Estaba recostada en el sillón de la sala, viendo la televisión. Habían pasado dos días del accidente y hoy era mi último día de reposo.
Ayer por la mañana, pasó a recogerme mamá en su auto. Para ir directamente a la jefatura de la ciudad y retirar mis pertenencias.
Pero realizar dicho trámite, me llevó toda la mañana.
Tenía que estar a la espera de la persona que estaba encargada del departamento de propiedades, donde se encontraban mis cosas. Quién casi a mediodía, apareció con un café y una dona en mano.
Quería morirme en ese momento. Pero no tenía ganas de pelearme con nadie más.
Camino a la jefatura, con mamá, habíamos discutido. Iba regañándome como una niña pequeña. De hecho, se molestó bastante conmigo por no haberle dicho nada al respecto de mi accidente.
Pero en mi defensa, no quería preocuparla. Mucho menos que se estuviera molestando por mí.
A pesar de mis reiteradas explicaciones, que por cierto, no sirvieron de mucho. Ella seguía actuando como una madre sobreprotectora.
Pero siendo optimista con la situación, ella estaba viendo el vaso vacío. Es decir, las dificultades podrían haber sido mucho peor, pero sin embargo, no lo fueron.
El punto es que después de eso, volvimos a casa y almorzamos, como si esa discusión jamás hubiera existido.
Así sea que tengamos nuestras diferencias, ella siempre será mamá y la amo. Solamente deseo que esté tranquila.
Veía una película de suspenso y ciencia ficción, del año 2009, una bastante vieja, Presagio.
Siempre que la veo, me atrapa completamente. El personaje de Nicolas Cage sostiene el ambiente sombrío durante toda la película con su actuación, tiene una banda sonora lúgubre y trágica, lo cual la hace una reliquia en mi opinión. Lástima que el actor nunca tuvo el merecido reconocimiento que se merece.
Mientras observaba con detenimiento la película, el aparato comenzó a sonar. Era mi madre.
– Mamá. – Apoyé el teléfono en mi oído. – Estaba pensando en ti. – Me adelanté antes de que pudiera hablarme primero.
– Cariño. ¿Qué tal te encuentras? – Mencionó cálidamente. Su voz me relajaba.
– Bien. – Mencioné mientras bajaba el volumen de la televisión. – Y tú, ¿cómo estás?
– Bien cielo. – Hablo desde el otro lado de la llamada. – No recibí noticias sobre ti y quería asegurarme de que todo estuviera bien.
– Mamá... – Bufé. – Ya te lo había dicho, estoy bien. – Quité la cobija que me cubría y luego me levanté del sillón. – Confía en mí – Seguidamente, me acerqué hasta la ventana.
Ya era de noche, y el clima seguía igual. El servicio meteorológico, había anunciado días antes precipitaciones de lluvias que se esperaban para hoy.
– Mamá, enciende el televisor. – Hablé seria.
– ¿Qué sucede? – Preguntó.
– Están surgiendo eventos catastróficos en el mundo. – Hablé con suspenso. – Los reporteros están insinuando que el día del juicio final, es hoy.
– ¡¿Qué?! – Se sobresaltó. Solía ser muy ingeniosa con las bromas, siempre tramaba cosas y la víctima en esta ocasión sería mamá, otra vez. – No es cierto. – Afirmó.
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𝐂𝐔𝐋𝐏𝐀𝐁𝐋𝐄𝐒 | ᴇɴᴢᴏ ᴠᴏɢʀɪɴᴄɪᴄ
Teen FictionEnzo Vogrincic y Jacqueline Scaglione terminan envueltos en un accidente. Una historia de dos personas muy diferentes con mundos distintos. Él es un hombre de treinta años, dedicado al trabajo y a pasar tiempo con sus amigos. Sus hobbies son la foto...