-Capitulo 4-

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Mientras Jiyeon se alejaba, Seojun observaba cómo la distancia entre ellos aumentaba con cada paso que ella daba. Su mente formulaba palabras que nunca llegaban a salir en voz alta, susurros de esperanza en medio de la despedida.

"Quizás el destino nos unirá en algún momento, pero mientras, te esperaré aquí y te buscaré cada día en cada rincón de la ciudad," pensaba Seojun, con una mezcla de determinación y resignación.

Al subir al auto, la lluvia comenzó a caer, un reflejo perfecto del tormento emocional que Seojun estaba experimentando. Su madre, sin decir una palabra, condujo de regreso a casa. Seojun, con la mirada perdida en la ventana empañada, dejó que las lágrimas se deslizaran silenciosamente por su rostro.

Llegando a casa, Seojun, en un acto impulsivo, marcó el número de Jiyeon, buscando consuelo en su voz. Sin embargo, la llamada solo llevó al buzón de voz. La grabación de Jiyeon resonó en sus oídos: "No puedo hablar ahora, pero no te preocupes, estoy bien."

Con lágrimas cayendo por sus mejillas, Seojun siguió marcando su número, una y otra vez, solo para escuchar su voz. Cada llamada se volvía una especie de ritual de conexión emocional en la distancia. Pero finalmente, su teléfono se apagó, sumiéndolo en la oscuridad que ahora parecía envolver su corazón.

En la penumbra de su habitación, Seojun se encontraba sumido en el dolor de la despedida. Su madre tocó suavemente la puerta y entró con un pequeño plato de frutas y jugo, tratando de ofrecer algo de consuelo.

"Debes estudiar, se acercan los exámenes," dijo su madre mientras acercaba la fruta a la boca de Seojun. Sin embargo, su gesto pasó desapercibido para él, y con un estallido emocional, Seojun tiró el plato y el jugo de vidrio al suelo.

Comenzó a desahogar su frustración de manera descontrolada. Libros volaron por la habitación, cada examen que colgaba en la pared fue arrancado, cuadros destrozados. Gritaba con una mezcla de enojo y tristeza: "Lo único que importa en esta maldita habitación son los estúpidos exámenes. ¿Acaso no hay algo más de lo que hablar? Estoy cansado de solo tener problemas de exámenes en mi mente... ¡Mamá, quiero ser feliz, déjame serlo!"

Sin embargo, la respuesta de su madre fue tan mecánica como sus palabras anteriores: "Se acercan los exámenes."

Seojun, sintiendo la frustración y la falta de comprensión, vio entrar a su padre. Al ver el desastre en la habitación, su padre, sin palabras, le propinó una cachetada. Después de ese momento de violencia, los padres se retiraron de la habitación, dejando a Seojun solo, envuelto en un silencio que solo resaltaba su angustia.

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