CAPÍTULO 16

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I thought I'd uncovered your secrets, but turns out there's more

You adored me before

– Good Looking (Suki Waterhouse)

Necesitaba organizar la información de lo que estaba ocurriendo en mi mente, un sentimiento parecido a la impotencia de falta de control se acomuló en mi interior. Solo quedamos Lucas, Rodrigo y yo. El camino hacia el coche fue tranquilo, hablábamos de cosas sin importancia, luego yo cogía el móvil y ellos dos se contaban cosas. Hasta que volvíamos a empezar.

— ¿Entonces te llevo a tu casa, tío? – una vez sentados, Lucas le contesta que sí.

En el viaje de vuelta estuve un rato hablando en llamada con Pilar, cuyos padres la tenían obligada a limpiar su habitación hecha un desastre. Todo bajo la justificación de encontrar las cosas necesarias para llevar a la fiesta de Laia. Según ella, mereció la pena.

No estaba nerviosa hasta que me dí cuenta de lo que significaba dejar a Lucas primero en su casa. No vivimos muy lejos pero con el calor que hace no es viable ir andando hasta la mía.

Me atraía la idea de estar los dos solos, Rodrigo y yo, pero no puedo evitar sentir un poco de odio hacia la capacidad que tiene de hacer que las cosas parezcan "algo". Y luego darte cuenta, por ti misma, de que no tenían importancia para él.

Con respecto al tema de mi cumpleaños, solo se lo he contado a Pilar. Le parece algo bonito, según ella claro, pero eso no quita el hecho de que él se haya autoinvitado. Lo que me deja con la total decisión, que he tenido desde el principio de elegir sobre lo que pasará ese día.

Nada más despedirnos de Lucas al aparcar enfrente de su portal, nos quedamos durante unos segundos callados. Ninguno pronuncia ninguna palabra hasta que pienso que ya se está convirtiendo en algo ridículo, no podemos estar siempre así.

Me disponía a preguntarle por lo que íbamos a hacer cuando levanto la mirada y de repente, noto algo en el fondo de sus ojos reflejados en el retrovisor que no me pierden de vista. Es cuando me doy cuenta de que no había dicho nada porque me estaba mirando y el color de mis zapatillas granates me sube a las mejillas.

— ¿Quieres una foto? Te durará más. – creo que soy más valiente cuando ya estoy en el momento de la situación, es decir, cuando ya no puedo crear posibles escenarios y me tengo que enfrentar a la realidad. De cara. Sin mostrar miedo.

Vuelve a encender el motor, esta vez mirando a la carretera, menos mal. Lo último que quiero es terminar en el hospital por pensamientos y acciones contradictorias.

— No me vas a responder, ¿no? Así empezamos mal.

— No empezamos nada. Además, si te pidiera una foto ¿me la darías? – al notar que no le respondo sigue hablando – Una pena, yo ya tenía el marco preparado en la pared de mi habitación.

— Claro que sí. ¿Dónde vamos? — miro por la ventanilla y me doy cuenta — Tenemos que girar ahora a la derecha si queremos...

— Llegar a tu casa, lo sé. — se salta el cruce al que me refería —  Tengo planes mejores, ¿te apetece empezar con nuestro trato esta tarde?

Esa pregunta me golpea en el pecho sin previo aviso, no me esperaba que fuera en serio con respecto a ello. Sin embargo, no tengo nada que hacer esta tarde: Laia irá a recoger a nuestros hermanos, mis padres llegan mañana y ya hemos quedado para volver a vernos todos el grupo de amigos juntos.

Era la única opción. Pero en realidad, y aunque me negara a ello me atraía más que cualquier otra.

Ya sabía mi respuesta, antes incluso de que planteara la pregunta. No entendía porqué el "sí" era instantáneo. Sin embargo, sí sabía la razón de que estuviera atascado en mi garganta, quemándome por dentro.

Mientras Sea VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora