Bat-baby

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Capítulo 6: Edward Wayne

Edward Alexander Wayne Fleck llegó a la mansión Wayne el veintitrés de diciembre en horas de la mañana, por petición de Arthur, ese día fue asignado como el de su nacimiento.

Después de conocer al bebé, Arthur se enamoró de él y con seguridad le dijo a Bruce ,en el momento que iban de regreso a casa, que ese sería su hijo. El empresario se guardo el comentario de que todos sus hijos debían tener algún pasado trágico y solo asintió con la cabeza, comenzando con los trámites de adopción al día siguiente.

Se volvió rutina que el payaso saliera de la mansión a horas del mediodía y regresara a las cuatro de la tarde para tener su hora de conversación con Bruce, en la cual aprovechaba de contarle todo lo que había hecho en su visita al orfanato. También, se volvió rutina en la mansión que Alfred comenzara a comprar cosas para bebés y ayudara a Arthur a decorar la habitación más cercana a la recámara de la pareja.

El día que se firmaron los papeles de adopción y Arthur vio a Edward entrar por la puerta del despacho de la directa en los brazos de la enfermera que lo cuidaba, fue el día más feliz de su vida. Y sus ojos se llenaron de lágrimas cuando fue dejado entre sus brazos.

Había sido una cruenta lucha, pero con mucha paciencia y amor pudieron lograr que el bebé confiara en ellos, sobretodo que su infantil cerebro creyera que no seria lastimado de nuevo.

Arthur bajó la cabeza y depósito un suave beso sobre la frente de su hijo, este solo lo veía con sus grandes ojos verdes mientras tomaba de su biberón. Hoy, Edward había cumplido cuatro meses, y a los ojo del payaso se veía tan grande que su corazón se estrujaba al verlo crecer tan rápido.

—¿Puedes quedarte más tiempo así de pequeño, por favor?— le pregunto en un susurro. Como era de esperarse el infante no respondió, pero estiro su brazo en un intento de coger con su mano el mechon de cabello verde.

El payaso soltó una baja sonrisa por lo bonito que se veía su bebé y retiró el biberón de su boca cuando estaba vacío, lo acomodo sobre su hombro y comenzó a darle un suave masaje a su espalda para que pudiese soltar los gases.

—Nana, nana, nana, nana.. ¡Bat-baby!— cantó Arthur mientras se mecía de un lado a otro sin moverse de su lugar.

—¿Estas cantándole a nuestro hijo la canción de un programa infantil sobre Batman?— una segunda voz se escuchó. Arthur se dio la vuelta y encontró a su esposo apoyado del marco de la puerta.

—¡Es divertida!— justificó el príncipe con una sonrisa.

Bruce entró a la habitación que estaba saturada con dibujos de murciélagos, desde muñecos de felpa, cobijas y hasta un mobile con un pequeño murciélago colgado boca abajo. En su momento, se rió por lo exagerada decoración para la habitación de un bebé, pero Arthur había alegado que así se acostumbraba a su otra faceta.

—Hola, Edward — saludo el empresario al tener los ojos de su hijo sobre él.

—¿Puedes hacer que se duerma? Necesito echarme un baño—Bruce asintió con la cabeza y tomó al bebé cuando su esposo se lo ofreció.

Antes de que Edward llegará a la mansión, Bruce le sugirió a Arthur que contrataran a un niñera para brindarle una ayuda mientras el bebé estaba pequeño, pero su pareja fue tajante y se nego a la idea. Por eso, ahora el hombre salía de prisa de la habitación para asearse y dejar de oler a leche y pañales sucios.

En la habitación cayó un silencio tranquilo, Bruce bajó la cabeza y se volvió a encontrar con los ojos verdes de su hijo, los cuales lo veían con curiosidad.

—Hora de dormir, Edward — dijo antes de inclinarse y besar la parte superior de la cabeza del infante. El bebé como si lo entendiera cerró los ojos y acurrucó su cuerpo contra el fornido pecho de su padre.

Bruce giró la cabeza para ver hacia la puerta de la habitación, y regresó la mirada hacia su hijo.

—Nana, nana, nana, nana... ¡Bat-baby!—cantó a la vez que caminaba por la habitación.



Fin


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