CUATRO

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Danilo

Entré en el depósito del Jorge con la cara distorsionada en bronca. Hacía par de días que Hernán me había amenazado. Sé también que le tendría que hacer caso a Nati y no meter al Jorge y al Cochi en esto pero no podía pasar ni un segundo más sin verla.

Caminé hasta ellos y el Cochi se me puso al lado con una mueca que ignoré, fui directo al Jorge.

— Eh, tu hermano me anda amenazando. —le dije tratando de guardarme la bronca para mí. — Todo bien con vo' pero si ese gil de mierda la sigue yo lo bajo.

— Pará enano. —el Cochi me agarró el hombro, yo lo miré. — ¿Qué te dijo?

— No me quiere ver cerca de la Nataly. Que si nos ve junto' nos boletea. —miré de vuelta al Jorge que estaba más preocupado. — Encargate porque sino lo deshago.

— ¿Todo esto por una pendeja? —se rió la guacha del Jorge—.

— Cerrá el orto, pendeja. Tranquilo enano, yo me encargo. —el Jorge se acercó a mí y me extendió la mano. — Quedate tranqui.

Yo le rechacé la mano y sonreí sarcásticamente. — Tiene el fierro que te regaló el Kiru.

Sin esperar respuesta me fui de ahí dando un portazo. Suspiré atrás de la puerta y me puse a caminar para el lado de mi casa. En el camino me crucé a Carlos que se acercó a mí con cara de preocupado y los ojos vidriosos.

Yo suspiré y lo abracé para calmarlo un poco, que masomenos funcionó.

— ¿Qué pasó?

— Le dieron dos tiros a mi tío el Kiru, está en el hospital. —me dijo, yo lo abracé más fuerte. — Fue Hernán.

Ni bien terminó la oración yo me separé un poco y le palmeé el hombro. — Anda a verlo, yo después te alcanzo.

Él asintió y se fue, cuando se alejó lo suficiente me fui a buscar al puto ese. Supuse que estaría en la plaza, solo, porque Nataly seguramente estaría con el Kiru.

Hernán estaba sentado solo como loco malo. Ni le di tiempo a pararse que saqué el arma que el Cochi me dió a escondidas hacia unos minutos.

— Hijo de puta. Ahora anda' amenazando a las mujere'.

— ¿Yo qué te dije a vo'? Chupaverga.

En mi cara era notorio mi enojo, cuando él acercó la mano a su pantalón disparé sin dudarlo mucho. La bala pasó por el hombro, él se agarró la zona gimiendo de dolor y yo salí picando antes que me viera algún conocido.

Fui derecho al hospital, guardandome bien el arma. Saludé a Segundo, al abuelo de Carlos y a Chito antes de mirar al Cochi sentado en una mesita. Nataly no estaba por ningún lado.

— En casa. —Chito me tocó el hombro y me hizo seña con la cabeza, guiñandome el ojo. — Andá paper.

Asentí y me fui. Cuando salí vi que el Jorge estaba entrando, seguro se había enterado de Hernán, por lo que solo me levantó el pulgar.

Caminé con las manos en los bolsillos de mi bermuda hasta la casa de Carlos, donde hice palmas esperando que Chila me abra. La saludé con una sonrisa y sonreí más cuando vi a la Nati sentada en el sillón con la camiseta que le regalé y viendo la tele.

Cuando me vió vino casi corriendo a abrazarme, por lo que la abracé más fuerte, pegandole la cabeza a mi pecho con la mano.

— Nadie te va a hacer nada mientras esté yo, Nati. —ella asintió como pudo y yo le di un beso en la cabeza. — Sos mi mejor amiga, no me iba a queda' de brazo' cruzado'.

— Me di cuenta. Vino Chito a contarme que le diste un tiro. —Nati se separó un poco de mí, mis brazos seguían abrazando sus hombros mientras ella abrazaba mi cintura. — No quería que agarraras un fierro, pero bueno. Lo hecho, hecho está. Igual te quiero.

— Yo má', guachita linda.

Le acaricié un poco el pelo, en señal de protección, solo para ver su sonrisa. Tenía ganas de cuidarla para toda la vida a pesar de que ni me podía cuidar a mí mismo. La rubia se separó para darme un beso en el cachete que la hizo sonrojar. Yo lo único que hice fue sonreír y pegarla de vuelta a mi pecho.

DANILO  𝑓𝑡  danilo sanchez/matias recaltDonde viven las historias. Descúbrelo ahora