la culpa se la iba a terminar tragando.

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Miéntele a cualquiera y con el tiempo te perdonara, miénteme a mí y dudare de ti toda mi vida.

-Astra-

El mundo se había paralizado ¿Dónde demonios estaban? No importaba realmente. Lo único que importaba eran los labios de su alfa en su cuello marcándola como suya, sentía los dientes raspar la superficie y luego hundirse unos cuantos centímetros, su posesividad sobre su piel hacía que se estremeciera.


—¡Dios! Orión— Ese grito penetro hasta el fondo del Alfa haciéndolo gruñir.


Orión abrió con agilidad la puerta de su casa, sus instintos no se equivocaban nunca, quería llevarla a hogar , aún sin ver nada el aroma de su Omega lo guiaba hasta su nido, ella había estado allí y algo dentro de el gruño con satisfacción dándose cuenta por unos minutos de lo que lo rodeaba, su Omega había decorado todo a su alrededor como el primer nido que hizo para él. 


Astra inflo su pecho con felicidad y orgullo.


Las cortinas blancas ahora eran acompañadas por rojas mas oscuras, cojines cubiertos de seda negra y rojos de gamuza llenaban los espacios alrededor de su cama, había varias prendas de el cerca y un resto de almizcle activo, su Omega había estado allí impregnando su olor en cada tela, satisfaciéndose a si misma pensando en él.


—Haz sido una zorra muy descarada, tocándote mientras yo no estaba— La sostuvo del cuello fuertemente, observando sus mejillas colorarse de la presión— Solo por eso voy ha castigarte— Su voz iba cargada de una agresividad mortal.


Phoebe sintió como la aventaba contra la cama y como su culo reboto dolorosamente contra esta, su cuello resentía el apretón pero ella lo ofreció para él con una sonrisa de suficiencia ¿Crees que eso me va a romper? insinuaban sus actos.


el mayor la tomo del cuello con más fuerzas, sus gruesos dedos iban a dejar una deliciosa marca que ella podría presumir luego, se trepo sobre ella colándose entre sus piernas abriéndolas con propiedad.


—Castígame Alfa—grazno con desafío y un toque de burla, no sabía en lo que se estaba metiendo.


¿Estaba suplicándole? ¿Provocándolo? No lo sabía con exactitud el mayor pero algo dentro de el hizo un click glorioso.


Las garras de Astra se hicieron presentes y las deslizo por el cuello hasta su escote dejando un enorme rasmillón, ardía pero contrario al disgusto que debió tener el ardor se mezclo con un delicioso placer. ¡Crash! y todo lo que tenía en su parte superior estaba hecho pedazos en segundos.


Astra veía las pequeñas gotas de sangre que provocaron sus garras disfrutándolas olía a puta gloria la sangre de su presa.


Sus pezones estaban allí pidiendo ser torturados, rosados, hinchados tan jodidamente necesitados. El mayor los tomo entre sus dedos; tirando. Phoebe cerro sus ojos arqueando su espalda, su coño palpitaba y la bruma la estaba haciendo desesperarse veía pequeños puntos blancos y negros cada tanto del deseo.


—Deberías ser mas cuidadosa con lo que pides— entonces le rozo con su garra el borde de este, rompiéndolo un poco y luego poniendo su boca alrededor chupando la pequeña gota de sangre. Era deliciosa, su sangre era malditamente deliciosa. ¿Cómo podría resistirse ahora a no hacerla sangrar para él? La respuesta estaba allí no lo haría, no iba a resistirse.

Un zorro para un loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora