11☆Tormenta☆

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Intento calmarme antes de ingresar en mi casa pero se perfectamente que no va a funcionarme, con lo poco que conozco a Eda se lo suficiente como para predecir lo que ha cambiado en mi casa y eso asusta. Cuando abro la puerta Sirius prácticamente me ignora para irse contra ella e intento ignorar lo celoso que me siento de que me haya cambiado asique murmuró un cais inaudible "traidor" y me decido a encender las luces.

Mi sala en un principio se ve normal de no ser por la cantidad de almohadones coloridos, los nuevos portaretratos y un montón de detalles que aunque serían imperceptibles yo los noto, su aroma esta por todas partes y se que es porque ha osado la tarde aquí, ha respetado casi todo pero aun así se nota su mano y yo intento no desmayarme.

Me muevo a la habitación seguido por una Eda en silencio, algo extraño por cierto, y veo que ha dejado un mini camisón con el cual podría infartarme sin problema y algunas cosas más. Si yo entrara aquí aquí saber diría que vivimos juntos hace años.

—Pueded organizar algo de tu ropa en el armario, procura no tocar el mio ¿bien?

—Si.

El baño tiene su cepillo y varios productos de limpieza, asique para cuando me volteó me doy cuenta lo que será mi vida en los próximos meses e intento llevar las cosas en paz asique en un amago de sonrisa le señaló la sala.

—Haré café así seguimos trabajando.

Aprovecho a preparar el café en la cocina de afuera aunque podría hacerlo fácilmente en la cafetera de casa pero me permito tomar aire. Mientras espero noto que Sirius esta sentado junto a Eda en la sala y le hago una seña llamándolo, cuando se acerca me agacho a su altura y le rasco un poco la barriga.

—Eres terrible Sirius, la prefieres a ella eh, tampoco te culpo amigo.

Me levanto para servir el café y el vuelve a irse junto a Eda, no demoro en llevarle una taza y para cuando me siento a su lado noto que ha avanzado demasiado el jardín del hotel, tiene una mano explendida que se ve reflejada en cada detalle, como have un armonía entre la zona gris de estructuras y lo verde de las plantas, juega con las flores. Sabe perfectamente que planta colocar y eso es lo increíble.

—Creo que aquí un cantero de flores podría obstruir el camino, quizás deberías moverlo—señaló cuando noto un detalle.

—Quizás ¿donde debo moverlo?

Le doy unas pautas y al final tomo su mano para guiarla en el formato que quiero hasta lograr un cantero en forma de L con las plantas adecuadas y la suelto para que siga. Siento su mirada sobre la mía y me pregunto si abra sentido la misma electricidad que yo cuando tome su mano. Quitando esos pensamientos de mi cabeza sigo del otro lado con el plano y para las dos de la mañana ya tenemos todo listo, hemos puesto más de cincuenta horas en esto para poder presentarlo y tener el visto bueno y empezar a construir.

—Creo que podemos terminar aquí, mañana lo presentaremos y el señor Fickret decidirá.

—Si me parece bien—me sonríe mientras guarda sus lápices.

—Quería preguntarte algo—suelto porfin—tu tía dijo algo sobre que me admirabas ¿seguías mi trabajo?

—Ay Serkan, llevo dos semanas preguntándote si te gusta mi trabajo y ni siquiera me has dicho si o no ¿Qué te hace pensar que voy a decírtelo?

Eda me da la espalda y la observo pasmado mientras guarda sus cosas, se que tiene razón, soy un cobarde y no me he atrevido a decirle que sus trabajos son los mejores que he visto, pero me conozco a mi mismo, al final las personas terminan abandonando o deciden que soy invisible, como mi propio padre. Asique no puedo contar con Eda en el futuro porque sé que no va a soportarme.

—Dormiré en el sofá, estaremos dos meses entonces, puedes utilizar la ducha y lo que quieras ¿si?

Voy a mi habitación y busco algo de ropa cómoda para cambiarme, me doy una ducha rápida y tras buscar almohadas y una manta me voy al sofá, me encantaría tener una habitación de invitados pero no la creía necesaria, no pensaba en esto sin dudas.

—Buenas noches Eda Yildiz—susurró pasando por su lado.

—Buenas noches Serkan Bolat.

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Me refriego los ojos para notar lo que me ha despertado, es Sirius que se ha acurrucado a mi lado y cada tanto suelta algún sollozo, tomo mi celular para darme cuenta que son las cuatro de la mañana y una lluvia torrencial esta cayendo.

—¿Qué pasa Sirius? Es solo una tormenta.

Un resplandor ilumina las ventanas y luego siento el estruendo rompiendo sobre el cielo, quiero vovler a dormirme pero entonces me percato de algo, no vivo solo y precisamente convivo con Eda e inevitablemente me lleva a la conversación de unos días atrás.

"—¿Qué haces despierta a estas horas?

—No podía dormir, le temo a las tormentas.

—No me lo habría imaginado "

Salgo del sofá con Sirius siguiéndome hasta mi habitación, noto que la lámpara de noche está encendida y abro la puerta con cuidado, me encuentro a una Eda asustada en mi cama, esta sentada y tiene las rodillas contra su pecho, noto su rostro pálido asique no dudo en acercarme a ella con cuidado.

—Eda, hey, todos esta bien.

Me siento a su lado en la cama y mi querido perro guardián se sube también para recostarse a sus pies, Eda levanta su rostro de entre sus brazos y llevo mis manos hacia su rostro para quitar el cabello que cae sobre el mismo. Otro estruendo resuena y ella se pega a mi cuerpo, no me molesta que lo haga asique paso mi brazo sobre sus hombros hasta que su respiración se normaliza.

—Lo siento—murmura—le temo a las tormentas y...

—Lo se, me lo dijiste cuando hablamos por llamada ¿Quieres contarme?

—No estoy lista—niega levemente—¿Podrías leerme como esa vez?porfavor

No puedo dejar d eobswrvar su rostro, es verdaderamente preciosa, intento reprimirme pero jamás habianestado tan cerca para observarla, sus grandes ojos expresivos llenos de largas pestañas, la forma perfecta de su nariz y los oyuelos que adornan sus mejillas. M eobligo a quitar la vista de s rostro y estiro mi mano para rebuscar en mi mesa de noche otra edición del principito.

Busco algún capitulo al azar y comienzo a leérselo, sigue sobresaltandose en mis brazos con cada estruendo pero parece más tranquila, ha estirado sus piernas y Sirius descansa sobre ellas, yo me he recostado un poco más y la siento sobre mi pecho.

Leo una de mis frases favoritas y creo que es la razón por la cual escogí este capítulo para leer "Es una locura odiar a todas las rosas porque una te pinchó. Renunciar a todos tus sueños porque uno de ellos no se realizó"

Dejo el libro a un lado y me doy cuenta que Eda descansa sobre mi, no estoy acostumbrado a dormir con nadie porque nunca lo he necesitado y tampoco se como podrían llegar a reaccionar si alguna pesadilla llega a resurgir, en los últimos años eh logrado controlarlas lo suficiente, pero no quiero tenerlas frente a Eda.

Me paso treinta minutos mirando al techo evitando observarla hasta que decido acomodarme a su lado, su mano derecha descansa en mi pecho mientras que mi brazo izquierda la tiene sujeta por la cintura, estamos frente a frente y me sorprende que no me moleste nuestras respiraciones mezclándose, es por eso que me toma algunos pocos minutos caer rendido a su lado.

A veces uno quiere evitarlo, esta preparado para tomar sus propias decisiones, pero llegan personas como Eda que cambian tu rumbo de una manera tan sencilla y llegan para quedarse.

Love in the stars [Edser]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora