12. El despertar de una banshee

3.4K 371 8
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—Lo siento —murmuré tomando asiento en la esquina más alejada del sofá.

Carlisle se había unido a nosotros hacía pocos minutos y aunque seguía muy molesta por lo que había hecho, le debía una disculpa por como lo había tratado. No necesité que nadie me lo dijera, pero era evidente en la expresión de los vampiros, incluso en la de Jacob, que esperaban esa muestra de arrepentimiento por mi parte.

Jake estaba apoyado en la pared frente a mí, manteniendo las distancias por petición propia, pero no perdía detalle de cada uno de mis movimientos, como tampoco los del doctor que me había pedido que me sentara para revisarme. Jasper se había sentado en el reposabrazos de mi derecha, pasando su brazo tras mi espalda aunque sin llegar a tocarme. El resto se había colocado lo suficiente cerca de mí para detenerme en el caso de que mi lado depredador quisiera saltar sobre los dos humanos allí presentes. ¿Me molestaba? Por supuesto. Me jodía sobremanera pero no había mucho que pudiera hacer al respecto. Incluso los lobos se habían sentado bajo el marco de la puerta para vigilar, aunque tenían el hocico tan arrugado por el olor que resultaba incluso cómico.

—No hay nada que sentir, Luha —respondió Carlisle mientras se colocaba el estetoscopio en los oídos—. No he podido oír tu corazón en estos días, ¿podrías... no sé cómo decirlo...?

—¿Activarlo?

Carlisle sonrió levemente mientras asentía, a lo que yo respondí simplemente haciendo lo que pedía.

—¿Cómo lo haces? —preguntó colocando el extremo plano sobre mi pecho—. Si puedo saberlo, claro.

—No sé cómo explicarlo.

Sentía los ojos y la atención de todos los presentes puesta en mi y eso me incomodaba sobremanera. Si, Jasper ayudaba en esa parte, pero eso no hacía que de pronto quisiera compartir con ellos, y con extraños, algo que había ocultado durante tantos años.

—Por favor.

Desvié mi atención hacia aquel punto del sofá al oír la voz de Edward. Ya, cierto, el lector de mentes. Arrugué mis labios en una mueca de fastidio, preguntándome cómo los demás podían aguantar tener a alguien 24/7 oyendo sus pensamientos. Pobre Bella, que suplicio. Si ya me resultaba complicado que mi impronta pudiera sentir hasta la última de mis emociones, que pudieran saber todo lo que pasa por mi mente... Uf, mi cuerpo se sacudió en un escalofrío que, al parecer, le resultó divertido al vampiro. Le gruñí en respuesta antes de volverme hacia el doctor que sonreía mientras profesionalmente seguía examinando mi corazón.

—Es absurdo pero, no sé, generalmente sólo tengo que pensar en ello para que pase —admití con un encogimiento de hombros—. No, mentira, sería más acertado decir que tengo que pensar que se detenga para que lo haga. Cómo si tuviera un botón que puedo pulsar para detenerlo. Es ridículo, ya lo sé, pero no sé como explicarlo mejor.

TRUE ALFA // Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora