Capítulo XI

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-¿Piensas decirle algo a Anne ahora que ya lo tenemos claro todo?

-No. -Se pasó la mano por la cabeza, como si hablar de Anne le hubiese provocado molestias.

Permanecimos en silencio contemplando la ciudad de París, repleta de gente. Algunas farolas comenzaban a encenderse, lo que creaba un ambiente agradable.

-Bella, por favor, no le digas nada a Anne. -Juntó las manos a modo de súplica.

-¿A qué viene eso? ¿Acaso me tomas por chivata?

Negó mientras se reía.

-Yo que sé, parecéis muy amigas.

-¿Anne y yo? ¿Estás de broma? Desde el primer día me cayó mal. Aún me cae un poco mal. Tú eres el que me caía bien a pesar de que me secuestraste.

Volvió a reírse. A continuación rodeó mi cintura con su brazo, pegándome a su cuerpo.

Flashback/ Narrador en tercera persona.

Anne estaba secándose el pelo cuando oyó la voz de Harry. Había dicho algo de la noche. Parecía estar hablando con Bella.

Al cabo de tres minutos se aseguró de que su melena rubia ya estaba seca y salió del baño. Miró a su alrededor, ni rastro de Harry y Bella. Entonces se percató de que estaban en la terraza hablando. Y se temió lo que pudiese pasar. Les había dejado mucho tiempo solos, quizá demasiado. ¿Y si habían vuelto a besarse?

Se acercó a ellos dispuesta a impedir lo que ya se veía venir. Si aparecía no serían capaces de hacerlo, así que agarró el manillar de la puerta al mismo tiempo que los labios de Harry se juntaron con los de Bella.

-Mierda... -Dijo en un susurro para que no se percatasen de su presencia.

La ira y los celos se apoderaron de ella. Pero no pensaba intervenir. Por mucho que quisiese a Harry, si él prefería a Bella no le quedaba más remedio que rendirse.

Narra Bella.

Sumidos en el murmullo de la ciudad, Harry y yo disfrutábamos de la compañía del otro. Apoyada en su hombro, me di cuenta de que había hecho lo correcto al decidir que éramos simples amigos. Además, estar a su lado me hacía sentirme segura.

-Creo que va siendo hora de...comer, ¿no?

Se rió y me miró.

-¿Tienes hambre? Son las nueve menos cuarto.

-Me da igual. Además, si seguimos aquí, Anne nos va a ver. ¿Pedimos una pizza?

Y así fue, pedimos una pizza con peperonni que degustamos los tres sentados en el sofá. Anne estaba apagada. La tensión entre ella y nosotros dos era evidente, tanto que empecé a sospechar que nos hubiera visto. Pero aun así no era motivo para estar como estaba ella.

Cuando terminé de comer mi parte, me limpié las manos con una servilleta y contemplé a Anne. Tenía la mirada perdida mientras masticaba un trozo de pizza, indispuesta a hablar con nosotros. De repente dejó caer la corteza de su trozo en el plato lleno de migajas y se levantó agarrando su plato con la mano. Desapareció por el pasillo en dirección a la cocina.

La mirada de Harry y la mía de cruzaron automáticamente. Ninguno de los dos comprendía nada de lo ocurrido.

-No le des importancia, no es la primera depresión de Anne. -Recogió las migajas que habían caído en la mesa.- Se le pasará en una semana o menos.

Sin Final ©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora