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Le había pedido a Juan que me dejase descansar hoy, que me encontraba mal.

Al final no era una mentira, me encontraba fatal, pero no por un costipado ni nada de eso. Si no por todo lo que paso ayer y esta madrugada.

Alba se tuvo que ir a las 7 para emoezar a maquillar a los chicos y yo me fui a mi habitación a descansar.

No sabía que hacer, al final las amenazas de Malena no fueron tan malas pero lo que me hizo sentir. Aquellos temores que tenía tan encerrados en lo profundo de mi mente, salieron a flote de nuevo con ella.

Luego estaba Matías a quién decía que odiaba. Aunque, despues de pasar toda la mañana sola en su habitación. Tumbada en su cama a solas con sus pensamientos. Se dio cuenta de que no le odiaba, de que no podría odiarle a pesar de todo.

Paso la mañana encerrada, al igual que la hora de comer, la tarde y cuando pensaba que la hora de la cena también la pasaría encerrada en mi habitación alguien toco a la puerta.

-No estoy- grité a quien quiera que fuese.

-Dale wacha no te podes pasar el día encerrada- dijo Juani desde el otro lado de la puerta. Solte un bufido y me levante de la cama para ir a abrirle.

Me le encontré con una bandeja de comida en la mano.

-Se que no comiste hoy- fue lo único que dijo antes de pasar y sentarse en mi cama- Fran se puso malo y no quería pegarte nada- explicó el. Yo solo asentí y me sente a su lado.

-¿Quieres ver algo en la tele?- pregunté mientras cogía el mando y la encendía.

-Pone lo que queras- respondió el encogiendose de hombros.

Puse los dibujos animados al no haber nada interesante para ver, y así nos pasamos la noche. Viendo las películas que Disney Channel empezó a reproducir a la vez que yo comía mi cena.

He de decir que me lo pase bien con el chico. Era bastante gracioso y me ánimo un poco el horrible día que había tenido.

Al final, no se en que momento acabé dormida, y cuando me desperté Juani ya no estaba.

Mire la hora en mi reloj y solte un bufido al ver que ya eran casi las 10, debería de estar grabando alguna escena.

Supe que ya no iba a colar más el rollo de estar enferma asique me arreglé y salí por fin de mi habitación.

Caminé por el pasillo desierto del hotel. Al estar tan arriba mi habitación nunca solía haber nadie.

Salí a desayunar algo pero me encontré con que el comedor estaba cerrado.

Volví a mi habitación apenada. Yo que pensaba que trabajar en este proyecto iba a ser una experiencia extraordinaria.

Ya estaba subida en el ascensor esperando a que se cerrasen las puertas cuando una mano hizo que se detuvieran y volvieran a abrise.

Me quede helada cuando Matías entró al ascensor, se puso a mi lado y no dijo ni una palabra. Se le veía ansioso.

Le iba a preguntar que porque no estaba grabando pero me acorde de todo lo que había pasado la otra noche y volví a cerrar mi boca.

Era el silencio más incómodo de mi vida.
Yo simplemente miraba al suelo para no tener que verlo pero podía sentir como me observaba.

Pronto el ascensor se paro en su planta y abrió sus puertas para que saliera.
Justo cuando se cerraban las puertas y pensaba que se iba a largar sin decir pañabra alguna, un murmullo se escapó de sus labios.

-No sabía nada- fue un susurro, algo apenas audible. Pero lo escuche, lo escuche y eso me dejo paralizada.

El no había estado enterado de nada de lo que había hecho Malena.

Trage saliva a la vez que el ascensor se volvía a abrir, esta vez en mi planta.

Caminé despacio hasta mi habitación, la cabeza me daba vueltas, creo que me estaba mareando.

Me agarré a la pared, los latidos me iban más deprisa de lo normal.

Solté un sollozo, me estaba dando un ataque de nervios.

No me daba uno desde que tenía diecinueve años, cuando me independice.

Me senté en el suelo a la vez que hiperventilaba. Llevé mis manos temblorosas a mi cabeza.
Tenía que controlarme.

Empecé a trabajar en mis respiraciones.

Respiro, inspiro.
Respiro, inspiro.
Respiro, inspiro.

Después de un rato pude volver a respirar normal de nuevo.

Cuando estuve segura de que podía caminar sin tabalearme me levanté del suelo.

Mis rodillas temblaban al igual que mis manos.

Llegué a mi habitación a duras penas.

Cuando me tumbe en mi cama supe una cosa. No iba a aguantar mucho más aquí, aunque me doliese porque era el trabajo perfecto.

Me estaba consumiendo, me estaba matando lentamente.

Desde hacía más de tres años no me habían temblado las manos así, desde hacía más de tres años no me había dado un ataque de ansiedad.

Estar aquí me estaba haciendo mal, y no se debería estar en un sitio que te afectaba para mal, ¿no?.

Después de estar casi dos años en terapia había aprendido muchas cosas y sabía que debería alejarme de Matías, de todo esto, si quería sanar.

Pero me costaba porque había algo dentro de mí que lo queria, que queria probar sus labios, quería probar como se sentía estar con el.

Aunque estuviese mal pues me hacía daño. Había algo que no lo dejaba marchar.

Una lágrima se escapo por mi mejilla.

¿Qué había hecho para que esto me pasase a mí?

Después de pensar un rato supe que no debía deprimirme así, en estos casos era lo peor, ya tenía experiencia con eso.

Me levanté con pocos animos de mi cama y me fui a la habitación de Blas. Con suerte el estaba aquí porque sus escenas ya habían finalizado y no tenía que subir a la sierra a grabar.

El me acogió con gusto en su habitaciónsin preguntarme mucho sobre el tema para que no me deprimiese más y nos pasamos todo el día viendo series en Netflix, olvidandome por un rato de todos mis problemas...

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Bueno, hasta aquí el capítulo 12, la verdad es que estos últimos parrafos me han parecido un poco innecesarios y que no pegan mucho con la situación pero no sabía como meter relleno y que no quedase tan corto el cap.

No olvideis comentar y votar.

Besos💋💋

VENENO~Matías RecaltDonde viven las historias. Descúbrelo ahora