Días de verano, p3

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La balada de los dragones

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Días de Verano

parte 3

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Kanon estaba sentado en el sofá cuando Saga entró en el apartamento haciendo que su corazón diera un respingo violento, no esperaba tan pronto la vuelta de su hermano observando, sobretodo, que este tenía una cara mala y le miraba acusándolo de algo. El gemelo dedujo rápidamente lo que venía sin embargo, esperó a que su hermano hablara primero, si no era para echarle en cara lo que creía, él mismo se estaría acusando.

—Kanon, ¿qué demonios está sucediendo? —preguntó lanzando una mirada perforante mientras dejaba sus cosas en el suelo— ¿quién era el chiquillo ese que salió de prisa?

—Ah... así que lo viste —el corazón de Kanon comenzó a latir con feroz rapidez pues había sido descubierto por la persona que menos esperaba—. Solo es un amigo, nada más.

—¿Crees que voy a tragarme eso? —el mayor de los gemelos tomó asiento en la silla más cercana sin dejar de observar a su hermano menor— ¿Por qué estás a medio vestir?

—Por nada Saga, deja de hacer tantas preguntas. No es tu asunto.

—Disculpa, pero acabo de ver a un mocoso salir de nuestro apartamento y tú estás a medio vestir y ni siquiera llevas zapatos puestos. ¿Quieres que crea que estuvo aqui mirando el televisor contigo? No soy tonto, Kanon. El chiquillo es menor de edad, ¿cierto?

—...

Saga esperó la respuesta por un momento y, al no obtenerla, su semblante se ensombreció aún más.

—Kanon, ¿qué estás haciendo? Tu no eres así. No tenía idea de que te metieras con menores como ese.

—¡¿Qué?, espera... espera... no es así! —Kanon se puso de pie yendo de un lado al otro con impaciencia mientras Saga lo seguía silencioso con la mirada— Es la primera vez que ocurre, ¿de acuerdo? No soy un pervertido o algo peor. Él es el primer y único chiquillo que me hace sentir estas cosas, que ha hecho que me comporte así. Tiene una especie de magia que...

—¡No sigas, no quiero escuchar! Nadie te ha hecho comportarte como lo que sea que dices más que tú mismo. Acepta tu responsabilidad. Te apuesto lo que sea a que el niño ese estaba metido en sus asuntos y tu apareciste de la nada encaprichado por alguna "magia" del momento.

—¿Qué? —los ojos de Kano brillaron ante las acusaciones.

—¡Lo sedujiste por vanidad propia! Asume la responsabilidad, ¿qué harás cuando sus padres se enteren y te pongan una orden de restricción?

—¡Cierra la boca Saga y deja de meterte en mis asuntos!

—Aléjate del mocoso antes de que sus padres te acusen con las autoridades.

—Él jamás haría algo así. Delatarme o algo parecido.

Saga no podía creer lo que escuchaban sus oídos. ¿Es que Kanon había perdido la cabeza o algo peor? A veces era alocado y fiestero, pero jamás había cruzado un límite como ese y menos con un menor de edad. A pesar de ser alto y pasar fácilmente por adulto, el chico era lo que era y, lo peor, es que Kanon confirmó la edad del jovencito poniéndose a la defensiva.

De haber sido lo opuesto, su hermano habría afirmado que el joven tendría más de veinte años o algo así.

—Detén esto Kanon, te lo pido. Usa la cabeza para pensar y no tu ego.

La balada de los dragones (Rada x Kanon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora