trollhunters/Stricklake Oneshots

el retrato de "adiós Walter"

Walter había tenido muchas caras; y si Janus era el dios de los Cambiantes era una pena que su tocayo sólo invocara a dos. Después de todo, los cambiantes requerían destreza de carácter.

En los incalculables años que había vivido como uno de los Impuros, había cambiado sus rostros y personalidades para engañar mejor y sobrevivir. Se podría llamarlo un experto en mantenerse con vida, entre otras habilidades. Mantener a los demás y anteponer sus necesidades... bueno... no estaba en la naturaleza de un Cambiante. Su marginación incorporó el egoísmo a todos sus destinos.

Pero no tenía tales excusas para lo que había hecho por Barbara, no era un Cambiante fresco en su carne de piedra. No, había llevado este rostro humano y evolucionado para igualarlo durante tanto tiempo que era una vergüenza para los de su especie. Sabía muy bien lo que había hecho y por qué el manto de tensión entre ellos era tan espeso como la noche.

La abuela de los Núñez y los Domzalski estaban preocupadas por sus nuevos conocimientos sobre las actividades nocturnas de sus hijos. Por lo tanto, estaban demasiado ocupados para asimilar la frialdad con la que Barbara lo había tratado y cómo él inclinó la cabeza y la aceptó.

La conversación en la sala de estar se estaba volviendo demasiado acalorada. Strickler había asistido a suficientes conferencias de padres y maestros como para saber cuándo tomar un respiro. En el momento en que dejó a sus padres, sus hombros se desplomaron y su espalda buscó apoyo en la pared que daba a la puerta del sótano. La luz de la lámpara se filtraba desde la entrada de la sala de estar hasta apenas llegar a la punta de sus bien cuidados zapatos. Se mantuvo en las sombras, siempre eran un poco de consuelo, si no para pensar, entonces para abandonar el disfraz humano.

No podía hacer ninguna de las dos cosas por el momento y no por elección propia. Todo lo que podía pensar era en los niños en una búsqueda para la que no estaban preparados en absoluto.

De nuevo.

Para una mente lógica y, sobre todo, escrutadora, Strickler se sintió cautivado por la preocupación anudada en su pecho. Incluso él mismo se convenció en algún momento de su propia crueldad.

Contrariamente a la creencia popular: Walter Strickler sí se preocupaba por Jim Lake JR. Siempre había sido su alumno favorito. Bular no había elegido poner en peligro las ambiciones de Walter con Gunmar por encima de cualquier niño mortal.

La ansiedad se retorcía como una bola rebelde en su pecho; lo mantuvo dentro y alrededor de la crisis. De lo contrario, podría seguir su instinto básico de encontrar un espacio seguro y cerrar las escotillas. Se pellizcó los ojos y se preguntó, frustrado, si había café. Quizás a Barbara no le importaría que hiciera algunos para todos ellos.

Walter echó un vistazo a su alrededor.

Ninguna Barbara en la cocina, el pasillo o la sala de estar. ¿Adónde había ido?

Un pensamiento, pero más bien una acción, echó raíces en el fondo de su mente.

No era su lugar.

Realmente no lo fue.

No debería ir a buscarla.

Una vez más, para ser un hombre tan escrupuloso e inteligente, ciertamente cometió una asombrosa cantidad de estupideces en las que se consideraba a Barbara Lake. Fue difícil decirlo. Sus pies comenzaron a moverse por sí solos. Después de mover la manija de la puerta del sótano, la luz definitivamente apareció encendida. El cuero de sus suelas bajaba los escalones para no alarmar a nadie.

Los recuerdos de una confesión equivocada a Barbara le pusieron los nervios de punta sólo para congelarse por completo al oír su voz.

"-Te dije que no puedo tomar un turno. Sé que tenemos poco personal, pero..." Se escuchó a Barbara reprimiendo un gruñido. Al mirar por encima de la barandilla, Strickler vio su cabello rojo formando un halo bajo una bombilla desnuda. Alrededor del médico había una zona de pintura con lienzos verticales. Los sujetos eran indistinguibles desde este punto de vista en las escaleras.