TRES

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Danilo

Caminé por la cancha, esperando que Carlos me pasara la bocha para patear al arco pero nunca llegaba. Hacía poco que Carlos se había ido de All Boys para irse a Boca, desde ahí 'taba cambiado. Gracias a eso yo pasaba más tiempo con Nataly, enseñandole a jugar a la pelota o bardeando al Hernán que siempre se cruzaba a romper las pelotas.

Cuando por fin me llegó la bocha pateé y entró al arco así perfecta. Corrí a festejar con Carlitos y después a Nati, que me ignoró.

— ¿Qué te pasa gila? —le dije enojado, parece que no le importó porque negó. — Eh, mirame cuando te hablo.

— Pará un poco pendejo del orto. —ella se levantó, yo la miré confundido y me quise acercar. — No me toque'.

Después de eso se fue y yo me quedé con Carlos, mirándonos entre nosotros. Arrugué la nariz y me senté en el tronco, esperando que él se sentara conmigo.

— Hoy cumple año' este guacho que ve' acá. —dije con una sonrisa—.

— ¿Era hoy? —Carlos me miró con los ojos bien abiertos, yo asentí—.

— Tengo un poco de plata así que voy a compra' unas pizzas. —él me sonrió. — Me imagino que va' a venir.

— Voy a tratar.

Me dijo. Yo asentí con una mueca más seria mientras lo miraba a los ojos.

— Vas a trata'... —me levanté del tronco y suspiré. — Voy a hace' como que no escuché nada. Pero si no vení' el mal amigo va' a ser vo', no yo.

Le dí una última mirada antes de irme a mi casa. En la puerta me sorprendió un encapuchado que reconocí por la voz al decirme feliz cumpleaños. Lo dejé pasar y cerré con traba. Suspiré y me fui a sentar a mi pieza, escondiendo el plato que tenía al lado del colchón. Ella se sacó la capucha y se sentó a mi lado, agradecí que no haya visto la merca en el plato.

— El Hernán me tiene amenazada. -dijo Nati, yo abrí los ojos anonadado. — Dijo que si me ve con vo' somo' boleta.

— ¿Y qué? ¿Le vas a cree' al negro ese catinga? —le pregunté con una mirada determinante. — Lo voy a baja'.

— Danilo no haga' nada. No quiero ni que te acerqué' a un arma. —frunció el ceño y me agarró el hombro. — No te la de' de piola porque te van a boletea'.

— Hijo de puta, la concha de su madre.

Empujé enojado la mesa de luz, no sabía por qué estaba así, ¿Era por ella o por mí? Me daba bronca que el pelotudo me amenazara a mí pero más me molestaba que no me dejara ver a la Nataly, que ahora era como mi mejor amiga.

— No quiero ni que hablé' con el Jorge o el Cochi. —me dijo, yo solo pude suspirar profundo y asentir. — Me voy, cuidate.

Cuando ella se fue recé para que no la haya visto nadie que la pudiera buchonear. Me agarré la cabeza y me acosté pensando en que hacer con el gil ese.

(...)

A la tarde-noche empezaron a caer los guachos, incluído el Carlos que llegó un poco más tarde. De igual forma yo no quería estar ahí adentro, así que agarré a Carlos y me lo llevé para afuera a caminar un rato.

— ¿Cómo hici'te para escapa' de la cárcel esa? —pregunté sonriendole—.

— Pedí permiso. —Carlos se metió las manos en los bolsillos. Sabía que me estaba mintiendo pero no lo mencioné. — ¿Esa no es la Nataly?

Miré para el lado que me señalaba y vi al Hernán reposado en el capó del auto del Jorge con la Nati al lado. Sentí una oleada de bronca cuando le vi la mano apoyada en la cintura de ella. Sin dudarlo me acerqué a ellos.

El chabón movía la mandíbula totalmente drogado. Cuando me acerqué más me apuntó con un arma que reconocí, era el fierro que el tío de Carlos le había regalado al Jorge.

— Puto de mierda. —dije y escupí al piso, él se me rió. — Ya va' a ver, gil.

Miré a Nataly una última vez, me hacía seña de que me fuera. No quería pero no le podía hacer nada al gil ese sin tener un arma, así que me fui con Carlos a seguir caminando.

DANILO  𝑓𝑡  danilo sanchez/matias recaltDonde viven las historias. Descúbrelo ahora