Dos destinos.

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Llegamos a su casa y al entrar tenía una mesa con un mantel blanco fino hasta el suelo, dos platos, dos copas y una que otra vela encima, yo lo miré y le di un beso suave en la comisura de los labios.
—te mereces esto y mucho más, bonita.

Comimos y hablamos sobre nuestras cosas, creo que eso me gustaba de nuestra relación, era pura y sincera, la confianza jamás se había ido después de que nos habíamos declarado los dos, entonces no había incomodidad y todo fluía.

Después nos sentamos juntos en el largo sillón que tenía en su sala, él propuso ver una película, aunque en verdad lo último que hicimos fue eso, de vez en jungkook estaba encima de mi y nos dábamos uno que otro beso, me regaló un peluche y me hizo miles de mini caprichos más hasta que dieron las diez.

—quería pasar la noche aquí, kook.— dije triste con mi mirada mirando al suelo.— te prometo que la próxima vez
Me interrumpió.

—bonita, podemos pasar 5 minutos juntos y a mí me basta con verte un pequeño tiempo.—me dio un beso en la frente.— vamos que se hace tarde.

Me gustaba estar con jungkook, me relajaba estar con el, irradiaba tranquilidad y, vamos, iba casi toda la semana al gimnasio y esa espalda me encantaba, esa espalda que en tantas ocasiones tuvo marcas de mis uñas, ese abdomen que, dios mío.
Moría por él y él moría por mi, como debe ser.

Llegamos, me baje de su moto y le entregué el casco.
—gracias por todo.— alce el peluche— sobre todo por esto, dormiré con él.
Me dió un beso tierno y lento, no nos queríamos separar, me dolía dejarlo, aunque sabía que de alguna u otra forma iba a verlo mañana.
—mereces esto y mucho más, bonita.
Me miró hasta que entre a mi casa, escuché su moto alejarse, sonriendo con mi mirada hacia abajo mientras me apoyaba en la puerta principal.

Mire hacia arriba divisando una silueta sentada en el sillón, mi hermano.
—diez y media.— dijo serio mirándome a los ojos, luego movió su mirada hasta mi peluche y una que otra carta que me regaló mi novio.
—lo siento, se me hizo un poco tarde.
—¿y eso?
Lo interrumpí antes de que tomara mi peluche.
—me lo regaló mi novio, jungkook.— aclare rápido, él me miro sorprendido, poco a poco fue frunciendo el ceño y su rostro se llenó de ¿rabia? ¿Decepción? No se la verdad.
—¿jungkook? ¿Mi mejor amigo?
—sí.

Nunca lo había visto así, enojadísimo.

—¿me estás diciendo que todas las veces que supuestamente ibas a hacer la tarea, en realidad mi mejor amigo estaba follandote?
Sí.
—vamos, no es una manera de decirlo.
—¿sabes que él se va a aburrir de ti y te va dejar, cierto? ¿Lo tienes muy claro?
Ya empezaba a gritarme y yo me sentía tan minúscula al lado de él, era mi hermano mayor y jamás me había hablado así en toda mi vida.

—él no es así, vamos dale una oportunidad.
—NO.— dijo gritándome, luego me arrebató una de las cartas que escribió kook que tenía en mi mano.
—todas estas promesas que él jura cumplir jamás lo hará— agarró la pequeña y diminuta carta con las dos manos y la rompió, todas esas palabras las hizo añicos, al igual que mi corazón— porque de esta manera vas a ver sus promesas, rotas y todas en el piso, sin ningún valor.

Me arrodillé ante él y levanté los pedazos de hoja blanca esparcidos en el suelo con impotencia, con mucha impotencia.
—eres un estúpido, kim.
lo llame por su apellido, tenía rabia y como él se estaba comportando no merecía llamarlo hermano.
Sin más abrí la puerta y salí de ahí, era invierno y estaba lloviendo, llamé a jungkook, una, dos y tres veces, pero nada.

Decidí correr hacia su casa que tampoco estaba tan lejos de la mía, necesitaba calmar el ambiente, aunque sabía perfectamente que con mi huida de último momento no iba a ser así.

Llegué a su casa, esa casa color oscuro y di tres golpes secos. Luego de unos minutos salió él, tan perfecto como siempre, me miró de arriba hacia abajo sorprendido, estaba toda empapada, era un desastre en ese momento, de seguro tenía todo el maquillaje corrido.

—mi hermano— dije con la voz quebrada.— mi hermano, kook.

Me abrazó y yo me largué a llorar en su pecho mientras él me consolaba dándome palmadas en la espalda, entramos aún abrazándonos y él cerró la puerta.
—vamos a secarte, pequeña.

Me pasó unas prendas de ropa suyas y cuidadosamente me secó el cabello, porque era su seda.
Aún seguía la pena en mi garganta, lo que más quería era el apoyo de la única persona que amo más que a nada, a mi familia, y no la tenía.
—tranquila, belleza. Todo va a estar bien.— dijo apagando el secador y dejándolo a un lado— hablaré con él, déjame hacerlo.
—No, él debe de entender que ya no soy una niña pequeña, sé lo que quiero.

Jungkook

Después de secarle su cabello la dejé en mi cama, estuve unos momentos con ella hasta que se durmió, luego el ruido del teléfono vibrando me despertó, como suponía, Kim.

Me levante muy despacio para no hacer ruido, fui a la terraza y apreté el botón verde.
—¿estás con ella? ¿Verdad?
—sí.
—¿porque no me lo dijiste, joder? ¿Porqué?

No dije nada porque ni siquiera yo sabía bien la respuesta.

—¡contesta!
—no lo sé, juro que no sé.
—dios.— se escuchó un suspiro— sabes que quiere renunciar a todo por ti, ¿verdad? No quiere ir a la universidad por estar contigo.

Mientras me iba relatando todo, más me ponía en duda si lo que estaba haciendo estaba bien. Carajo, sentía que la estaba obligando a dejar sus sueños por mi y eso era lo último que quería. Yo ya había vivido, había salido, había hecho de todo, ¿pero ella? Recién estaba empezando su vida, no quería amarrarla de esta manera a mí.
Tal vez era egoísta quererla y dolía, porque de verdad la quería y quería lo mejor para ella, aunque no fuera conmigo a su lado.

Think I need someone olderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora