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Los chicos seguían con el rodaje, cada día me aburría más pues era siempre lo mismo pero de vez en cuando saliamos a esquiar o a tomar algo en Granada.

Era ya bastante tarde y por fin había terminado la jornada de rodaje. Solté un suspiró de cansancio cuando vi aparecer a todos los chicos dentro de la carpa al fin.

—No se de que te quejas, vos estas acá sin pasar frío todo el día— me reprendio Blas cuando vio mi cara de aburrimiento. Le sonreí en forma de disculpa.

Al fin y al cabo tenía razón.

Blas se tendió en el sofa en el que estaba sentada  apoyando la cabeza en mis piernas y estiró las suyas ocupando todo el sillon al ser tan alto.

Acaricié su pelo sin prestarle mucha atención a la vez que veía Instagram para distraerme un rato.

De repende pude sentir una intensa mirada en mí, y aunque ya sabía de quién se trataba y podría no haber mirado. Lo hice.

Alce mi vista de la pantalla del teléfono para encontrarme a un Matías con el cejo fruncido. Su mirada, al llamar mi atención al fin, paso de mi rostro a mis manos, las cuales reposaban en la cabeza de Blas.

Entonces fue mi turno de fruncirle el ceño y volver mi vista al teléfono de nuevo.

El no era nadie para ordenarme a mí que hacer y que no hacer...

Ya había pasado un rato y Blas se había largado a comer lo poco que le daban debido a su estricta dieta.

Yo que seguía en el sofá me levanté con pereza de salir al frío. Caminé a pasos lentos sin prisas de llegar al comedor. Total, al ellos comer tan poco siempre había comida de sobra para todos los de producción a todas horas.

Cuando salí de la carpa no pude evitar abrazarme a mi misma. Hacía demasiado frío.

No pude evitar preguntarme como aquellos uruguayos habían sobrevivido más de setenta días a temperaturas mucho más bajas que estas sin abrigos apenas.

Otra señal de que tenían mi completa admiración.

En el camino me cruce con Matías, intenté no prestarle mucha atención pero no lo conseguí.

Vi como se tocaba los labios con una mueca, los tenía fatal por el frío.

Tenía una vaselina en el bolsillo de mi chaqueta y por un momento me replantee el si darsela o no, luego pense que no darsela me convertiría en mala persona pues a mi no me hacía falta y a el si.

Caminé decidida hacía el a la vez que rebuscaba en mi chaqueta el bote de vaselina.

Pude ver la mirada de confusión que ponía el chico al verme pero la ignore.

—Toma, creo que te hace falta— le dije tendiendole la vaselina. El la miro unos momentos como si estuviera pensando en si debía aceptarla o no.

Luego estiró su mano hacía mi palma, donde descansaba el tarrito. Cuando fue a cogerlo sus dedos rozaron mi mano provocandome un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo.

No pude evitar perderme en sus ojos, como ya era costumbre cada vez que le miraba, el hizo lo mismo y nos quedamos así unos minutos.

—Gracias— me agradeció él haciendo un intento de sonrisa provocando así la mía.

Seguiamos perdidos en la mirada del otro cuando unas pisadas rápidas seguidas de una muchacha tirandose encima de Matías hicieron que volviera a la realidad.

Di unos pasos hacía atrás para poder ver bien la escena, la chica era muy parecida a el, y ahora mismo le estaba comiendo la boca. Malena. Su novia.

Abri y cerre la boca un par de veces sin saber muy bien que hacer. Y entonces, como si la chica se hubiera dado cuenta de mi presencia, se giro hacía mi y me miro con una sonrisa no muy amable a mi parecer.

—Buenas soy Malena— se presentó ella, yo no pude decirla nada, era como si las palabras se hubieran esfumado de mi mente, como si hubiese perdido la capacidad de hablar.

—Tengo que irme... quedate la vaselina, te hace más falta a ti que a mi— dije en un susurró cuando hube recuperado la capacidad de hablar.

El chico asintió mientras que su cabeza se torcia hacía un lado y sus ojos perdían todo su brillo.

Di una última mirada a la pareja para girar y hechar a andar más deprisa de lo normal hacía el hotel.

No pude evitarlo pero las lágrimas empezaron a amenazar con salir y no entendía el porque, el y yo no eramos nada, ni siquiera nos habíamos besado.

Y yo sabía que el tenía novia, lo sabía y a pesar de todo seguí pensando en el.

¿Por qué me afectaba tanto? al fin y al cabo era su novia.

"Porque estas enamorada de el" dijo una vocecilla en mi mente.

Ya veía el hotel, estaba a pocos pasos, heche a correr. No podía estar enamorada de el. No me merecía sufrir.

Subí a toda prisa las escaleras, no quería esperar el ascensor.

Mis lágrimas corrían libremente cuando alcance por fin mi habitación.

Abri la puerta con brusquedad para lazarme a la cama a llorar.

¿Por que tenía que haberme enamorado de el entre todos?.

¿No podía haber sido otro que me pusiese las cosas más faciles?.

Sin poder evitarlo solté un sollozo, y otro y luego otro. Y así me pase toda la noche. Llorando como una niña pequeña a la que sus padres habían regañado por sacar malas notas.

No me parecía justo, el chico me confundía mucho, había veces. Cuando casi me besa o cuando se me quedaba mirando de esa manera, que parecía que me quería. Pero luego aparecía con su novia tan tranquilo.

¿Si me quisiera dejaría a su novia verdad?. Era lo más lógico asique mentalize en mi cabeza una cosa.

No me quería.

Mis sentimientos hacía el eran no correspondidos y, como tal, debía dejarlo ir.

Nunca había sido la clase de personas que provocaban problemas, y menos en una relación.

Y entre llantos, me acabe quedando dormida, pensando en mi desgracia al haber quedado enamorada de Matías Recalt...

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Buenooo, hasta aquí el capítulo de hoy. Quería introducir a Malena a la historia.

Vuelvo a aclarar de que no tengo nada en contra de ella y que solo es contenido.

No olvideis votar y comentaar.

Besoos💋

VENENO~Matías RecaltDonde viven las historias. Descúbrelo ahora