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-Jay, cariño, lo hacen para ganarse la vida. ¿Quieres hacer el favor de relajarte y dejar que trabajen?
Jisoo dijo con los dientes apretados, tratando de no explotar por su marido.
Se estaba hartando de él, constantemente tratando de decirle a los repartidores de muebles como hacer su trabajo.
Los había estado dirigiendo toda la mañana y ya había tenido bastante de él.
A juzgar por el ceño fruncido de enojo en sus desgastadas caras, por todo lo que habían tenido que soportar.
-Bueno, está bien, querida. Eso nunca va a pasar a través de la puerta de esa manera -Claire Park, había decidido ayudar.
Con mucho pesar de Jisoo .
Su suegra siempre estaba oponiéndose a todo lo que decía o hacía, y estaba molestando a los pobres repartidores casi tanto como Jae-beom.
Entre los dos, estaba a punto de gritar.
-¿Qué tal si dejamos que ellos lo intenten? -gruñó.
Vio la mirada de agradecimiento de uno de los tres trabajadores, y que trató de sonreírles.
Se quedaron en silencio, mientras los hombres giraban el nuevo sofá, en varias diversas posiciones hasta, efectivamente, encontrar la que les permitiría entrar a través de la puerta principal.
Jisoo se mordió la lengua para no hacer una burla, "neene, neene, neene" pensando en su marido y su suegra.
Esta le lanzó una mirada, una que claramente decía, lo mucho que odiaba a su nuera cuando tenía razón.
Claire Park era una mujer hermosa.
Incluso si no tuviera el dinero suficiente para comprarse el peinado perfecto con el perfecto color, las manicuras más caras, y los mejores de diseñadores ropa, todavía habría sido hermosa.
A la edad de cincuenta y ocho años, parecía que estaba en sus cuarenta y tantos años.
El cabello rubio teñido era impecable, sin un pelo fuera de lugar, rozando suavemente la espalda desde su cuello.
Sus ojos eran del mismo color verde como los de Jay.
Jisoo había logrado evitar poner los ojos en blanco, cuando Claire había llegado con su típica vestimenta: un traje pantalón y camisa italiana negra bellamente ajustada.
Jisoo tenía cinco años y Jay tenía seis años, cuando su papá se había hecho con parte de la firma de abogados del papá de Jay.
Michael Kim y Daniel el padre de Jay se habían convertido en buenos amigos, al igual que sus esposas, Whitney y Claire.
Ellas hicieron lo mismo, se movían en los mismos círculos, y se convirtieron en miembros del mismo club de campo.
Tanto sus familias como su pequeña Jisoo y su hermano, al igual que Jay y su hermana mayor, poco tiempo después se convirtieron en un grupo casi inseparable.