad.

La muerte era casi mundana para mí ahora. Si bien no sabía dónde terminaría, los nuevos mundos en los que me encontraba tendían a ser tan únicos y variados como mis nuevos cuerpos. Algunos eran mágicos. Algunos eran mundanos. Algunos todavía eran familiares, cuentos e historias de otra vida.

En el gran esquema de las cosas, estoy seguro de que no era especial. La reencarnación era un tropo por una razón. Seguramente, otros se habían encontrado en mi situación. No era todopoderoso ni nada. Y había dejado de perseguir el poder temporal después de la sexta vez que reencarné con un nuevo comienzo.

Dadas mis circunstancias, viví mi vida como quise. No le di mucha importancia a los juegos de poder o a los eventos más amplios de los mundos en los que me encontraba. Vivir para mí era suficiente para mí. A veces esa filosofía me absorbía en acontecimientos de importancia. Pero la mayoría de las veces, los poderes superiores y el destino me dejaban solo.

Un ejemplo: mi última vida. Y mi última muerte, supongo. Era un típico mundo de fantasía. Uno que habría sido común en casi cualquier escenario cliché de isekai. Sistema, Rey Demonio, figura de Héroe, Reyes, Reinas y todo eso.

Había nacido en el seno de una familia completamente normal en el reino que limitaba con las tierras del Rey Demonio. Pero en lugar de convertirme en un aventurero o buscar el poder a través del sistema, decidí convertirme en el bufón de la corte del rey.

Esa decisión... no terminó bien. Oh, estuvo bien por un tiempo. Vivía una vida cómoda y era el único legalmente autorizado a insultar al Rey. Pero terminé llevando uno de mis chistes demasiado lejos. Bueno, tal vez algunos de mis chistes...

Hubo una vez que le di una palmada al Rey y me disculpé diciendo que lo había confundido con la Reina. Y la vez que "adopté" (secuestré) a un grupo de bebés demoníacos para criarlos como mis asistentes bufones, casi comenzando una guerra abierta con los demonios. Y la vez que le robé las bragas a una princesa visitante y las planté en el bolsillo del rey para que se cayeran cuando estaba saludando a la princesa y a su padre, casi comenzando otra guerra. Y la vez que llevé al Príncipe a una fiesta de despedida de soltero, lo que hizo que se perdiera su boda y casi comenzara otra guerra. Y la vez que añadí afrodisíacos a la fiesta real, lo que llevó a una orgía que se extendió por las calles de la capital y casi inició una revolución.

Finalmente, se me consideró una amenaza para la seguridad nacional y el rey se vio obligado a pedir mi ejecución. Probablemente tampoco ayudó a mi caso el hecho de que me acostara con la Reina. O la princesa. O la madre real del rey. Sí, tener carnalmente tres generaciones de la familia real probablemente no me ayudó a mantenerme con vida.

Oh, bueno, acepté mi fatal final noblemente, sabiendo que me esperaba otra vida. Después, por supuesto, de anunciar al numeroso público que se congregó que el Rey era un. ¿Las consecuencias de mis actos? No lo sabía, no me importaba. Mi cabeza ya estaba separada de mis hombros cuando la multitud comenzó a arrojar productos al Rey.

Como siempre, iba a la deriva entre una vida y la siguiente. No sabía mucho sobre el multiverso. Lo suficiente para saber que definitivamente era una cosa. Lo que sea que animara a mi alma a la reencarnación parecía arrojarme al azar sobre la vasta extensión de la existencia. No se sabía dónde terminaría.