Precipicio.

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Éramos un triangulo, éramos un cuarteto, éramos ellos, yo y mi hipocresía.


La llamada con su abuela no había salido del todo bien, las mentiras se filtraron en toda la conversación ¿un viaje? ¿Despejarse? Aeelen no se comió ninguna de sus palabras, sin embargo le dejo en claro que la amaba mucho, que entendía sus responsabilidades y que estaría allí para recibir la historia real y completa cuando ella estuviera lista. Quitando esa culpa arremolinada en su estomago, hacer maletas fue un total desastre, no tenia ropa de frio, Orión le dijo que le compraría mas cosas en cuanto llegaran porque el frio estaba amenazando con volverse cada vez mas fuerte y ahora, bueno ahora iba en una jeep que parecía estar blindada, lo cual contrario a tranquilizarla le ponía los nervios de punta ¿Por qué necesitaban ir en un jeep así? El camino estaba siendo largo, tenia a una enojada Baharí en el asiento de al lado, Darren de copiloto y Orión conduciendo, ambos alfas habían peleado casi hasta los empujones por quien iría adelante junto a su mujer pero llegaron a la conclusión que estarían mas seguras atrás, mientras uno miraba los retrovisores y el otro conducía. y luego, luego por supuesto estaba Milo.

La aparición del rubio la había sacado de su zona de confort, la mantenía sudando, nerviosa. Su olor se estaba volviendo cada vez mas dulce para ella, nunca se había percatado de lo delicioso que olía, no de manera sexual claro esta, pero algo dentro de ella le gritaba que se acurrucara contra el y le asustaba, muchísimo, tomando en cuenta que este cuando llego estaba destinado al auto de Ashton y Oliver, junto con un puñado de otros cuatro hombres que la Omega desconocía y un muy enfadado Orión e infantil por supuesto había dicho "Darren dile a Milo que ira con nosotros, necesito que un tercero cuide de las chicas" teniéndolo justo delante y sabiendo que este escuchaba había vuelto todo, muy tenso.

Phoebe miro en dirección a Darren, tenia la vista fija en el retrovisor y este, sorpresivamente no apuntaba a otra mas que la mujer sentada a su lado. Pfff que gran guardia entonces miro a Orión, solo podía observar las manos de este apretar el volante, respirar profundamente de a momentos y sentirlo, sentir por el vinculo su meticulosidad, estaba preocupado y estaba yendo con un alarmante cuidado. Miraba todos sus espejos cada tanto y volvía a apretar, entonces miro unos segundos al rubio a su lado. Estaba cubriendo su nariz y su boca, mirando por la ventana como si ver arboles a medida que avanzaban cada vez mas desnudos fuera la cosa mas interesante. Sus piernas, estas estaban rozándose una a la otra, el después de todo era un hombre grande y ellas mujeres curvilíneas de prominentes caderas.

Maldito rubio, ningún beta puede oler tan bien.

Entonces el espacio del incomodo silencio se lleno de un estruendo— ¿Eso fue tu estomago?— La pregunta voló hasta la omega, haciéndola sonrojarse.

Phoebe había vomitado todo lo que había comido, puré, pollo, pastel y luego no había habido tiempo para ponerse a pensar en comer algo. Eso sumado a las cuatro horas que tenían en carretera pues si, le había abierto el apetito.

—No... No importa, puedo esperar a llegar—se apresuró a aclarar.

Orión se debatía, había una gasolinera cercana podía parar a comprar algo, también Astra le rugía que debía salir y cazar para ella, tanto que le picaba la piel por dejarlo salir pero no podía, seria dejarla y ponerla en peligro. Podía aguantar un par de horas hasta llegar se convenció.

—¿Segura que puedes aguantar amor?—la pregunta había salido casi a regañadientes de Orión, se sentía un mal alfa por no proveer.

Milo quería golpearlo, si definitivamente. ¿Cómo seria tan idiota como para dejar a la mujer pasar hambre? El había escuchado su estomago moverse la ultima hora y el auto control le fallo.

Un zorro para un loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora