trollhunters/Stricklake Oneshots

un querido padre?

DanaPaola904 uvu, como prometí aquí está.

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(Aquí bárbara y strickler ya están casados olvidemos el final que hubo en la película aquí uvu)

Jim caminaba nerviosamente de un lado a otro de la cocina de la casa de los Lake. Siguió pensando y repensando cómo abordar esto y las consecuencias que seguirían.

¿Y si todo hubiera salido mal?
¿Y si Strickler hubiera dicho que no?
Estos pensamientos suyos fueron interrumpidos por el sonido de la puerta principal abriéndose. Agudizó el oído y escuchó la risa de su madre mezclada con la del hombre que una vez había sido su profesor, caminando hacia la sala de estar.
"¡Jim, estamos en casa!" exclamó Barbara, todavía medio riendo, mientras intentaba quitarse los tacones sin dejar de estar unida a su Marido.Strickler la sostuvo firme y sonrió satisfecho en un momento tan cotidiano. Los dos habían salido a una cena romántica, algo que no habían hecho desde hacía tiempo.

Había sido Jim quien lo había sugerido, con el pretexto de que así podría pasar una velada con amigos en una casa sin adultos, pero la verdad era que Toby y Claire ya hacía una hora que se habían ido.

Jim no había hecho nada más que pensar en el paquete que mantenía escondido en la cocina.

Al paquete que potencialmente cambiaría su vida.

Al paquete cuyo contenido le ponía terriblemente ansioso.

La cabeza de Jim asomó detrás de la puerta de la cocina, examinando a los dos adultos. "¿Ya en casa?" Constató con una media sonrisa.

"¿Ya? Jim, son las 11 de la noche, ¡llevamos tres horas fuera!" Strickler replicó mientras se sentaba en el sofá junto con Barbara. Tenía el cuello de la camisa desabrochado y el pelo un poco despeinado, tal vez por el cansancio.

De hecho, ahora que Jim lo miró correctamente definitivamente tenía una sonrisa cansada en su rostro. Tal vez sería mejor dejarlo para otro día para...

No. Había que hacerlo esta tarde.
Jim no sabía si tendría el coraje de hacerlo al día siguiente y, francamente, lo dudaba.
"El tiempo vuela cuando te diviertes", cantó Bárbara, aferrándose un poco a su marido, que ahora tiene un año. Strickler asintió con un murmullo y le dio un beso en la frente.

"¡Eh, ustedes dos, nada de derrames en el sofá!" Jim gimió mientras regresaba a la cocina para recuperar el paquete.

Strickler puso los ojos en blanco, pero no dejó que su sonrisa se desvaneciera. Sabía que al niño todavía le costaba aceptar el hecho de que ahora estaba con su madre, o eso pensaba.

No era difícil de entender: cada vez que él y Barbara intercambiaban un beso, un abrazo o un coqueteo, el adolescente ponía los ojos en blanco y asumía una expresión de disgusto.