Capítulo 4

535 59 10
                                    

—Vamos señorita Rashta, podrá engañar al emperador o a la emperatriz, pero de por hecho que no me creo su cuento de inocente niña —la mirada del duque era bastante coqueta, podía oler sus intenciones desde aquí. Cada palabra la pronunciaba con un aura oscura, pero por algún motivo siento que este no es el duque que yo conocí la primera vez.

—Usted tiene mucha razón señor —mis palabras lo hicieron sonreír con la copa en sus labios, su mirada era penetrante— Tengo intenciones oscuras, pero no las que usted cree. No pretendo ser la otra, pero seré la primera, eso delo por hecho.

Dicho ese me di media vuelta y abandoné el lugar, dejándolo bastante confundido. Mis palabras pueden interpretarse de varias formas, pero la realidad es que en este momento solo deseo dos cosas. Quiero poder asegurarme un futuro que no involucre mi propia muerte, necesito crecer y avanzar siguiendo los pasos de la emperatriz y tener un futuro feliz. Además deseo infinitamente vengarme del duque Ergi. Su traición fue la más dolorosa que sentí en la vida, pero él no será el único, acabaré con varios antes de tener mi futuro feliz.

No quiero ser la malvada Rashta que mata a todos y odia al mundo, esa que enloqueció sin poder hacer nada y se dejó afectar por la manipulación, la desesperación y los traumas. Pero tampoco quiero ser la Rashta inocente que deja que le hagan daño o que no puede valerse por sí misma. Quiero tomar esos dos personajes que me destruyeron en el pasado y crear una nueva Rashta que puedas escribir su propio futuro, uno en que no dependa de otra persona, uno en que nadie tenga el poder de destruirla.

El emperador me intercepto en mi camino y me pidió bailar una pieza, acepté por mera educación y nos mantuvimos de esa forma por un rato, al final la fiesta acabó y finalmente pude irme. La emperatriz estaba demasiado seria, me di cuenta de que casi no sonreía nunca, pero se la había pasado charlando con el príncipe de occidente. Ambos estaban bastante juntos y el emperador intercedió entre ambos, tomando a la emperatriz por la cintura y siendo lo más seco que podía.

Ahora que veo la situación desde afuera, con otros ojos más específicamente, me doy cuenta de que la verdad estaba ante mí y yo no quise verla. El amor, la posesión y los celos entre ambos es muy evidente. La emperatriz no muestra mucho de ella misma, pero él es demasiado transparente aunque no se note. Puedo ver lo bien que se llevan, lo mucho que se aprecian y sobre todo cuanto el la ama.

Solo en este momento puedo pensar más claramente las cosas y darme cuenta de que yo solo fui el medio que el emperador utilizo. Él siempre amó a Navier, eso no era un secreto para mí, pude notarlo. Solo que no pensaba que eso era desde antes, realmente pensé que su amor por ella se había desvanecido al conocerme y que luego del divorcio, al verla tan enamorada de su nuevo esposo, pensé que esa era la razón por la que la quería de vuelta.

Ahora veo que erre en todo lo que pensaba, el al amaba incluso antes de divorciarse. No sé si realmente sintió algo por mí en ese momento, pero lo que sí puedo entender es lo que pasó después. El solo quería que le diera ese hijo que criaría junto a Navier, ese siempre fue su plan, el problema es que un rey se metió en su camino y arruinó ese cuidadoso plan. Aunque puede que él solo haya sido un tonto, porque seamos honestos, hasta para mí es un plan estúpido.

—¿En qué piensas? —escuché que me pregunta la emperatriz, yo solo le sonreí.

—Nada majestad, solo pensaba en lo divertida que fue la fiesta.

—Las celebraciones siempre son algo elegantes y llenas de chismes, pero es un ambiente agradable a veces —mientras hablaba puede ver una pequeña sonrisa asomarse, pero luego volvió a ser una mueca de seriedad. Fue un movimiento tan rápido, que casi no lo detecto.

En ese momento sentí unas fuertes náuseas y unas arcadas salieron de mi garganta, detuve el paso y pude sentir el dolor punzante en mi estómago. Me sentía muy cansada y era consciente de lo que ocurría, yo sabía perfectamente que estaba embarazada de Glorim, era cuestión de tiempo antes de sentirme de esa forma. De repente me desmayé sin siquiera darme cuenta y pude sentir unos gritos a mi alrededor.

Cuando abrí los ojos, me encontraba de nuevo en mi habitación, todo era oscuro a mi alrededor y podía ver que alguien abría las cortinas y una fuerte luz entraba por la ventana. Miré a un lado y se encontraba la emperatriz con sus sirvientas, ellas traían un tazón de lo que parecía sopa. ¿Estuve toda la noche inconsciente? ¿Ya sabrá la emperatriz de mi embarazo? No estoy segura si es buena idea dejar que se descubra o debería deliberadamente esconderlo.

—¿Te encuentras bien? —preguntó ella y yo asentí con la cabeza.

—Algo mareada pero bien.

—Anoche vino a verte el doctor, pero despertaste en medio de su revisión y no le permitiste revisarte. Él dijo que te veías bien físicamente, por lo que vendría en la mañana a revisarte cuando ya estuvieras consciente —explico ella y yo me di cuenta de que no podía postergarlo más, tenía que encontrar una excusa para cubrir este hecho.

—No es necesario ninguna revisión, soy una persona con una salud muy débil y es completamente normal este tipo de cosas. No se tiene que preocupar majestad, estoy perfectamente ahora y no necesito un médico —ella no parecía convencida de mis palabras, pero lo dejó pasar y yo me alegré por eso.

—Está bien, pero deja que el doctor te revise de igual forma.

—Por supuesto —dije tranquilamente— Disculpe majestad, ¿Fue el emperador quien me trajo aquí? —pregunté bastante confundida.

—No, fue mi hermano —contestó ella con una sonrisa, la primera sonrisa que he visto en ella desde que llegué.

—¿Su hermano? —en ese momento me preocupe, se supone que el hijo del duque Trovi no aparecería hasta que yo me hiciese amante y mi embarazo fuera bastante avanzado. ¿Cómo se supone que regreso antes de que todo eso pasará? Algo demasiado extraño debe estar pasando, todo se está modificando.

—Si, Kosair Trovi, hijo del duque Trovi —contestó ella y de repente mi cuerpo se heló.

—Si, Kosair Trovi, hijo del duque Trovi —contestó ella y de repente mi cuerpo se heló

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Retornemos la historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora